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violencia de género 25-N

«Denuncié a mi exmarido hasta 16 veces; luché, vencí y hoy soy libre»

La Fundación Ana Bella, con sede en Sevilla, ayuda anualmente a unas 1.200 mujeres en la lucha contra la violencia de género

«Denuncié a mi exmarido hasta 16 veces; luché, vencí y hoy soy libre» abc

c. aguilar

Hoy, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, consignas como «¡rompe el silencio!», «eres mujer superviviente» o «no estás sola», entre otros, toman la calle. Y lo hacen con testimonios reales que son motivo de lucha para muchas mujeres que viven una situación dramática en sus hogares, causadas por una violencia machista que en lo que va de año se ha cobrado 44 víctimas mortales, diez de ellas en Andalucía. El de Ana Bella Estévez es uno de esos relatos que hacen reflexionar.

Ana Bella, que durante su juventud vivió en el barrio de Triana, cambió a los 18 años sus estudios en la universidad por el amor de un hombre 24 años mayor que ella. «Me lo exigió, o los estudios o él. Me dejé arrastrar, abandoné la universidad, me casé y me fui a vivir con él a otra ciudad. Mi familia no quería, pero me engatusó», confiesa. Este fue, a su juicio, el primer signo que no asoció a una señal clara de violencia machista. «Tener un noviazgo, convivir con tu pareja y ver si eres compatible con ella son pasos claves que toda relación debe seguir, yo me los salté todos».

El primer encontronazo con su agresor, con el que compartió once años de su vida y tuvo cuatro hijos, no tardó en llegar. «Fui a comprar mientras él dormía, al llegar comenzó a gritarme, insultarme y a arrinconarme. ‘¡Cómo has salido sola!’, me decía». La reacción de Ana Bella fue la de hacer las maletas y volverse a Sevilla, pero ese hombre la convenció de lo contrario asegurándole que sólo lo hacía por su seguridad.

También sufrió malos tratos durante sus embarazos. «Me prohibió ir al ginecólogo y cuando iba a dar a luz me advirtió de que si era un hombre el que me tenía que asistir, que me bajase del potro y me fuera, porque sólo él podía verme desnuda». Con cada golpe, Ana Bella se sumía aun más en una vida oscura a la que no veía salida.

El día del cambio

Un día, el último de un sinfín de golpes, se plantó. «Durante una pelea, cuando ya me fallaban las fuerzas, escuché a mi hijo llorar, eso me hizo despertar y recobrar las ganas de luchar». Montó a sus cuatro hijos en un coche, aprovechando que su exmarido trabajaba, y regresó a Sevilla. Denunció a su agresor y la condujeron a una casa de acogida. «Allí me sentí libre por primera vez, veía el programa de televisión que quería, comía lo que se me antojaba, antes tenía que dar explicaciones por todo, y empecé a tomar conciencia de lo sucedido». Su exmarido insistió en recuperarla, la acosaba, la amenazaba, pero ante cada amenaza Ana Bella lo denunciaba, hasta 16 veces. Tardó cuatro años en librarse de él.

Hoy, Ana Bella -de 42 años-, con la ayuda de su familia y amigos, que volvieron a acogerla tras perder el contacto por los celos de su verdugo, puede presumir de haber sacado a sus hijos adelante y de ayudar a muchas mujeres que están pasando por la misma situación que ella vivió. ¿Cómo? Desde la Fundación que puso en marcha en 2006 y que lleva su nombre. «Animamos a unas 1.200 mujeres al año de toda España a que rompan su silencio, las acompañamos y cuando están preparadas, denuncian a su agresor». Ofrecen alojamiento temporal, formación e inserción en el mundo laboral. En esto último hacen más hincapié. «Tener un trabajo te devuelve la confianza en ti misma, es lo que llamamos el empoderamiento de la mujer». Los testimonios positivos también son claves. «No queremos ver ojos morados en la televisión, sino mujeres luchadoras que salen adelante», crítica. Para ella la lucha se libra día a día, hasta que esta lacra no se cobre ni una vida más.

Consecuencias del maltrato en los hijos

«Existe una alta probabilidad de que los niños reproduzcan en el futuro los episodios de violencia que ven en casa», afirma Vicenta Rodríguez, profesora de la Facultad de Ciencias Sociales de Talavera de la Reina y colaboradora de la Fundación Ana Bella. Los efectos de la violencia de género en menores, según esta profesora, van desde problemas en el rendimiento escolar a causa del ambiente de estrés y ansiedad en el que viven, hasta estados de irritabilidad o dificultad para dormir. Pero este «aprendizaje intergeneracional de la violencia», no es un patrón que vayan a reproducir todos los niños. «Muchos toman conciencia de la situación, empatizan con la madre y, de mayores, encuentran parejas que les ayudan a establecer relaciones saludables». Vicenta insta a los entes públicos a trabajar en la generación de programas de ayuda al menor como mejor medida de prevención.

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