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FERIA DE ABRIL

Zapatazos y flujos gástricos en el «Gigante» de la calle del Infierno

Una de las atracciones más populares de este año recomienda que no se suban a ella móviles, llaves, monedas, gafas o «calzado que pueda desprenderse»

Esta atracción, con más de 30 metros de altura, es una de las más populares ABC

JESÚS ÁLVAREZ

Una de las atracciones más populares este año en la calle del Infierno de la Feria de Abril de Sevilla es el llamado «Gigante de la Feria », una especie de torre de unos 30 metros de altura que gira trescientos sesenta grados como un molino de viento a una velocidad considerable .

Aparte de que no es recomendable comer nada dos horas antes de montarse en ella para no poner perdido de flujos gástricos y restos orgánicos los que están abajo esperando , tampoco resulta aconsejable subirse a ella con mocasines o zapatos poco apretados, ni objetos que puedan desprenderse de los bolsillos como móviles, mecheros, monedas, llaves o gafas . Un cartel lo advierte claramente, pero algunos adolescentes de los que esperan para montarse preferían la muerte civil antes que separarse de su móvil.

Los niños fueron los protagonistas del Domingo de Preferia en el que sus progenitores, abuelos, primos, amigos, titos y cuñados resucitaron sus ganas de fiesta, dejando claras sus intenciones (venir, pasear, reír, bailar, comer, beber, tontear, jugar y gastar dinero) para la semana festiva que esta noche arranca, a partir de las doce, con la prueba del alumbrado.

Los «niños y las niñas», o «la infancia», o «la población infantil», que dirían Susana Díaz y sus consejeros , tomó el domingo por asalto la calle del Infierno, que hervía como una olla a presión con grandes y agitadas colas en las principales atracciones y la gritona banda sonora de los estruendosos altavoces con los que cada una se promociona, de cuya efectividad propagandística uno alberga serias dudas viendo las caras de algunos padres.

José , que venía en metro desde Mairena del Aljarafe , comentaba a ABC mientras esperaba la cola para subir a su hijo, de 11 años, a «La selva encantada» (un cóctel de montaña rusa y de los rápidos del Orinoco de Isla Mágica) que llevaba media hora allí y ya se había tenido que tomar un ibuprofeno .

Como promoción icónica de esta atracción, que ayer costaba 4 euros y duraba más o menos un minuto y medio ( hoy puede durar algo menos y costar algo más ), se erige orgulloso la figura de un Tarzán a medio vestir y alérgico a la peluquería que emite cada medio minuto un grito de guerra muy bestia que le convierte en el rey de la selva y de todas ellas, las bestias.

Es probable que las farmacias de los Remedios facturen más analgésicos durante toda esta semana que en cualquier otra del año, pero no se les puede culpar sin pruebas de que la feliz iniciativa de la Feria de 2002 de imponer un único y agradable hilo musical en todas las atracciones pasara a mejor vida.

Este domingo todas costaban entre 3 y 5 euros y habida cuenta de que duran, como término medio, un minuto y medio, no es descabellado decir que una hora de estancia de José con su hijo en la zona le puede suponer a este padre ejemplar un gasto de 60 euros . Ayer abundaban, sin embargo, por la calle del Infierno las familias de 4 e incluso 5 miembros, lo que multiplicaría dicho presupuesto por 2 o por 3. Y eso que la Feria aún no ha comenzado, al menos «oficialmente».

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