UTOPÍA, SÍMBOLO DEL MOVIMIENTO, SE DESALOJÓ EL 6 DE ABRIL
La politización diluye el fenómeno de las corralas en Sevilla
Sólo tres de los siete edificios okupas que funcionaban en la capital andaluza siguen activos. Cuatro fueron ya desalojados y sólo perviven quienes se desvincularon más de los antisistema

El desenlace en la Corrala Utopía, con el desalojo del 6 de abril cuando sólo quedaban ya en el edificio tras dos años de ocupación los elementos más políticos y vinculados a IU, ha servido de ejemplo simbólico de lo que está ocurriendo con este movimiento de las corralas en Sevilla. Donde el fenómeno, que cobró un inusitado auge hace un par de años con el respaldo del 15M, ha ido diluyéndose, quedando apenas tres activas y fuera ya de todo foco mediático pues negocian con la propiedad para alquileres sociales.
Y eso lo vienen haciendo básicamente quienes se desvincularon todo lo posible de la intoxicación política y partidista desde la que se sustentó la iniciativa en buena parte de los casos. Quienes han mantenido posturas radicales sin intención de lograr acuerdos por puro interés de confrontación política —básicamente manejados por IU, el PCA y «filiales» de ambos— han visto caer sus corralas en manos de la ley y también de la lógica; había más de guerra contra el PP que necesidad real de vivienda por parte de familias en emergencia social. Quienes optaron por la inteligente maniobra de negociar directamente con la propiedad alquileres sociales o arrendamientos «a la medida» están viendo cómo el inmueble que ocuparon puede ser usado bajo unas condiciones básicas y el imperio del sentido común. O al menos están en el proceso de lograrlo.
La Corrala Utopía supuso la avanzadilla y la cabecera de todo el movimiento. Fue ocupada por una veintena de familias en mayo de 2012 bajo la gestión, colaboración y apoyo logístico del 15M, desde el que se articuló la comunicación y las ramificaciones —otras corralas— en las semanas siguientes, manifestaciones incluidas. Semanas después de aquella ocupación inicial, el elemento político se instaló y desde entonces la batalla con el PP duró hasta el desalojo, cuando los integrantes del edificio que no querían vincularse a esa pelea ya habían abandonado o llegado a acuerdos o con Ibercaja, la propietaria, o con las administraciones; quedaban los irreductibles, quienes se negaron a acuerdo alguno pese a los ofrecimientos.
Utopía, la raíz
A la sombra de la Corrala Utopía comenzaron a aparecer otras corralas bajo el mismo modelo: portavoces anunciaban a los medios de comunicación que se había ocupado un edificio con familias «en emergencia social». En Sevilla han llegado a coexistir hasta once corralas, siete en la capital y cuatro más en la provincia. De las siete primeras, cuatro ya fueron desalojadas, mientras que las otras tres, las que menos vinculación política demostraron, mantienen negociaciones con al propiedad para usar el edificio en cuestión con arrendamientos asequibles.
En la calle Feria 158, por ejemplo, se desalojó en septiembre de 2012 a la llamada Corrala Alegría, formada por un grupo de vecinas que dio la patada a la puerta en un inmueble de Inversiones Plaza Nueva S.L. Tuvieron todo el apoyo logístico habitual y los altavoces habituales, pero el Juzgado de Instrucción 13 de Sevilla acometió un desalojo exprés que la Policía ejecutó de manera inmediata. Cerca, entre las calles Quintana y Conde de Torrejón, en junio de 2012 se creó la Corrala Conde-Quintana tras ocuparse un edificio vacío de una familia noble; el 5 de marzo de 2003 fue desalojado por la Policía cumpliendo el mandato judicial. Una historia similar a la de la Corrala Ilusión, en la calle Lumbreras 15, que fue desalojada por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad en septiembre del año pasado tras la denuncia de la propiedad, Parque Inmobiliario Costal del Sol S.L., que nunca quiso ni escuchar opciones de acuerdo alguno.
Sin embargo, otras tres corralas de la ciudad que se mantuvieron más alejadas de la órbita de los antisistema y de IU siguen activas y próximas a acuerdos con la propiedad para poder seguir en los pisos pagando alquileres bajos y adaptados a las condiciones de las familias. El ejemplo es el de la Corrala Libertad, en la trianera calle Evangelista, que llegó en enero de 2013 a un acuerdo con la propiedad, Quisemar Integral S.L., para el arrendamiento completo del edificio, naciendo de este modo la Corrala Libertad Sociedad Cooperativa Andaluza. Un nuevo concepto y una adaptación del movimiento alejada de la política. Ese mismo patrón parece que puede repetirse en la Corrala Esperanza, formada por cinco familias en la calle Mariano Benlliure, en Nervión, que negocian con La Caixa para pagar unas rentas bajas. O en la Corrala La Unión, en el Cerro del Águila, donde ocho familias negocian con Inversiones Emperador para poder quedarse a cambio de un alquiler.
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