Nervión, el barrio que se transforma cada 50 años
El derribo de las fábricas posibilitó la construcción de los grandes edificios que posibilitó el crecimiento urbanístico y que supone uno de los principales ejes de la ciudad
El retraso de las obras del tranvía hasta Nervión obliga a esperar a otoño para la fase de pruebas

El 19 de agosto de 1973 el periódico ABC de Sevilla anunciaba en la portada de su número que «con el derribo de un inmueble en la calle Luis de Morales ha quedado dispuesto para su pavimentación y apertura definitiva un importante tramo de la ... segunda ronda de circunvalación». 50 años después, la vía vuelve a estar cortada por obras con el mismo objetivo: impulsar la zona y hacer que la ciudad dé un salto de calidad.
A pesar de las infinitas modificaciones que ha sufrido no solo la calle, sino también el barrio de Nervión, lo único que se mantiene en su sitio original es la palmera que aparece en esta portada de ABC. Esta planta lleva décadas siendo testigo de la transformación del distrito y, a su vez, es el único vestigio que queda del 'viejo campo' del Sevilla Fútbol Club, pues se encontraba dentro de las instalaciones polideportivas.
Aunque la transformación más relevantes del distrito se dio entre los siglos XIX y XX, ya desde la época romana la zona iba cobrando importancia. Es imposible hablar de la calle Luis de Morales sin mencionar la vía que limita uno de sus extremos: Luis Montoto. Esta calzada romana comienza a ser conocida como Caños de Carmona alrededor del siglo XIII por el acueducto que recorría la calle, encargado de llevar el agua a Sevilla desde Alcalá de Guadaíra, pasando por la Puerta de Carmona. Esta construcción fue derribada entre 1911 y 1912, aunque en la actualidad se mantienen dos fragmentos expuestos en el primer tramo de la vía, a la altura de Jiménez Aranda y Amador de los Ríos, respectivamente.

No es hasta el siglo XV cuando se construye el templete de la Cruz del Campo, por lo que la calzada Caños de Carmona pasa a conocerse como calzada de la Cruz del Campo. Esta época es fundamental en la historia de Sevilla, pues, además del contexto histórico que la envuelve, convirtiéndose en uno de los puertos más importantes tras el descubrimiento del Nuevo Mundo en 1492, se construye el Convento de Santo Domingo de Portaceli.
La primera piedra
Situado en el espacio rectangular delimitado por las calles Martínez de Medina, Luis Montoto, Eduardo Dato y Santo Domingo de la Calzada, en la actualidad, los pilares del Colegio Buen Pastor y de locales como el de la sede de ING, Movistar o el Horno La Tahona, se asientan sobre los restos del convento de Santo Domingo de Portaceli que, tras su desamortización en 1835, se convirtió en uno de los secretos mejor guardados de la zona. A pesar de ser un edificio desconocido para los sevillanos, consta como la primera piedra que se puso en la actual calle Luis de Morales.

San Bernardo
Si bien el edificio no destacaba por su arquitectura, poseía un importante patrimonio artístico: 'San Luis Beltrán' y 'Beato Enrique Susón', de Zurbarán o 'Santo Domingo de Guzmán Penitente', de Martínez Montañés. La mayor parte de las obras han terminado expuestas en el Museo de Bellas Artes de la ciudad o en otras parroquias, como ocurre con la Virgen en una urna situada en el retablo de Nuestra Señora del Tránsito de la parroquia de San Bernardo.
La industrialización
A partir del siglo XIX, la calle Luis Montoto, que por aquella época se conocía como calle Oriente y estaba en las afueras de la ciudad, se convierte en un punto de encuentro para fabricantes, pues las empresas van incorporando sus cadenas de producción en esta zona. Según Buenaventura Díaz Carral, propietaria del Estanco número 128 de Luis Montoto, «había alguna empresa de litografía y muchos garajes y talleres de coche, pero lo más llamativo eran los chalets. Algunas casas señoriales eran impresionantes«.

Por su parte, Agustín Rodríguez, de la tienda de electrodomésticos La Isla del Tesoro, recuerda que, efectivamente, «esto estaba lleno de empresas de compra y venta de automóviles, y relacionadas con temas del campo, tractores y maquinaria agrícola o almacenes de mármoles. Era una calle dedicada a la industria más que al comercio. De hecho, si te subías al antiguo puente de San Benito, todo lo que veías eran fundiciones«.
Rafaela Álamos, conocida como Rafi, lleva 83 años viviendo en Luis Montoto. Es la hija del dueño de la antigua quinta situada junto a la actual gasolinera Galp. Explica que «todo esto antes era campo y fábricas, nada que ver con lo que hay ahora». La mujer relata que, cuando sus hijos eran pequeños, «los llevaba a ver cómo pasaban los envases de La Casera por el escaparate. La fábrica tenía un ventanal en la fachada y a mis hijos les gustaba ver cómo pasaban las botellas de un lado a otro». Esta fábrica de hielo y gaseosas, El Progreso Industrial, que posteriormente pasaría a ser propiedad de La Casera, se ubicaba donde en la actualidad se encuentra el restaurante Burro Canaglia Bar&Resto.

A su lado, de manera contigua, estaba la fábrica de aceite de Miguel García Longoria, que destacaba por su actividad exportadora a América del Sur. Tal fue la importancia que esta empresa tuvo en el sector alimenticio e industrial que, «cuando se abre el primer tramo de esta calle -Luis de Morales- en los años veinte, recibe la denominación de callejón de Longoria», señala el Diccionario Histórico de las Calles de Sevilla.
Homenaje al pintor
La calle Longoria va cobrando cada vez más importancia en la capital hispalense. Tal es así, que en los años 40 se tiran abajo las fachadas, se alinean, se comunican los dos tramos de la calzada -tanto el que desemboca en Eduardo Dato como el tramo que sale a Luis Montoto-, y se construye una mediana ajardinada para separar ambos sentidos de circulación. Además, pasa a llamarse calle Luis de Morales en homenaje al pintor, autor del 'Ecce Homo' de la Sacristía de los Cálices de la Catedral de Sevilla.
Luis de Morales se convierte en la 'segunda ronda de circunvalación de la ciudad'. Sin embargo, como el antiguo campo del Sevilla F.C. limita el espacio, se derruye en 1958 para ampliar la anchura de la vía. La construcción del Estadio Ramón Sánchez Pizjuán comienza dos años antes, en 1956, y se inaugura en 1958.
No es hasta 1973 que se empieza a construir el hotel Meliá Los Lebreros, seguido de El Corte Inglés en 1983, el Centro Comercial de Nervión en 1998 y Novotel Sevilla en 2003. Estas dos últimas edificaciones ocuparán el espacio del 'campo viejo' del Sevilla. Desde que se abren las puertas del estadio hasta que se levantan los edificios, el terreno vacío servía como parking para los aficionados cada vez que su equipo jugaba en el Sánchez Pizjuán.

50 años después
En la actualidad, Luis de Morales es una de las calles más transitadas de la ciudad. Su amplia oferta de ocio, trabajo y restauración hace que sea una de las zonas más demandadas a la hora de buscar una vivienda. Según los datos ofrecidos por el portal Idealista, «el precio del metro cuadrado en Luis de Morales, que pertenece a la zona de Nervión, es de 2.760 € en cuanto a venta de vivienda. Una cifra muy destacada, que está por encima de lo que se cotizan los precios en otros enclaves destacados de la ciudad, como La Palmera y Los Bermejales (2.739 €/m2), situándose por ello entre las zonas más caras de Sevilla, superada únicamente por espacios tradicionalmente más cotizados, como Los Remedios (2.908 €/m2), Triana (2.920 €/m2), la Zona Centro, con 3.345 €/m2, o la calificada como 'milla de oro' sevillana: San Bernardo-Buhaira-Huerta del Rey, con 3.707 €/m2, que lideran el ranking«.
Con apenas 50 años de trayectoria en el sector inmobiliario, Luis de Morales ha logrado un alto puesto en la lista de viviendas más caras de la ciudad.

El año pasado, la mediana fue erradicada con la obra del tranvía. Aunque por el momento el plan de ampliación del tranvía hasta Nervión ha entrado en su fase final, el alcalde de Sevilla, José Luis Sanz, asegura que las pruebas empezarán «en torno a octubre y noviembre». Es probable que los trabajos estén terminados para antes de Navidad.
Por el momento, a la sociedad sevillana no le queda otra alternativa que esperar a finales de año para comprobar si estas obras, al igual que las de 1973, sirven para que la calle Luis Montoto y, con ello, el barrio de Nervión, den ese salto de utilidad y calidad tan esperado.
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