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Sevilla, el punto y final de la fuga más larga de El Lute

El pasado 2 de junio se cumplieron 40 años de la detención de Eleuterio Sánchez «El Lute» en la barriada de Juan XXIII

Sevilla, el punto y final de la fuga más larga de El Lute abc

c. a.

«Ahora vas a descansar, Eleuterio», dijo un policía que había tomado parte en la detención de «El Lute» el 2 de junio de 1973 en Sevilla; a lo que le respondió el «quinqui» –como se referían al delincuente en las crónicas de la época–: «¿Sabe usted que tiene razón? Ya estaba siendo esto demasiada lucha. Ya me encontraba cansado». Eran las ocho menos cuarto de la tarde de ese 2 de junio cuando Eleuterio Sánchez, alías «El Lute», era detenido junto a su hermano Manuel «El Lolo» tras dos años y medio de fuga, en la barriada sevillana Juan XXIII. Se ponía fin así a ocho años de fechorías que tuvieron en vilo a todos los españoles durante los años 60 y 70.

Eleuterio Sánchez Rodríguez (Salamanca, abril 1942) antes de ser el famoso Lute, fue conocido por ser un habilidoso ladrón de gallinas, por lo que fue apresado en 1962. Era la primera vez que Eleuterio pisaba una prisión, en esta ocasión, durante unos meses en la de Badajoz. Dos años más tarde, y tras mudarse a Madrid con Consuelo García «La Chelo», su mujer por aquellos entonces, volvía a ser encarcelado, aunque por poco tiempo, por robo de cobre. No sería hasta en 1965 cuando El Lute pasaría a estar en boca de todos. El 28 de mayo de ese año, con otros dos compañeros, atracaba una joyería de la calle Bravo Murillo de Madrid. El botín entre joyas y dinero sustraído: 500.000 de las añoradas pesetas. Las víctimas: un vigilante de seguridad que resultó muerto durante el atraco y una niña, varios días después, al intentar detener a El Lute y uno de sus secuaces. Sólo lograron apresar a El Lute.

Por estos hechos, un Consejo de Guerra condena a muerte a Eleuterio Sánchez, pena que más tarde le sería conmutada por 30 años de reclusión.

Las fugas de El Lute

Comenzaría en ese momento una lucha incesante por salir de prisión a toda costa. El penal de Dueso, en Santander, sería el punto de partida. El 2 de junio de 1966, cuando era trasladado desde Dueso a Madrid para testificar contra uno de sus compañeros por el asesinato de la niña, logró huir esposado, lanzándose del tren en marcha –que circulaba a 70 kilómetros por hora–. Herido, cruzó a nado el canal de Castilla y recorrió 170 kilómetros hasta que, doce días más tarde, fue detenido por una pareja de la Policía de Tráfico en la carretera de Zamora-Salamanca. El 24 de noviembre de ese mismo año se celebra en Palencia el juicio contra El Lute por la fuga del tren. En total, se le condena a 21 años de cárcel y a diversas indemnizaciones, entre otras, el pago de 70 pesetas a la dueña de una gallina robada. Otra vez las gallinas...

No quería ahí la cosa. El 1 de enero de 1971, para recibir con ganas el año y aprovechando la condescendencia otorgada en la prisión de El Puerto de Santa María por ese día, reclutó a un grupo de reclusos para fugarse de la cárcel. Con un plan perfectamente trazado, fue el único que logró escaparse pese a que todos conocían el propósito. Desde entonces, sobre el paradero de El Lute surgían todo tipo de conjeturas día tras día, mes tras mes... pero nada. En varias ocasiones consiguieron dar con la pista del «quinqui» sin resultado, como las veces que lo vieron en Villarverde, en Málaga, en Alcalá de Guadaíra o en la frontera vascofrancesa. Grandes batidas se realizaban cada vez que «saltaba la liebre» sin obtener resultados.

Fue entonces, en junio del 73 cuando El Lute caería. Tras pasar por tierras del Levante español, El Lute fue localizado en la provincia de Sevilla, donde vivían familiares y amigos. Un chivatazo ponía a la Policía de Sevilla en alerta: un individuo con características muy similares a las de El Lute se encontraba en la capital hispalense con un coche de matrícula de Cádiz de color amarillo –nada llamativo–. Tras averiguar que dicha matrícula era falsa y después de un dispositivo de vigilancia de 72 horas, El Lute y El Lolo, que iban armados, fueron sorprendidos en plena calle. Se resistieron, tiroteo incluido que se saldó con un policía herido. La detención en Comisaría fue casi una fiesta. El mito volvía a prisión, comenzaba la leyenda.

Tras pasar por las prisiones de Cartagena y Córdoba, a Eleuterio Sánchez, en 1980, le conceden el régimen de prisión atenuada por buen conducta, con la obligación de pernoctar diariamente en la prisión de Alcalá de Henares. En 1981 se le otorga el indulto general a todos los efectos. No obstante, en 2006 El Lute pisaría la prisión por última vez por una denuncia de malos tratos en 2006, en la localidad onubense de Punta Umbría.

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