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LA FERIA DE...

Farruquito: «Camarón me cantó en el patio de las buñoleras y yo bailé para él siendo niño»

El bailaor sevillano se confiesa feriante, de los que les gusta escuchar buen cante y ver buen baile en el real, de los que montan a caballo y llevan a sus hijos al patio de la buñoleras, donde su abuela agasaja a sus bisnietos, que acuden a la Feria vestidos de corto

Juan Manuel Fernández Montoya, «Farruquito», junto a su mujer e hijo durante la Feria de Abril ABC

M. J. PEREIRA

Hace 28 años, Juan Manuel Fernández Montoya , conocido artísticamente como Farruquito , vivió un experiencia en la Feria de Sevilla que quedó grabada en su mente como un momento mágico. Tenía cinco años y sus padres , el cantaor Juan Fernández Flores «El Moreno» y la bailaora Rosario Montoya Manzano «La Farruca», le llevaron junto a sus hermanos al patio de las buñoleras . Allí Camarón le cantó por bulerías sin que él, un niño de cinco años, supiera para quién estaba bailando.

«Siempre nos llevaban al patio de los buñuelos, el patio de los gitanos porque desde la primera caseta de la izquierda hasta la última de la derecha son de familia mía, de mi abuela y todos su hermanos. Así que el patio de los buñuelos era como mi casa . El que no me daba buñuelos me daba una tapita. Comíamos tantos que nos poníamos malos porque Dios no quería», rememora Farruquito. «Recuerdo que allí me cantaban para que yo bailara . Un día me cantó por bulerías Camarón en el patio de los buñuelos. Yo le bailé sin saber quién era él y cuando terminé me fui con mi madre. Mis padres me preguntaron si yo sabía quién era la persona que me había cantado. Yo era muy niño, alrededor de cinco años, y no lo reconocí. Cuando me dijeron que era Camarón me quedé -dice- impresionado».

A Farruquito lo que más le gusta de la Feria «son esas reuniones de gente con arte, de gente flamenca... Recuerdo que de repente te encontrabas en fiestas con pedazos de artistas: Camarón, Juan Villar, Martín el Revuelo... ». En esas reuniones el artista del Cerro del Águila recibía sus mejores lecciones de baile y baile. «Nos dábamos verdaderas palizas en la Feria porque yo siempre le decía a mi padre que quería irme con él a las fiestas flamencas para escuchar buen cante y ver buen baile. Me gustaba una fiesta flamenca más que a un tonto un caramelo. Yo me sentaba al laíto de mi padre y así me hacían el regalo de mi vida».

« Casi siempre iba a la Feria vestido de corto , aunque a veces me vestía con chaqueta. Tengo un recuerdo muy bonito de cuando tenía cinco años y una televisión grabó a mi abuelo Farruco y más artistas. La televisión quería que la feria por bulerías fuera al amanecer. Yo le decía a mi madre que no me iba a dormir, que yo quería ver bailar a papa Farruco. Así que se me vio en la televisión con un traje de chaqueta rojo al lado de mi madre tocando las palmas y muerto de sueño porque aguanté toda la noche sin dormir para la grabación al amanecer», cuenta riendo.

Y aunque se trata de un bailaor consolidado, Farruquito no deja de bailar sevillanas en la Feria . «Me gusta bailarlas en pareja porque se pasa muy bien. No es un arte menor. El arte es pequeño cuando no se hace con la grandeza de corazón».

Pero a Farruquito no sólo le gustaba cantar y bailar en la Feria de Abril. Como todo niño, adoraba la calle del Infierno . «Me encantaba ir a las calesitas con mi familia. Lo que más me gustaban eran los coches locos, los ponis y esos carruseles antiguos que ya no existen en la Feria. Me gustaban los tiovivos porque mi padre y mi gente siempre han tenido caballos». Eso explica que sus hermanos y él monten a caballo en el real desde que eran niños. «Este año -anuncia- hemos quedado también para montar y para ir con mi familia en el coche de caballos de mi primo Barullo».

Antes Farruquito disfrutaba más de la Feria porque no era tan conocido. « Ahora es más difícil relajarme porque mucha gente quiere selfies y te graban con los móviles, con lo que ya no te dejan ser como eres. Ahora sigo yendo a la Feria por mis hijos. Si no fuera por ellos ya no iría porque para mí es muy incómodo. Visto a mis hijos de corto y los llevo al patio de las buñoleras para que vivan las mismas experiencias que yo viví de pequeño. Mi abuela se emociona tanto que deja de hacer buñuelos y empieza a pasear a sus bisnietos caseta por caseta».

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