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Elecciones municipales Sevilla 2023

El debate decisivo de Sevilla conforma los bloques para futuros pactos de gobierno

Los seis candidatos abusaron del argumentario y el cara a cara sólo se encendió al hablar del domicilio del popular en Tomares y las vacaciones del socialista en Torremolinos

El líder del PP golpea con la vivienda a Muñoz y éste responde con el teleférico que propuso para llegar a la capital

Antonio Muñoz y José Luis Sanz se reprochan no conocer Sevilla: vacaciones en Torremolinos y 15 años de Alcaldía en Tomares

¿Una Feria de Abril que empiece en sábado o en lunes? Así responden los candidatos

De izquierda a derecha, Cristina Peláez, Miguel Ángel Aumesquet, Antonio Muñoz, Roberto Arrocha, José Luis Sanz, Susana Hornillo y Sandra Heredia en el debate de ABC Raúl Doblado
Javier Macías

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La autocrítica y el perfeccionismo con los que se definieron los seis candidatos a la Alcaldía de Sevilla no se vio en el debate a seis en ABC. Fue lo único en lo que coincidieron y esa misma cualidad fue precisamente lo único que quedó ausente. Todos convirtieron el debate decisivo de ABC de cara a las elecciones municipales del 28 de marzo en un recital de argumentarios predefinidos y leídos del que apenas salieron, salvo en los cara a cara entre el socialista Antonio Muñoz y el popular José Luis Sanz a cuenta de la vivienda, la casa del segundo en Tomares y su gestión allí como alcalde o las vacaciones del regidor hispalense en Torremolinos. Pero si algo se puso en evidencia del debate fue que han quedado ya conformados los dos bloques para futuros pactos de gobierno y que el alcalde se vio sólo en la defensa de su modelo para Sevilla.

La presencia de seis participantes obligaba a minutar cada bloque, y fue a partir del final del segundo cuando el presentador, el periodista Roberto Arrocha, logró darle fluidez a la discusión que tanto convenía, sobre todo a Muñoz, evitando darles el turno de palabra. Desde el primer minuto, Sanz lanzó una enmienda a la totalidad a la gestión del alcalde de Sevilla: «Una Sevilla sucia, con la cera, no se puede aparcar, un poco más insegura». El socialista sacó la Agencia Espacial en su intervención inicial y vendió una ciudad ideal a la que se opusieron todos. Para el candidato del PSOE -partido que evitó nombrar en todo momento mientras que Sanz trató de mencionar al presidente Juanma Moreno en cada bloque-, «es una ciudad en marcha, y negarlo, señor Sanz, es negar la evidencia». Y pasó al ataque personal: «Sólo se puede hacer desde el desconocimiento o porque sencillamente no se viva aquí».

Antonio Muñoz y José Luis Sanz fueron claros en su análisis sobre los dos grandes bloques para pactos. Si el popular ironizó a la hora de una posible reedición del acuerdo PSOE-Podemos como en el Gobierno o como en la época de Monteseirín y Torrijos en Sevilla, «con la señora Hornillo de delegada de Urbanismo»; Muñoz también temió un pacto PP-Vox, «con la señora Peláez como delegada de Transición Ecológica». Pese a la ironía, quedó claro quiénes tienen la llave de gobierno, y quién no. Miguel Ángel Aumesquet, de Ciudadanos, que llegó a decir que «hay que sacar a los políticos del Ayuntamiento», reveló su sueño personal: «Que Cs continúe en el Ayuntamiento». El papel de la formación naranja es irrelevante pese a que sugirió que «sobre el hombrito de Ciudadanos se portan mejor», que sonó a ruego.

«Hay barrios en los que piensan que el alcalde aún es Espadas»

Donde el debate encontró su salsa fue cuando Tomares apareció en escena, que se nombró muchas más veces que el Polígono Sur. En varias ocasiones, el actual alcalde utilizó la residencia de Sanz y su pasado como regidor del municipio aljarafeño tratando de desvirtuar la crítica constante que éste le hacía. Y al final logró exasperarlo. El líder popular acabó sacando la propaganda electoral del PSOE que le había llegado a su domicilio en Sevilla para demostrar que su residencia está en la capital. «Va diciendo constantemente que no vivo aquí, y le recuerdo que en las últimas autonómicas voté en Sevilla. He nacido en la capital y en los 54 años que tengo he vivido más años en esta ciudad que usted. Y, en los 15 años que he pasado como alcalde en Tomares, también he vivido más que usted en Sevilla». Y cruzó la línea a lo personal: «Usted ha estado más en Torremolinos que en Sevilla».

Fue el momento más tenso del debate. Muñoz le reprochó el argumento de dónde pasa sus vacaciones e intentó desdecirse sobre su comentario acerca del lugar de residencia de Sanz: «A mí me da igual donde viva, ni lo sé ni me interesa, lo que me preocupa es su desconocimiento del que hace gala de la ciudad».

El popular siguió: «¿Desconocimiento? Si hay barrios en los que piensan aún que el alcalde sigue siendo Juan Espadas». «Tranquilícese -le espetó el alcalde-, no se ponga nervioso cuando se le recuerda su etapa en Tomares. ¿Tiene alguna experiencia de turismo allí?», acabó ironizando.

El alcalde trató de sacar a Sevilla del debate, para alejar cualquier crítica, infravalorando la alcaldía de un pueblo como Tomares respecto de la de la capital. Y así lo hizo con la vivienda, cuando Sanz le repitió que Emvisesa no había entregado ninguna VPO. El candidato socialista le contestó de la misma forma: «Tiene la misma credibilidad que el número de viviendas que hizo en Tomares o las que Zoido construyó en Sevilla. Ninguna. Sea más prudente y vea las grúas».

El rifirrafe continuó: «Sabe dónde está Tomares? -le preguntó Sanz-. Es uno de los municipios que se ha aprovechado de la parálisis urbanística del PSOE y que ha crecido, con 500 viviendas nuevas». «Pues será con el dinero que se ahorró del teleférico, porque de VPO no puede hablar», volvió a atacar Muñoz, que se sentía cómodo en el combate.

La falsa unión Heredia-Hornillo

Entre puya y puya de los dos candidatos principales se podía observar el daño que le hace a la izquierda ir por separado. La candidata de Podemos-IU, Susana Hornillo, y la de Adelante Andalucía, Sandra Heredia, tenían un argumentario similar. Una hablaba desde la óptica más académica y la otra desde la calle, pero con el mismo análisis. Ocurrió cuando ambas se pisaron para contestarle a la candidata de Vox, Cristina Peláez, que desbarró cuando, al señalar los 100 millones de euros «despilfarrados» en políticas de género e «inútiles», incluyó ahí el Festival de Cine Europeo, «que no ve nadie». O cuando se refirió al aumento de la criminalidad y que las violaciones han crecido un 30%.

Sandra Heredia, con un lenguaje coloquial, se convirtió en la candidata del Tussam, al citar constantemente medidas para mejorar el autobús, y fue especialmente dura con el turismo descontrolado, que todos criticaron, incluido Muñoz, que eso sí, pidió «sensatez» a la hora de atacar el principal motor económico de Sevilla.

«Todos contra mí»

Ya en el minuto final, Antonio Muñoz lamentó el «todos contra mí» al que se vio sometido con las viviendas, el turismo, la limpieza y la seguridad. Ni siquiera sus posibles socios en un hipotético pacto de gobierno tuvieron el más mínimo detalle a la hora de valorar sus políticas.

De hecho, se vio tan solo que criticó que Sanz sólo hablase de Juanma Moreno y no de sí mismo como candidato. Y aquí cometió un error: fue Antonio Muñoz quien puso a ETA y a Bildu sobre la mesa de debate pese a que en las dos horas anteriores nadie sacó el asunto que tiene en jaque al PSOE. El alcalde, que tenía preparado el argumento por si salía a relucir el asunto, aseguró que Sanz «tiene que tener muy mal pronóstico para hablar de mandatos anteriores, de ETA, Bildu y hoy de mis vacaciones. Son argumentos poco serios y políticos, como su propuesta de trasladar al Rectorado el Museo o de gastarse 400 millones en el subterráneo en el Paseo Colón». Esto dio pie a que Sanz le espetase: «Hay que ver la vergüenza que le da que lo vinculen con Pedro Sánchez». Y el popular sentenció: «Usted es uno de esos dirigentes cobardes del PSOE que ha permitido que se pacte con Bildu».

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