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Sevilla, la ciudad de los veladores

La zona histórica está saturada de terrazas de los bares, que impiden en muchos casos el tránsito de personas y tapan la visión de los monumentos

Sevilla, la ciudad de los veladores JUAN FLORES

JAVIER MACÍAS

Un paseo por la zona histórica de Sevilla puede suponer una odisea para los turistas y sevillanos. Los veladores se convierten en obstáculos a sortear, incluso en algunas calles tapan con los toldos la visión de los principales monumentos de la ciudad.

El itinerario puede comenzar en la calle Entrecárceles , en la acera de la derecha mirando hacia la plaza de San Francisco. Entre terraza y terraza, cualquiera que circule con un carrito de bebé o una silla de ruedas se ve obligado a cruzar la calzada. Muy cerca de allí, las calles Albareda y General Polavieja están invadidas de veladores, con sus toldos e incluso microclimas, y dejando un pequeño pasillo central -siendo una calle peatonal- en el que quitarse de encima a los camareros que intentan convencer a los transeúntes para que se sienten en sus terrazas. Lo mismo ocurre en las calles Barcelona y Joaquín Guichot , probablemente las más saturadas. En el caso de la primera, por una de las aceras no se puede transitar, mientras que en la segunda apenas queda un pasillo que, si la calle se encuentra masificada, se forman auténticos atascos.

El caso de la Avenida de la Constitución es paradójico. Probablemente se trate de la vía principal del Centro, por aquello de ir contigua a la Catedral, que fue recuperada hace unos años para el peatón pero que, entre el tranvía, el carril bici y los veladores, se ha convertido en una auténtica carrera de obstáculos. En este caso, no son tantos los bares con veladores y, a priori, no tendrían por qué suponer un problema dada la amplitud de la avenida. Sin embargo, el uso compartido del carril bici (por el que tienen preferencia los peatones a pesar de las velocidades que en muchas ocasiones alcanzan los ciclistas), sumado a las terrazas, invitan a dudar si realmente se trata de una zona peatonal.

De allí, a Argote de Molina y la calle Alemanes , donde el pasillo que queda entre las terrazas de los bares es minúsculo, en una zona turística y muy transitada. Y además, a ello se le suman los toldos que ocultan la visión de la Catedral , en una zona declarada Patrimonio de la Humanidad. Uno de ellos ha levantado una fuerte controversia en las redes sociales. Se trata del que está situado en el cruce con Placentines, afeando la vista de la Giralda, tan fotografiada desde la estrechez de esta última calle y donde en esas imágenes que se lleva el turista, aparece ahora el nombre del bar en cuestión y logos publicitarios.

No obstante, la zona con más obstáculos para cualquier peatón -e imposible de circular para un minusválido o a alguien con un carrito- es la calle Mateos Gago . Toda la vía se encuentra repleta de terrazas, con toldos y apenas un pasillo de un metro para los transeúntes, que deben pasar en fila de uno, sorteando las sillas del cliente que preside una mesa, los naranjos, las señales y los coches aparcados. Ni cruzando de acera sorteando al tráfico arregla el asunto, ya que las dos aceras están igual de invadidas. Y, si un turista pretende sacar una foto de la Giralda, que ni lo intente porque los toldos se lo impedirán. Quizá lo consiga si se sitúa en mitad de la calzada vigilando que no vengan coches. Lo curioso de esta calle está en que algunos establecimientos delimitan con moquetas la zona para veladores, para evitar así sanciones.

En otra zona cercana a la Catedral, en la calle Almirantazgo , frente a Correos, los bares tienen incluso vallas publicitarias para separar los veladores. Así, desde el Postigo, se oculta la visión del Archivo de Indias con los toldos de las terrazas.

Otras calles de la zona histórica por donde es casi imposible pasear son Santa María la Blanca o el Paseo Colón , donde los bares copan la mayoría del espacio peatonal. En esta última, además, hay que sortear también los setos y el muro del aparcamiento.

Más allá del Centro

Fuera del Casco Antiguo, otras vías principales como la calle Betis las terrazas, en ocasiones, entorpecen el paso y las vistas. Por otro lado, en barrios como el Porvenir o Nervión, Felipe II, José Ignacio Benjumea y la Buhaira tienen zonas invadidas por las terrazas, algo que ocurre también en los Remedios o los Bermejales, cuya Avenida de Finlandia tiene una acera solo para los bares. Y, muy cerca, una mañana en Reina Mercedes , caminar por los soportales es otra odisea. Esta Sevilla de los veladores no para de crecer. Como ya informó ABC de Sevilla el pasado mes de agosto, ha crecido exponencialmente el número de establecimientos a los que el Ayuntamiento ha concedido licencia para la instalación de veladores. Si hace cuatro años Urbanismo otorgaba 1.051 autorizaciones para que los bares y restaurantes de la ciudad colocaran mesas y sillas en la calle, en 2014 se daban 652 licencias más (1.703), esto es, un aumento del 62 por ciento.

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