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Urbanismo exige al convento de Santa Rosalía obras por importe de 45.000 euros

Se trata de dependencias apuntaladas y clausuradas que dan a las calles Cardenal Spínola y Cantabria y cuyos trabajos el cenobio no puede afrontar

Urbanismo exige al convento de Santa Rosalía obras por importe de 45.000 euros j. m. serrano

a. florez.

Esta semana vence el plazo para el inicio de obras en dependencias apuntaladas y clausuradas del convento de Santa Rosalía tras los insistentes requerimientos del Ayuntamiento a la comunidad capuchina, que en modo alguno puede afrontar el coste de estos trabajos, presupuestados en 44.875 euros .

Este problema no es nuevo. Radica en una zona añadida, que da a las calles Cantabria y Cardenal Spínola , construida a finales del siglo XVIII, que estuvo destinada al antiguo noviciado del convento, y que, realmente, urge acometer, tanto por riesgos de desprendimientos a la vía pública, como por seguridad de las religiosas.

Es una zona que se encuentra sobre una pequeña capilla, ahora sin uso, y un patio, que se restauraron en 1997, aunque no se emprendió la recuperación de las dependencias de la segunda planta que se encuentran en mal estado. Precisamente, el muro que linda con la calle Cantabria continúa presentando los tirantes interiores que fueron colocados con carácter de urgencia en 2003 por la Gerencia de Urbanismo para garantizar su seguridad y evitar su derrumbe. Una actuación por la que el Ayuntamiento exigió entonces a las capuchinas los 36.206 euros que costó, que pudieron saldarse gracias a muchas manos generosas, entre ellas las del doctor Pérez Bernal , muy vinculado al convento.

El plazo de inicio dado por la Gerencia de Urbanismo para acometer las obras que vuelve a exigir el Ayuntamiento es de seis meses y el de conclusión de trabajos está fijado cuatro meses más adelante. Se refiere a una superficie de aproximadamente 65 metros cuadrados que conforman la planta superior, a la que actualmente sólo se puede acceder por una escalera manual y por una ventana.

Propósitos

En el cenobio se viven estas jornadas de presión entre la oración y el sacrificio. Y la angustia de no poder, literalmente, afrontar este nuevo embate para la comunidad de monjas capuchinas. No han servido las promesas y propósitos del anterior delegad o de Urbanismo, Maximiliano Vílchez, quien aseguró a la madre en el muy preelectoral 25 de marzo, que no se preocupara, que buscaría soluciones, e incluso patrocinadores; ni vale la búsqueda de una reunión con el nuevo responsable del ramo, Antonio Muñoz, que ha derivado la reiterada petición de entrevista al Servicio de Conservación de la Edificación y Paisaje Urbano .

La realidad, para quienes la afrontan con resignación cristiana y sin arredrarse ante los imponderables, es que la burocracia, unida con pegamento de inhumanidad a la política , no entiende más que de papeles oficiales con membretes y sellos fechados. Intramuros no hay más que rezos, confianza en el Señor y toneladas de viva esperanza de las monjas del monasterio de Santa Rosalía .

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