INGRESO
Eva Díaz Pérez presenta a Sevilla como una inspiración literaria en su ingreso en la Real Academia de Buenas Letras
Recorre la ciudad a través de todos los autores que la han nombrado en sus obras en un acto repleto de público en la antigua Casa de los Pinelo

«La Sevilla intuida por sus poetas y narradores compone una topografía casi real que permanece en nuestro imaginario, en esa memorabilia literaria que hemos intentado reconstruir hoy, acaso con más audacia que acierto». Así ha definido a la urbe hispalense la periodista y escritora Eva Díaz Pérez pronunciando el discurso 'Una topoliteratura sevillana, la ciudad como inspiración literaria' en su ingreso como académica en la Real Academia de las Buenas Letras.
Pérez ha realizado un itinerario por las calles, lugares, escritores y siglos desde el XVII hasta nuestros días. Ha recordado a figuras como Alberto Lista, Blanco White, Francisco Rodríguez Marín, Antonio Machado y Núñez, Romero Murube, Rafael Laffón. Asimismo, a autores que pertenecieron a la institución como Rafael Valencia, Ismael Yebra, Vicente Lleó, Manuel Clavero, Aquilino Duque y José Luis Comellas.
En su disertación, se ha lanzado a «caminar por la Sevilla del pasado a través de las evocaciones literarias. He aquí el reto: leer la ciudad en clave literaria, descubrir los mapas poéticos, indagar en el alma de Sevilla a través de las palabras». Por eso, ha explicado que «esto es una propuesta de cartografía literaria, un plano posible de geopoética o un intento de buscar lo que acaso podría llamarse una topoliteratura sevillana. Intuir el alma de la ciudad a través de las evocaciones literarias -poéticas, novelísticas e incluso ensayísticas- que se han hecho sobre Sevilla».
Además, ha señalado que «esta pretensión que propongo entronca con una teoría literaria de finales del siglo XIX que indaga en las novelas y los ensayos narrativos que intentaron encontrar el alma de las ciudades. Obras en las que los escritores buscaban la esencia espiritual de las ciudades a través de intuiciones literarias».
La ciudad y sus claves literarias
Eva Díaz Pérez ha recordado al periodista Manuel Chaves Nogales con su obra 'La Ciudad' en la que «definió las claves literarias de Sevilla, consciente del disfraz que impedía las interpretaciones del alma de la ciudad. El periodista invitaba a recorrer las calles olvidadas, esas que se salen del encuadre de la postal y a observar la tristeza que tienen los patios sevillanos».
También, ha nombrado a Antonio Machado, el poeta que nació en el palacio de las Dueñas y al lado de la casa donde vino al mundo el mencionado Chaves Nogales. «Paseamos por una ciudad de naturaleza esquiva, huidiza, intrigante, aunque haya pasado a la posteridad como una ciudad folkórica, tópica y previsible. Los que creen que Sevilla es ese lugar de cartón piedra atrapado en las postales, kitsch y pinto resco que buscaron los viajeros románticos no entienden qué es realmente Sevilla», ha apuntado.
Otros autores recordados por Pérez fueron Pedro Salinas quien definía a la urbe como «una experiencia literaria, poética, o lo que es lo mismo, una realidad quintaesenciada». Francisco Ayala es otro escritor al que ha recordado y que se encontró con la ciudad tras un largo exilio en 1960.
Sevilla cervantina
También, se ha adentrado en la Sevilla cervantina que vivió el escritor del Quijote a través de sus Novelas Ejemplares «en esta fabulosa recreación en su obra donde podríamos toparnos con los mesoneros, jaques, coimas, cuadrilleros, murcios y tahúres que poblaron las páginas del escritor del XVII». También, ha presentado a otro autor de la época como Mateo Alemán y su 'Guzmán de Alfarache'.
Se ha referido a la «Primera Escuela Poética Sevillana que arranca en el siglo XVI con Gutierre de Cetina, Fernando de Herrera, Baltasar del Alcázar, Juan de Mal-Lara y así continúa con Juan de Arguijo o Francisco de Rioja. Para saltar a la siguiente escuela poética ya en el siglo XVIII con José María Blanco White, Manuel María de Arjona, Alberto Lista, Félix José Reinoso o Manuel María del Mármol. Y así hasta Bécquer, los hermanos Machado, los ultraístas de la revista Grecia y las vanguardias de orden con los poetas del 27 de la revista Mediodía».
Díaz Pérez ha recordado ante los académicos y el público asistente «a las plumas femeninas pues fue la ciudad inspiradora de no pocos ingenios de ambos sexos. Hubo musas inspiradoras, pero también autoras, es decir, creadoras. Y qué importante esa consideración de ser sujeto creador y no sólo objeto de la creación. Una de ellas, Ana Caro Mallén fue tan célebre en su tiempo que Rodrigo Caro la menciona en el Libro de Varones Insignes en Letras. Es cierto que a Ana Caro Mallén también la conocían como la «décima musa sevillana».
Tuvo referencias para José María Blanco White y sus referencias a la ciudad desde Londres en sus obras mostrando «un canto nostálgico- y también crítico con su ciudad natal-, tan añorada como odiada, una constante de muchos autores sevillanos. En el pasaje en el que recuerda el verano, Blanco White relata cómo la gente se trasladaba al piso bajo de los grandes caserones y corría en las horas de la canícula los tapaluces por medio de sogas y poleas».
Bécquer y el siglo XIX
Otro capítulo destacado del discurso fue el dedicado a Gustavo Adolfo Bécquer donde «hay momentos de su infancia sevillana especialmente reveladores. Decía el poeta que cuando era pequeño y apagaban la luz del cuarto en las noches de luna, su hermano Valeriano dibujaba la claridad dudosa de la torre de San Lorenzo, en la collación donde habían nacido».
Otra escritora a la que se ha referido Eva Díaz Pérez fue Fernán Caballero, la cual tuvo «el pensamiento conservador y tradicionalista de Cecilia ha hecho que en muchas ocasiones se le considere una autora menor, anticuada y reaccionaria. Y, sin embargo, cualquiera que la haya leído podría reconocer la audacia narrativa de su obra, cómo su escritura es todo un laboratorio de experimentación literaria que la convierte en auténtica pionera. Podemos considerar que Cecilia es una autora-bisagra en la novela del siglo XIX en España».
Continuando con las referencias literarias a lo largo de la historia, Díaz Pérez se ha adentrado en el siglo XX de la mano de los Machado señalando que es «un curioso territorio construido a base de recuerdos y ese infalible material poético que es la nostalgia. Pero no es sólo un paraíso idealizado. Hay dos Sevillas, la de su Arcadia intocable y la ciudad que era proyección de la España de charanga y pandereta».
Luis Cernuda también ha sido analizado por la escritora apuntando que la ciudad «era un lugar manejado por la fantasmagoría de la luz. Recordemos cualquiera de esos patios cernudianos que aún se pueden vislumbrar ocultos en el caserío sevillano. Leyéndolo es posible descubrir esta Sevilla de largas tardes de verano, de puertas y jardines recién regados que comienzan a oler a jazmín».
Contestación de Ignacio Camacho
Por su parte, la contestación al discurso ha sido por parte del escritor y periodista Ignacio Camacho, el cual ha glosado cómo Eva Díaz Pérez ha presentado a la ciudad donde «existe una teoría de interpretación de la ciudad, con la que este orador simpatiza, que identifica Sevilla como un conjunto de vivencias y evocaciones superpuestas que desembocan en un imaginario de ensoñación y de leyenda».
Además, Camacho ha apuntado que «la verdadera Sevilla sería una suerte de espejismo interior, un anhelo melancólicofruto de la idealización sentimental y poética, una procesión de emociones instaladas en lo más profundo de nuestra conciencia en contraste con la realidad prosaica, atribulada y problemática, de la ciudad moderna».
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