En busca del modelo urbanístico de ciudad y de crecimiento

Javier Macías

Sevilla

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17/06/2023
Actualizado a las 17:07h.

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Sevilla afronta con el horizonte en 2029 el gran reto de una nueva transformación, al nivel de la que se produjo cien años atrás para la Exposición Iberoamericana o en la de 1992. Así se lo han marcado las administraciones a la hora de fechar los grandes proyectos en marcha, como el metro, la SE-40 o los nuevos barrios. Pero, en este caso, la ciudad está tan expandida en el territorio que se hace necesario actualizar las políticas urbanísticas para establecer un modelo lo suficientemente atractivo para que crezca en sí misma, se evite la despoblación y favorezca y no entorpezca la inversión por la maquinaria burocrática.

Ante estos objetivos, ABC ha renido a cuatro profesionales de prestigio para que analicen los problemas y marquen la hoja de ruta a seguir de aquí a 2029. Uno de ellos es el director del Estudio de Arquitectura Eddea, José María de Cárdenas que señala su preocupación por la pérdida de habitantes, lo que considera «el problema de raíz». También participa en esta la Rosa Madrid, directora regional de CBRE, empresa internacional líder en consultoría inmobiliaria, que avanza que «estamos en un cambio de era del mundo inmobiliario tras el Covid. La gente trabaja, vive, compra y hace turismo de otra forma». Y es ahí donde expone que hay que «diseñar una nueva estrategia».

Por su parte, el profesor del Departamento de Proyectos Arquitectónicos de la ETSA Antonio Barrionuevo ve a Sevilla como una ciudad expandida en el territorio «pero mal comunicada» y considera que hay que pensar en un modelo «homogéneo».

Asimismo, María Jesús Tejedor, directora general del Grupo Promotor ABU, considera que el reto pasa por modificar las normas urbanísticas y los instrumentos de ordenación, «pero eso requiere que cambiemos la burocracia que hace que los desarrollos urbanísticos tarden décadas». Añade que «falta suelo en Sevilla y además la Gerencia tarda tres o cuatro años en dar una licencia, lo que encarece mucho más las viviendas que se ponen a disposición de la población y genera que el producto no encaje en una renta media». Por otro lado, afirma que «hay que dar mucha más seguridad jurídica a los promotores, con garantías de plazos» y que «falta mucha empatía por parte del empleado público con el sector privado».

También encarece la vivienda y la vida la proliferación de los pisos turísticos, que «hay que controlar», según Barrionuevo, aunque para Cárdenas «es imparable aunque se puede corregir la manera como se implanta llevándolo a otros polos de atracción». Rosa Madrid, considera «positivo» el nivel turístico que ha alcanzado Sevilla, «que está ya en el circuito virtuoso del alto nivel».

En pleno debate sobre la vigencia del PGOU de 2006 -el nuevo gobierno municipal de José Luis Sanz redactará uno nuevo-, para Barrionuevo «no es que esté agotado, es que no se ha realizado por la crisis de 2008». Por ello, entiende que «no hay que cambiarlo, pero sí adaptarlo con nuevas infraestructuras», toda vez que ha aparecido la Ley de Impulso para la Sostenibilidad del Territorio de Andalucía (LISTA), que permite modificaciones puntuales. «Si quisiéramos cambiar el PGOU serían diez años», señala.

Tejedor, en este sentido, se pregunta «cuántos años llevamos con un desarrollo como el desarrollo del Puerto». Coincide con ella José Cárdenas, que considera que «la ciudad tiene un plan más ambicioso en cuanto a viviendas de lo que hubiera sido necesario, pero era expansivo, hacia afuera y hay que hacerlo introspectivo». Cree que el PGOU «hay que revisarlo, no ampliarlo ni crear más bolsas», sino favorecerlas porque están «bloqueadas por las infraestructuras, no por la crisis de entonces, sino porque su planteamiento está muy mal pensado y estamos atascados en Pítamo, Santa Bárbara y la SE-35 ha bloqueado el crecimiento del sector norte». Y éste es «el problema de que no haya viviendas para las rentas medias, y que los jóvenes se nos van al Aljarafe o a Dos Hermanas».

Rosa Madrid tiene una «visión más optimista» porque cree que la LISTA «viene a desbloquear todo esto y ya es un tema de gestión, de líderes, no tanto de normas». Pone como ejemplo a seguir a Altadis, «que ha entrado por el canal del plan estratégico y se desbloquea en un año y medio». Un proyecto «muy emblemático, que revitalizará una orilla del río, como el del Distrito Portuario». 

Cárdenas considera que en el PGOU hay «un exceso de cesiones a lo público», porque «creíamos que íbamos a una ciudad enorme». El ejemplo es la Gavidia: «Un edificio que tenía obligación de equipamiento público y lo público no puede soportar la carga». Coincide con el arquitecto Rosa Madrid, que apunta que el mundo dotacional frena la revitalización de la ciudad. «Esto no sirve porque desde hace tres años el mundo ha cambiado y la gente quiere un nuevo modelo de viviendas y de oficinas por el teletrabajo, más zonas verdes... y no ver el mundo privado como un ogro, porque trae riqueza e inversión».

Sobre las dos grandes polémicas urbanísticas de la Palmera y la transformación del entorno de la estación de Santa Justa, los cuatro consideran que son paradigmas de los problemas citados. Tejedor califica de «aberración» que se haya permitido no ya la construcción de las residencias sino su estética. «La fachada tiene que ir con el entorno, y a nosotros nos miran mucho eso. ¿Por qué ahí no se han puesto obstáculos?». Le sigue Rosa Madrid, cuyos estudios de mercado decían «que faltaban 2.500 camas en Sevilla y ahora se ha equilibrado». Pero hace «un llamamiento a los promotores, porque tienen que entender la huella que dejan aunque la norma se lo permita». Cárdenas piensa que «tienen que fallar muchas cosas: el diseñador, el promotor, el constructor y la norma».

Sobre Santa Justa, Barrionuevo critica que, para evitar la imagen de descampado que ofrece la entrada a Sevilla desde el AVE «plantean un plan de urgencia que es simplemente una zonificación del suelo, que ni siquiera cuenta cómo se llega a la estación, sin conexión con el aeropuertom cuando Santa Justa debe ser el intercambiador no sólo de la ciudad, sino del territorio». Le apoya Cárdenas: «Sevilla tiene ahí una oportunidad de revisar el plan para identificar esa bolsa donde puede haber más viviendas»; y Rosa Madrid, que es partidaria de «hacer algo muy potente, al nivel de la estación Madrid Nuevo Norte».

Por último, otro gran reto urbanístico que tiene que resolver la ciudad es Tablada. La mayoría apuesta por que sea «un pulmón» que conecte la ciudad con la naturaleza pero que haya un planteamiento híbrido, donde se permitan edificaciones, pero lejos de un objetivo residencial.

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