La huella templaria en Sevilla
Los rincones de Sevilla esconden los secretos de los caballeros de la Orden del Temple que lucharon junto a Fernando III en la reconquista de la capital

La Orden de los Pobres Caballeros de Cristo y el Templo de Salomón, más conocida como Orden del Temple, tuvo su presencia en Sevilla aunque con su prohibición en el siglo XIV casi se borró del mapa todo rastro de la misma.
La Orden del Temple está rodeada de misterios como la bĂşsqueda del Santo Grial o el descubrimiento de la Sábana Santa. Fue fundada en 1118 por nueve caballeros siendo el Gran Maestre Hugo de Payens y con la funciĂłn de proteger a los peregrinos que visitaban Tierra Santa tras la Primera Cruzada. Estos caballeros recibĂan una formaciĂłn espiritual además de militar por lo que debĂan respetar los votos de pobreza, obediencia y castidad, si bien existĂan caballeros terciarios que estaban desposados.
El salto a Europa se produjo cuando Hugo de Payens recibiĂł permiso del Rey Balduino II de JerusalĂ©n para ir a Roma a oficializar la situaciĂłn de la Orden. Con el apoyo del monje Bernardo de Claraval, el cual fue el redactor de los principios y reglas mediante las cuales se oficializĂł la actividad de la Orden, consiguiĂł la aprobaciĂłn de la Iglesia CatĂłlica durante el Concilio de Troyes en 1129, siendo Papa Honorio II. El principal interĂ©s de los templarios en Europa era econĂłmico y de poder. Sin embrago, en la PenĂnsula IbĂ©rica, territorio ocupado por los musulmanes, el interĂ©s es el de una Cruzada, la lucha contra el infiel, y es al participar en la reconquista del territorio peninsular cuando el Temple se convierte en una autĂ©ntica fuerza militar.
Un barrio templario
La Orden ayudĂł a Fernando III en la reconquista del reino de Sevilla, si bien lo hizo con menor presencia que otras Ăłrdenes militares como la de San Juan, Santiago o Calatrava. Todas estas Ăłrdenes recibieron propiedades en el territorio perteneciente al Reino de Sevilla. Los caballeros templarios establecieron fortalezas en Jerez de los Caballeros y Fregenal (principales enclaves templarios de la Ă©poca), que en aquel entonces pertenecĂan al reino de Sevilla. TambiĂ©n tomaron los castillos de Alcalá de GuadaĂra y de Alcalá del RĂo.
En la capital el primero de los lugares en los que se asentaron, durante el asedio a la ciudad en 1247, fue en el actual barrio de San Bernardo. En los jardines de la Buhaira establecieron su campamento desde el cual asediaron a la ciudad por la Puerta de la Carne. Este Santo a quien está dedicado este barrio de Sevilla se trata del abad Bernardo de Claraval, fundador de la Orden Cistercense que predicó la Segunda Cruzada y que como se ha comentado anteriormente dio a la Orden del Temple sus primeras reglas. De esta manera se puede decir que la primera de las huellas templarias en la capital corresponde a un barrio completo.
Tras el asedio de la ciudad y la reconquista de la misma por parte de Fernando III, la Orden del Temple, al igual que el resto de Ăłrdenes, recibieron una zona de influencia llamada compás que comprendĂa desde la huerta de San Francisco (actual Plaza Nueva) hasta la puerta del Arenal, incluyendo la actual plaza de Molviedro y las calles aledañas siendo la calle Zaragoza el centro del mismo y posiblemente el lugar donde se encontrase la casa templaria. En la actualidad los restos que quedan de este compás son la casa de Santa Teresa y la calle MesĂłn de los Caballeros.
El lema de la Orden era «Non nobis Domine, non nobis sed nomini tuo da gloriam» («Nada para nosotros Señor, nada para nosotros sino para la gloria de tu nombre»). Esta frase puede verse en varias lápidas y en el arco de entrada la Iglesia del hospital de la Caridad que aunque se construyó posteriormente a la prohibición y desaparición de la Orden, está en una zona cercana al compás de los templarios. Además muchos caballeros templarios recalaron en otras órdenes tras la disolución del Temple, por lo que aunque no hay pruebas de que realmente tengan una relación directa hay indicios de que asà sea.
El caballero templario arzobispo de Sevilla
El primer arzobispo de Sevilla tras la reconquista fue Don Felipe de Castilla hijo de Fernando III y hermano de Alfonso X El Sabio, que entrĂł en la Orden del Temple en 1245 con apenas 18 años. En 1248 fue nombrado arzobispo por su padre aunque no fue hasta 1252 cuando recibirĂa la confirmaciĂłn del nombramiento por parte del Papa Inocencio IV. En 1257 conociĂł a una princesa noruega, Cristina Hâkonsdatter, de la cual quedĂł prendado de tal manera que pidiĂł a su hermano Alfonso, ya por entonces rey, que le permitiera cesar en su rango y votos eclesiástico y a la Orden del Temple la autorizaciĂłn para casarse. De esta manera dejĂł de ser arzobispo y el Prior del Temple de Sevilla le otorgĂł la condiciĂłn de «caballero terciario», tĂtulo otorgado a los caballeros casados que mantenĂan un vĂnculo con la Orden y que al morir dejaban sus propiedades a Ă©sta.
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