Decapitada por el hombre que rechazó en una tórrida noche de agosto en Écija
crónica de sevilla en negro
Andrés Redobladillo mató en 1923 a una de las hijas del arrendador del cortijo donde trabajaba y a su tía; una década después salía de la cárcel a pesar de haber sido condenado a pena de muerte
El crimen del joven torero que llevó al 'exilio' madrileño a la familia Bienvenida

Hace unos días se celebraba el Día Internacional de la Mujer, una jornada profundamente reivindicativa que invita también a echar la mirada atrás para constatar los avances logrados en materia de género en este país. Hace un siglo, los asesinatos de mujeres podrían saldarse ... con beneficios penitenciarios que hoy en día supondrían todo un escándalo judicial. Andrés Redobladillo, apodado El Viva, es un claro ejemplo. Mató a dos mujeres, decapitando a una de ellas y llevándose su cabeza como si fuera un trofeo. Fue condenado a muerte, aunque después el Tribunal Supremo conmutó su condena por cadena perpetua. No se pasó la vida en la cárcel ni mucho menos; una década después el Gobierno de la República firmaba un decreto que lo puso en libertad junto a otros 356 presos más.
Esta historia arranca una noche de verano en un cortijo de Écija. La finca Los Mutimentos la trabajaba José Ledesma y allí vivía también con su mujer e hijos. El 12 de agosto de 1923, la hija del arrendador Bárbara, de 18 años, se quedó sola junto a su tía Dolores, de 50 años, a quien habían ido a buscar para que le hiciera compañía porque el resto de la familia estaba aquella jornada fuera del cortijo. Bárbara tenía novio formal, que ya entraba en casa, pero aquella tarde no pudo ir al cortijo.
A la joven la rondaba también un trabajador de la finca, Andrés Redobladillo (38 años), que a pesar de estar casado, le propuso a Bárbara tener relaciones. Ella lo rechazó y como tantos casos de violencia machista, el asesino no lo aceptó. En la noche del 12 de agosto, El Viva decidió consumar sus deseos a la fuerza sin que nadie se interpusiera, aprovechando que los padres y hermanos estaban fuera. Así que en mitad de la noche se coló en la habitación que compartían tía y sobrina. Lo hizo a las bravas, rompiendo la ventana de la estancia.
Doble crimen
Primero atacó a Dolores, a quien apuñaló hasta matarla. Bárbara se había despertado y atónita miraba la sangrienta escena desde la cama. Ella sería la siguiente, aunque trató de impedirlo. La autopsia mostraría lesiones que confirmaban que había forcejeado con el criminal cuando intentó escapar por la puerta. Fue en vano, Andrés consiguió doblegarla en la cama y ahí la violó. Después le cortó el cuello y terminó decapitándola.
Cuando los cuerpos fueron encontrados la mañana siguiente por los primeros trabajadores que llegaron al cortijo, comprobaron que se habían llevado la cabeza de la joven y que también faltaban 5.000 pesetas de un arcón de la vivienda. El asesino se había parado a comer algo antes de huir, dejando los restos como prueba. El único que faltó aquel día fue El Viva por lo que todas las sospechas cayeron sobre él.

Al macabro hallazgo del 13 de agosto se sumaría poco después la localización de la cabeza en las inmediaciones del cortijo. El Viva la había dejado junto al tronco de un árbol. Cuando semanas después, uno de los periodistas que lo entrevistó en la cárcel le preguntó por qué se había llevado la cabeza del escenario del crimen, éste le respondió que de haber podido se habría llevado todo el cuerpo.
Dos semanas después del doble crimen, el Viva fue localizado por una pareja de la Guardia Civil en el Cortijo de La Encinilla, entre las provincias de Córdoba y Sevilla, donde se había ocultado. En la operación de caza, los agentes detuvieron a dos personas más, Ángel Ariza y Purificación Delgado, quienes habían auxiliado al delincuente facilitándole ropa y comida. El Viva, que hasta entonces no había tenido problemas con la Justicia, confesó el doble crimen y aguardó su sentencia en la cárcel.
El 12 de marzo de 1924 arrancó el juicio en la Audiencia de Sevilla con mucha expectación en la calle. Andrés Redobladillo tuvo como abogado defensor al prestigioso jurista Demófilo de Buen Lozano, que fue catedrático de la Universidad de Sevilla y destacado republicano. Finalmente fue sentenciado a dos penas de muerte, pero en septiembre el Tribunal Supremo acabó condonando esa sentencias en cadena perpetua.
Sin embargo, esa pena jamás se cumpliría. Como recoge una orden del Consejo de Ministros del 27 de enero de 1932, se acordó la puesta en libertad provisional de 357 reclusos por haber cumplido con algunos de los requisitos recogidos en el reglamento de servicio de prisiones. En el caso de El Viva, le contó el buen comportamiento en la cárcel. Se encontraba en ese momento en la prisión de central de Figueres. El autor de la matanza del cortijo los Mutimentos estuvo apenas una década entre rejas. Según una investigación de Antonio Siria, publicada en el libro «Casos, cosas y curiosidades ecijanas», Andrés Redobladillo murió en un pueblo de Alicante a los pocos días de haber salido de la cárcel.
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