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Ignacio Camacho, «un jornalero de la palabra», ingresa en la Real Academia Sevillana de Buenas Letras

El articulista de ABC ha pronunciado el discurso 'El ensayo urgente. El artículo periodístico en el siglo XXI', que ha sido contestado por el duque de Segorbe, para quien el periodista sevillano «ha hecho del cultivo de la palabra una forma de vida»

El alcalde de Sevilla, Antonio Muñoz, la consejera de Desarrollo Educativo y Formación Profesional, Patricia del Pozo, numerosos compañeros de profesión y amigos, han acompañado al nuevo académico

El duque de Segorbe, en la contestación a Ignacio Camacho: «En un mundo ya digital, tu prosa no ha empeorado un ápice, sino todo lo contrario»

Ignacio Camacho promete su cargo como miembro de la Real Academia ante el presidente, en presencia del duque de Segorbe y Alfonso Lazo raúl doblado
Jesús Díaz

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«Por más que el mito del cuarto poder haya agrandado en la prensa la sensación de importancia, los periodistas sólo somos jornaleros de la palabra obligados como Sísifo a subir la piedra del deber cada mañana». Ésta es una de las sentencias que conforman el discurso pronunciado por Ignacio Camacho este mediodía en la Casa de los Pinelo durante el acto de ingreso en la Real Academia Sevillana de las Buenas Letras, en la que el articulista de ABC ha sido contestado por Ignacio Medina Fernández de Córdoba, duque de Segorbe, para quien el periodista sevillano «ha hecho del cultivo de la palabra una forma de vida».

'El ensayo urgente. El artículo periodístico en el siglo XXI' ha sido el título escogido por Ignacio Camacho para el discurso leído en el acto de recepción pública, en el que, tras ofrecer una visión histórica del articulismo nacional, ha realizado una radiografía de la situación del género de opinión frente a la transformación digital, con sus inherentes riesgos para el articulista pero también para la prensa.

El acto ha estado presidido por el director de la Real Academia, Pablo Gutiérrez-Alviz Conradi, y ha contado con la presencia del alcalde de Sevilla, Antonio Muñoz, la consejera de Desarrollo Educativo y Formación Profesional, Patricia del Pozo, el consejero de Política Industrial y Energia, Jorge Paradela, el senador y candidato a la Alcaldía por el PP, José Luis Sanz, el decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Sevilla, Alfonso Castro, el consejero delegado de Vocento, Luis Enríquez, o el director de ABC de Sevilla, Alberto García Reyes.

Además, Camacho ha estado acompañado de numerosos amigos y compañeros de profesión, que no han querido perderse el ingreso como académico de esta corporación de uno de los grandes articulistas en el panorama periodístico español.

Tras ser acompañado en su entrada por los académicos Alfonso Lazo y el duque de Segorbe, Ignacio Camacho López de Sagredo ha tomado la palabra para, de primeras, admitir que «este periodista cuya herramienta de trabajo es la palabra tiene hoy dificultades para hallar con ella los términos en que expresar el emocionado honor que representa ser recibido en esta institución casi tricentenaria».

Entre sus palabras de agradecimiento resaltan las dirigidas al también académico Rogelio Reyes Cano, el «maestro» que moldeó y encauzó su vocación desde el Bachillerato a la licenciatura; y a sus padres, Luis y Georgina, que «supieron habitar de libros y periódicos el paisaje más inmediato de mi infancia», en su Marchena natal.

Camacho desde hoy forma parte de una corporación que ha tenido el honor de contar desde mitad del siglo XVIII con figuras de la talla de Alberto Lista, Blanco White, José Amador de los Ríos, Domínguez Bécquer, Antonio Machado Núñez, Joaquín Guichot, José Gestoso, Luis Montoto, Benito Más y Prat, Manuel Cano y Cueto, Javier Lasso de la Vega, Joaquín Romero Murube, Rafael Laffón, Joaquín Caro Romero o Antonio Burgos.

El articulista de ABC, en cuya casa ha transcurrido la mitad de su carrera, ha asegurado que el género de opinión es hoy el principal valor añadido de la prensa escrita y el articulismo, literario o de análisis, constituye la materia prima que la sostiene vigente como factor de referencia ante el vertiginoso, heterogéneo y con frecuencia confuso universo de las nuevas narrativas digitales.

La definición del artículo

«Los periódicos ya no pueden sobrevivir vendiendo sólo noticias que el consumidor recibe por multitud de canales más rápidos y más dinámicos; han de vender identidad, interpretación, profundidad, jerarquía. Frente al turbión de datos no siempre ciertos –y a menudo absoluta e interesadamente falsos-- que circulan por los grandes agregadores de internet y las redes sociales, el periódico contemporáneo presenta un relato real ordenado, estructurado, verificado y enriquecido. Una cabecera periodística es el producto de un proyecto intelectual que ofrece una visión de la actualidad. Y el elemento diferencial de esa identidad son sus firmas, sus columnas», ha manifestado Camacho antes de hacer un recorrido por los grandes nombres del articulismo español.

El articulismo español acrisola en ese sentido una de las tradiciones más brillantes de Europa: Larra, Jovellanos, Clarín, Galdós, Azorín, Unamuno, Camba, Pla, Fernández Flores, Cavia, D´Ors, Ortega, Pemán, Ruano, Delibes, Alcántara, Umbral, Vargas Llosa, Reverte, Vicent, Del Pozo, Gistau,... Y ha dejado una mirada a las grandes firmas sevillanas: Blanco White, Izquierdo, Juan Ignacio Luca de Tena, Guichot, Montoto, Chaves Nogales, Romero Murube, Antonio Burgos o Francisco Robles.

Ha definido el artículo en «una mezcla de ensayo urgente y de miniatura literaria», pero con una precisión: «Es literatura, sí, pero no puede ser ficción, y es pensamiento, también, pero no debe ser propaganda».

Las lealtades primordiales

Ha ahondado al respecto, afirmando que el artículo se debe a dos lealtades primordiales, a la veracidad, lo que no es real es incompatible con el periodismo, y a la precisión del lenguaje ,al rigor de la palabra. Y aquí ha lanzado un mensaje a sus compañeros de profesión: «El periodista no tiene coartada para inventar o deformar hechos ni para faltarle el respeto al idioma. No es excusa la urgencia, ni la precariedad, ni la premura, ni la rutina».

Y con Umbral llegó a la irrupción de los soportes virtuales, la transformación digital, «una mutación trascendente». Según Ignacio Camacho, cuyo currículum recoge galardones tan prestigiosos como los premios González Ruano, el Nacional Miguel Delibes, el internacional de periodismo Julio Camba, el Romero Murube o el centenario Mariano de Cavia, «en el universo digital, el texto periodístico se piensa de otro modo, se escribe de otro modo y, esto es muy importante, se lee de otro modo. Cambia el enfoque de los mensajes y cambia su recepción. Y viceversa: la forma de leer acaba inexorablemente influyendo en la forma de escribir».

Internet y sus cambios

Llegados a este punto, Ignacio Camacho ha advertido de los riesgos a los que se enfrenta la prensa actual. «Internet ha cambiado las reglas». A la intrusión de los poderes (políticos, económicos, cultural y deportivo), se une ahora las audiencias.

Y sin tapujos ha expuesto su pensamiento sobre el periodismo, y el articulismo en particular, actual. «El público de la prensa digital tiende a perder interés por la construcción formal del discurso para centrarse en una suerte de bulimia informativa, en el consumo rápido de información y de ideas, aunque éstas últimas a menudo no pasen de lemas y consignas acuñados con técnica publicitaria».

Imagen - «Y si cambia el hábito del lector, el escritor no puede sustraerse a ese cambio, de tal modo que el articulismo está comenzando a mutar»

«Y si cambia el hábito del lector, el escritor no puede sustraerse a ese cambio, de tal modo que el articulismo está comenzando a mutar»

Ignacio Camacho

Miembro de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras

«Y si cambia el hábito del lector, el escritor no puede sustraerse a ese cambio, de tal modo que el articulismo está comenzando a mutar también sus pautas conceptuales y lingüísticas para aclimatarse a los nuevos estándares, en los que la necesidad de hallar un fraseo abreviado, directo, desnudo, adaptable a la réplica viral, impone una simplificación del razonamiento y de la misma construcción literaria, de la que con frecuencia desaparecen matices, datos, precisiones, detalles», ha lamentado.

El proceso de reconversión es imparable, según Camacho, porque las nuevas generaciones tienen lo audiovisual en el centro de su lenguaje y porque en el actual marco económico los costes de impresión, producción y distribución resultan cada vez más inasumibles para las empresas editoriales. «Aunque probablemente no para todas: si el libro resiste en su formato tradicional es en buena medida porque sus editores han querido resistir», ha valorado.

El nuevo periodismo

Se ha mostrado seguro del valor referencial del artículo, en papel, en internet o en cualquiera que sea el medio de difusión que el futuro alumbre, pero admite, igualmente, «la mengua de su dimensión literaria en aras de un mayor enfoque interpretativo, ideológico, doctrinal o incluso propagandístico». Por eso, no es casualidad ni capricho que los textos de opinión y análisis constituyan el núcleo primordial de los paquetes «premium», de los contenidos accesibles sólo a través de suscripción.

Ha incidido en «el impacto disruptivo de la migración digital en las claves mismas del género, en la transformación paulatina pero firme del estilo, del lenguaje, del planteamiento, al punto de que puede afirmarse que el articulismo se halla en una fase de renovación de conceptos».

Según Camacho, en una sociedad sobreagitada por la convulsión de la política y de una opinión pública envuelta con pasión trincheriza en el choque de las ideologías, el escritor de prensa se sitúa ante «la inaceptable sugestión de olvidar por conveniencia que su misión no es cambiar la realidad sino contarla, descifrarla, explicarla o al menos ayudar a entenderla«. «El sesgo de confirmación es uno de los mayores peligros que acechan al actual periodismo», ha asegurado, aunque matizando que no es un fenómeno reciente, ya que el principal vínculo de los lectores con las cabeceras ha sido siempre el proyecto ideológico o cultural.

Imagen - «Para esos ineludibles instantes de abatimiento que provoca la angustia de monologar en el vacío siempre queda el recurso de acogerse a un viejo adagio del oficio:  en caso de duda, periodismo»

«Para esos ineludibles instantes de abatimiento que provoca la angustia de monologar en el vacío siempre queda el recurso de acogerse a un viejo adagio del oficio:

en caso de duda, periodismo»

Ignacio Camacho

Miembro de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras

Y a todo esto, Camacho une la reciente incorporación en las redacciones de medidores del tráfico que transmiten en tiempo real el número de lectores de cada texto en «un descarnado ejercicio de estímulo de la competencia».

El contador de 'clicks' introduce en el periodismo «el factor viciado de la valoración cuantitativa, que subordina el rigor, la calidad y la profundidad a la acumulación numérica de visitas y amenaza con empujar a los profesionales menos seguros de sí mismos a una letal deriva de sensacionalismo o de superficialidad populista».

Por una parte, según el nuevo académico, «la búsqueda obsesiva de titulares con «cebo», el llamado 'clickbait', que según Miguel Ángel Bastenier convierte el periodismo en un acertijo», así como la creciente tendencia a alargar el tiempo de lectura –es decir, de permanencia en la web-- a base de deconstruir la tradicional narrativa de pirámide invertida, son técnicas que «desplazan la iniciativa del autor y le enajenan la soberanía sobre el conjunto de su texto para depositarla en el efecto de sugestión de la audiencia».

Otra intromisión

Por otro lado, ha añadido el uso de palabras seleccionadas según las estrategias de posicionamiento en buscadores, conocidas por el acrónimo inglés SEO, constituye «otra creciente intromisión en la autonomía periodística». Y ha advertido de que «el poder que los expertos en esa técnica acumulan en el proceso de toma de decisiones de los diarios tiende a transformar la esencia del oficio sometiéndola a la cada vez más poderosa tiranía del algoritmo».

«Afecta a la selección de los temas y del lenguaje, determina en muchas ocasiones la agenda informativa, sustituye el imperativo de la realidad por el de la demanda y merma la iniciativa de los profesionales para establecer su propia escala de jerarquías y prioridades. La posibilidad técnica de conocer de inmediato las preferencias del público está creando un periodismo a la carta, cuya oferta viene determinada por la conversación en el ciberuniverso y, en particular, en las redes sociales», ha descrito.

El discurso de Camacho, que se ha prolongado poco más de cuarenta minutos, ha vuelto a la figura del columnista, de quien ha dicho que «posee un instrumento principal de convicción, que es el razonamiento, y otro de persuasión, que es el estilo, que no se negocia porque es un ingrediente capital de la originalidad, del sello del autor, de su impronta, de su capacidad y madurez».

Ha concluido su disertación señalando la necesidad de que el columnista del siglo XXI sea consciente de la medida exacta de su cometido: «el compromiso del articulista empieza y termina en el artículo, con toda su grandeza pero también con su carácter perecedero». Para Camacho, en esta profesión uno vale lo que su último escrito.

La misión del periodista no consiste en quitar o poner gobiernos, por eso, «por más que el mito del cuarto poder haya agrandado en la prensa la sensación de importancia, los periodistas sólo somos jornaleros de la palabra obligados como Sísifo a subir la piedra del deber cada mañana.

«Y para esos ineludibles instantes de abatimiento que provoca la angustia de monologar en el vacío siempre queda el recurso de acogerse a un viejo adagio del oficio: en caso de duda, periodismo». Éstas han sido las últimas palabras de Ignacio Camacho López de Sagredo en la Casa de los Pinelo, donde un largo aplauso ha servido de agradecimiento ante una brillante intervención de una las firmas más prestigiosas del articulismo español.

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