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en la muerte de antonio burgos

'Hastío', el olvidado éxito musical de la primera juventud de Antonio Burgos

Siendo apenas un adolescente, el escritor sevillano compuso una canción que «volvió loco al público»

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Actuación del Cuarteto Yungay, para el que Antonio Burgos compuso la canción 'Hastío' ABC
Manuel Contreras

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Si hablamos del perfil de Antonio Burgos como letrista, a todo el mundo le viene a la cabeza su relación con Carlos Cano y las 'Habaneras de Cádiz'. Mucho menos conocido es un episodio muy anterior en el que siendo casi adolescente el escritor compuso un tema de inspiración rockera que tuvo notable éxito en la radio de la época.

Corrían los primeros 60 y a España comenzaban a llegar algunos vientos, todavía tenues, de modernidad. Aún no se veía el final del franquismo, pero el régimen iniciaba un tímido aperturismo y toleraba corrientes culturales que imitaban a los grupos de rock que triunfaban en el Reino Unido.

En el colegio Portaceli cuatro amigos aficionados a la música deciden crear un grupo al que bautizan Yungay, el nombre de una hermosa localidad peruana. No pueden sospechar que años más tarde el municipio desaparecería en un solo día, el 31 de mayo de 1970, cuando un terremotó provocó un alud de lodo, el hielo y piedras que arrasó la ciudad en pocos minutos.

El alma mater de Yungay es Luis Rojas-Marcos, que un chaval de buena familia que en 1968, tras terminar Medicina en la Universidad de Sevilla, viajaría a Estados Unidos para estudiar Psiquiatría. Con el tiempo sería durante una década, de 1982 a 1992, director del Sistema Psiquiátrico Hospitalario Municipal de Nueva York, coordinando 16 hospitales públicos y la red de ambulatorios de la ciudad. Rojas-Marcos toca la batería y la trompeta.

Los otros componentes son Manuel Fombuena a los teclados, quien posteriormente sería senador por Sevilla con UCD; Jesús Domínguez Domínguez-Adame a la guitarra, quien luego se haría cirujano, y Carlos Olmo al contrabajo, aunque poco después sería sustituido por Abelardo Pérez Olivares. El animoso conjunto ensaya en la casa de los Rojas-Marcos en la calle Conde de Barajas, con gran estruendo para digusto del vecindario. Allí Alejandro, tres años mayor que su hermano Luis, les acompaña con frecuencia. Alejandro, ya metido en política, tampoco sabe todavía que un día será alcalde de Sevilla.

Luis Rojas-Marcos era compañero de clase de Antonio Burgos. Ambos habían nacido en 1943 y compartían su afición por los nuevos ritmos que llegaban de más allá de los Pirineos. Escuchaban discos de la base de Rota o que traían los pocos conocidos que viajaban el extranjero.

Burgos no se animaba a tocar ningún instrumento; le gustaba la música, pero le atraían más las letras que las cuerdas. Un día se presentó con una propuesta de canción, 'Hastío', animando al grupo a grabarla. «Como gran orquesta que éramos, pronto quisimos hacer nuestra propia música. Así se creó 'Hastío', que fue una idea original de Antonio Burgos», escribió Jesús Domínguez Domínguez-Adame.

En un magnetófono

Burgos «escribió la canción para nosotros y la música nos la dio de la manera más extraña que se puede dar una partitura: tarareada en un magnetófono», seguía recordando Domínguez-Adame. «Luego yo la pasé a guitarra y finalmente se la presenté al resto del cuarteto, y entre todos quedó hecha la orquestación y arreglo definitivo. Bueno, digo mejor el primer arreglo, porque 'Hastío' ha dado más vueltas que un trompo. Primero se cantaba en español-inglés, con un cambio de tono. Después solo perduró la versión española y se suprimió el cambio de tono. Más tarde aún vendrían otros cambios, hasta quedar como se conserva en la actualidad», recordaba el cirujano.

La letra de la canción podría considerarse existencialista, y aunque breve, permite reconocer rasgos de la escritura del periodista recién desaparecido:

«Yo me he encontrado aquí, por esta vida voy./No sé por qué será que existo yo./No tengo culpa, no./Tampoco miedo,/Que con la muerte me encuentre yo./La vida quedará como se quedan las flores sin olor que dejó abril./Abandonada está nuestra existencia./Quiero olvidarme que estoy aquí…/Pues del tiempo que hubo, ya nada me quedó./Donde hubo alegría/Ahora solo hay dolor./El tiempo huye y nada queda….»

El tema se convirtió en un éxito casi inmediato. «Raro era el día que no sonaba por la radio», recordaba Jesús Domínguez Domínguez-Adame. Yungai, con Diego Limón de la Oliva –otro de los amigos de juventud– como manager, actuó en las principales emisoras, como Radio Sevilla o Radio Nacional de España. «Yo no sé si el triunfo era debido a la letra o la música o a ambas cosas a la vez, pero lo cierto es que el público se volvió loco con 'Hastío'», remataba en un libro el que fuera guitarrista del cuarteto.

El propio Burgos recordó en su artículo 'El Cuarteto Yungay debuta en el Florida', publicado en noviembre de 1997, el nacimiento del grupo: «Con Marino Marini en los discos del guateque, había que crear un conjunto. Conectó al punto con Diego Limón de la Oliva, que desde entonces ya estaba organizando negocios, y yo creo que el Cuarteto Yungay, que tal fue el nombre que se le puso, fue el primer conjunto juvenil que tuvo mánayer antes que integrantes», recordaba el escritor sevillano en las páginas de ABC de Sevilla.

Burgos evocaba el estreno del cuarteto. «Debutó el Yungay en el cine Florida, por todo lo alto. Tras muchos ensayos en casa de Josele [Rojas-Marcos], en la calle Conde de Ybarra, el Yungay aspiraba a llevarse el concurso que se había convocado, a ver qué conjunto cantaba mejor 'Muchacho', esto es 'Guaglione', lo de 'anda chiquillo, deja el cigarrillo', que silbábamos mientras esperábamos a la novia en el Santo Angel, en la otra acera siempre que El Feo Maravilloso. El cine Florida estaba de bote en bote, con todos los del curso. Y, lo más valioso, con las niñas más importantes del Valle, de las Irlandesas, de las Esclavas. Las Galnares. en pleno. Y porque eran ya mayores, que, si no, allí que habrían estado Luchi Contreras y hasta La Niña Bombón de Heliópolis...»

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