El Hotel Don Ramón, el último gran lujo que agrada a todos los sevillanos
La cadena Kaizen inaugurará próximamente su primer establecimiento hispalense tras finalizar la rehabilitación de la antigua Cámara Agraria
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Imágenes del hotel 5 estrellas Don Ramón de Sevilla
Los propietarios del aún por inaugurar hotel Don Ramón han obrado el gran milagro de esta ciudad: poner a todos los sevillanos de acuerdo. Que en su unanimidad comparten un dictamen positivo, que es la verdadera entelequia. Aunque exclusivamente sustenten su relato en la percepción que ofrece la fachada del establecimiento, tan distante de diseños contemporáneos como sugerente de lo que dentro alberga. Una rehabilitación integral que ha devuelto el atractivo a la extinta Cámara Agraria Provincial de Sevilla, que en su dejación había eclipsado la notoriedad del conjunto: la antigua casa palacio de la calle Trajano. De edificio abandonado a negocio hotelero, con el marchamo de Gran Lujo. Aunque sus dos suntuosas puertas abrieron al público el pasado mes de febrero, el negocio aún no ha oficializado su apertura. De hecho, se inaugurará la próxima semana. Sus propietarios –grupo jerezano Kaizen Hoteles– no quisieron hacerlo hasta rematar cada detalle.
Este periódico lo comprobó durante su visita, con las instalaciones cerradas al público para que unos operarios rematasen algunos detalles del patio principal –hay dos–. Es decir, se antepuso el confort de los huéspedes al negocio económico. Lo explica Marisa de Azcarate: «Aquí viene un cliente exclusivo que valora especialmente su descanso, eso es primordial para nosotros. Siempre será mejor cerrar para alguna intervención que interrumpir el descanso y la tranquilidad de los clientes».
Sevilla, Jerez y El Rocío
La paz es bandera en el Don Ramón, que induce al bisbiseo por su itinerario, desde que se atraviesa el dintel sobre el empedrado artesanal que han logrado tras semanas de trabajos hasta alcanzar la piscina exterior de su tercera planta. Esta apertura cierra el triángulo hotelero de la cadena Kaizen –María Luis, en Jerez; y Malvasía, en El Rocío–, que siempre parten del mismo concepto: la restauración de una casa palacio; como también cierra, o amplía, el triángulo turístico de Sevilla. Es la equidistancia entre el Alfonso XIII, hotel señorial de la ciudad in aeternum, y este nuevo Don Ramón. Que con su apertura parece ampliar el entorno monumental hasta la confluencia de las calles Trajano con Javier Lasso de la Vega, revistiendo el entorno de la Plaza del Duque y acercando a los visitantes hacia la zona norte del Casco Antiguo de la ciudad, en dirección a la Alameda de Hércules.
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Son sólo veintiséis las habitaciones que tiene este hotel Don Ramón, que pasan de lo arabesco y mozárabe a la inspiración por el Nuevo Mundo. «Son los tres estilos principales en nuestras habitaciones, sin que ninguna de ellas se parezca a otra». Caracteres que hibridan con lo contemporáneo, con decoraciones y materiales exclusivos de diseñadores y artesanos andaluces. Como los zócalos cerámicos que acompañan desde la entrada del hotel hasta sus patios interiores, con apariencia de añosos, aunque con el resplandor del estreno. Son obras de la empresa alcalareña Guadarte, que combina colores y elementos tradicionales de la tierra con el innegable sello identitario del arrabal trianero. También apreciable los macetones que adornan tanto la planta baja como la terraza, así como en la decoración de su restaurante El Limón, que es el añadido que culmina su consecución del distintivo 'Gran Lujo' con «una propuesta gastronómica con productos de proximidad con técnicas de elaboración locales y toques creativos, abierto tanto tanto para los huéspedes como para el público general».
Espacio expositivo
A las decoraciones encargadas en exclusiva se suman, además, lienzos y obras de arte de la colección de la familia De Azcárate, algunas incluso rescatadas del propio patrimonio del edificio, que convierten al establecimiento en un espacio expositivo. Estos propietarios explican que la intencionalidad del proyecto es la de «materializar la excelencia» de Sevilla, a través de la combinación de cuatro características diferenciales: «la apuesta por la recuperación del patrimonio histórico y artístico; la integración total de la tecnología más avanzada y puntera; un interiorismo que combina y fusiona a la perfección la historia de la ciudad con las tendencias más contemporáneas; y un servicio en el que el cliente se convierte en el centro absoluto de la experiencia».
El diseño del hotel ha sido responsabilidad de la interiorista Alejandra Pombo, que ha procurado que cada estancia sea «un fiel reflejo y un homenaje a la esencia e historia de Sevilla». «Se trata de un viaje por las diferentes culturas que han habitado a lo largo de los años la ciudad, desde Al-Ándalus a la Sevilla del Nuevo Mundo. Una esencia que toma forma a través de detalles y materiales exquisitos y realizados por artesanos locales, como los papeles pintados, los tapizados del mobiliario, la azulejería, las rejas y los coquetos balcones presentes en algunas de sus estancias».
La propietaria del establecimiento, Marisa de Azcárate, explica que en su cadena no hacen hoteles que superen las 40 habitaciones –aquí son 26–, para darle exclusividad a los clientes. «Con esta apertura nos establecemos como referentes del turismo de lujo en la capital andaluza y completamos nuestra posición en las ciudades más atractivas para el viajero en Andalucía occidental: Sevilla, Huelva y Cádiz».
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