en la muerte de antonio burgos
Antonio Burgos, un pionero del andalucismo desde la fidelidad a la Monarquía
El periodista sevillano integró la plataforma Cepesa, primer germen andalucista, y escribió 'Andalucía, ¿Tercer Mundo?', obra clave en la configuración de la conciencia regional
Desde muy joven, todavía en el Franquismo, defendió la causa de Don Juan III como heredero al trono, y durante toda su trayectoria profesional fue un fiel servidor de la Corona española
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Muere Antonio Burgos

Antonio Burgos fue andalucista cuando no había andalucistas y monárquico cuando los monárquicos cabían en los pocos utilitarios que se atrevían a viajar a Villa Giralda, en Estoril, donde Don Juan de Borbón «mantuvo encendida durante lustros, frente a olvidos, silencios y agravios, la llama de presencia en España de la Monarquía y la continuidad dinástica de la Institución», como él mismo escribió.
Con inquietudes políticas desde muy joven, militó en la oposición a la dictadura franquista y se mostró decidido partidario de la restauración monárquica. Siendo estudiante colaboró en actividades del Círculo Cultural Jaime Balmes de Sevilla, que tenía su sede en la Casa de Pilatos y en el que figuraban, entre otros, Joaquín González Moreno -primer secretario del círculo-, Rafael Medina Vilallonga, Miguel Angel Rojas Solís, José María Medina Vilallonga, Octavio Gil Munillas, Juan Delgado Alba, Francisco Andrada-Vanderwilde, Javier Mencos Guajardo-Fajardo, José Santos Torres, Francisco Espejo Pérez de la Concha, Jesús Silva Porto, y un jovencísimo Alejandro Rojas-Marcos. También integró las Juventudes Monárquicas. Era uno de los reformistas españoles que recibía puntualmente el Boletín del Consejo Privado del Conde de Barcelona «con las noticias de nuestras esperanzas», como él mismo recordaría años después.
Tras la proclamación de Juan Carlos I como Rey de todos los españoles, fueron innumerables las ocasiones en las que Antonio Burgos demostró su fidelidad a la causa monárquica desde sus tribunas periodísticas, evocando el acrónimo V.E.R.D.E. (Viva El Rey De España), la clave oculta que utilizaban los monárquicos alfonsinos para reivindicar la Corona desde la Segunda República. «Yo quisiera ahora tener una vieja estilográfica para volver a escribir con la más fresca tinta de color verde la misma esperanza, la misma confianza, la misma certeza del viejo grito de los leales: V.E.R.D.E. Viva El Rey De España», escribió en su recuadro del 10 de abril de 2013.
Burgos mantuvo durante toda su trayectoria su inquebrantable apoyo a la Corona y al Rey como símbolo de concordia de todos los españoles. Hasta sus últimos días. En unos de sus artículos postreros, el pasado septiembre, reivindicaba la propia palabra de 'Rey' por encima de los eufemismos que intentan difuminar la figura de Felipe VI: «Superado el miedo a pronunciar la sagrada palabra 'España' para no ser acusado de facha, observo que ahora lo que es tenido por facha es pronunciar la voz 'Rey'. Decir 'Rey' es aceptar la Monarquía Parlamentaria que nos dimos con la Constitución de 1978, y por eso lo políticamente progre es referirse al 'Jefe del Estado', nunca al Rey», escribía en las páginas de ABC.
Precursor del andalucismo
La segunda característica que define el perfil político de Antonio Burgos es su defensa de la dignidad de Andalucía. El periodista sevillano estuvo en los primeros movimientos regionalistas, aunque posteriormente guardaría una prudente distancia con el andalucismo cuando se organizó como partido político.
Burgos participó en la creación de los grupos democráticos CP S.A. (Compromiso Político, más conocido como Cepesa), que posteriormente se convertiría en Alianza Socialista de Andalucía, integrado más tarde en la Junta Democrática de España y origen del Partido Socialista de Andalucía, que derivaría a su vez en el Partido Andalucista. El escritor Manuel Barrios dejó escrito sus recuerdos de aquellos días de oposición al régimen franquista: «En enero de 1969, se decreta un estado de excepción que nos lleva a Antonio Guerra, a Antonio Burgos y a mí a las dependencias de la Brigada Político-Social, para un interrogatorio sin consecuencias, pero en verdad humillante. Aquella mañana, tras pasar el mal trago, en el Bar Flor de la plaza del Duque nos estaba esperando Alejandro Rojas Marcos, cuya presencia significó, para nuestra subversión particular, un grato estímulo. Poco después de esta anécdota un grupo, reducido y entusiasta, llega al acuerdo para 'constituirse en sociedad anónima como pantalla legal y así tener siempre justificada cualquier reunión, asamblea o boletín informativo'. Efectivamente, el 11 de mayo de 1970, se inscribe y legaliza la sociedad CEPESA (CP, S.A.), que adoptará un signo muy específico de andalucismo militante al incorporarse a ella un grupo de escritores dispuestos a dar su batalla contra la postración endémica de nuestra región».
Entre los socios de CP S.A. figuraban, además de Barrios y Burgos, Alfonso Grosso, Fernando Alvarez Palacios, Marino Vigueras, Julio Manuel de la Rosa, José Luis Ortiz de Lanzagorta, Francisco Vélez y Miguel Sánchez Montes de Oca, «quien, siendo miembro ejecutivo de la Feria de Muestras Iberoamericana de Sevilla, colocó por primera vez desde 1936 la bandera verde y blanca andaluza en unos mástiles del certamen».
A pesar de señalarse en la oposición andaluza contra la dictadura de Franco y protagonizar cierto activismo, Burgos no buscaba hacer carrera política, sino despertar la conciencia del pueblo andaluz. Siempre defendió el desarrollo del Sur y reivindicó un trato igualitario con otras regiones de España. Su ensayo 'Andalucía, ¿Tercer Mundo?' (1971), que escribió con 27 años, fue clave para el resurgir del sentimiento autonómico. No fue su único libro en clave de reivindicación andaluza, ya que posteriormente escribiría obras como 'Las cabañuelas de agosto' (Premio Ateneo de Sevilla 1982), en la que narra el asesinato de Blas Infante, o 'El contador de sombras', donde evoca la realidad de los pueblos andaluces.
Sin duda, 'Andalucía, ¿tercer mundo?' fue el hito más importante en esta reivindicación de la dignidad andaluza. Se convirtió en una referencia del pensamiento político y social en esos años del final del franquismo, y permitió a muchos descubrir la compleja identidad de esta tierra, de las contradicciones que asolaban su vida y a sus gentes. El libro analizaba las causas del subdesarrollo andaluz a través de la economía, la agricultura, la geografía y la cultura.
Burgos fue un disidente incómodo tanto del franquismo como, ya en democracia, del régimen socialista andaluz. En palabras de Ignacio Camacho, el periodista de ABC fue «el mejor escritor costumbrista de Andalucía en medio siglo, irrespetuoso iconoclasta con la izquierda exquisita o con la derecha altanera».
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