Entrevista
José María de Cárdenas: «Construiría viviendas en la Cartuja antes que en Tablada»
Conoce el urbanismo de otras ciudades porque ha llegado a trabajar en Moscú y tiene una visión clara sobre lo que necesita Sevilla para empezar a crecer
José María de Cárdenas (II): «Pensaron que las Setas tendrían el efecto para Sevilla que el Museo Guggenheim para Bilbao»

Su casa es un molino en el cerro aljarafeño que es puerta de Doñana y balcón al río. Ha convertido la vieja amazara reutilizando los bloques de piedra de la prensa, las tinajas del aceite y las altas cubiertas de madera en el salón y ... el dormitorio. Es la metáfora de cómo entiende la articulación arquitectónica y urbanística de la ciudad, integrando el agua, la naturaleza y el patrimonio. José María de Cárdenas dirige el estudio Eddea, una firma sevillana que acaba de cumplir 30 años y que fundó con su socio Luis Ybarra. En la última década ha sido el responsable del área internacional de la compañía, donde ha desarrollado proyectos como una ampliación urbana de la megaurbe de Moscú o la Ciudad de la Cultura y el Pop de Taiwán. Ahora, ha vuelto a situarse al frente de la dirección general de Eddea con retos como el diseño del nuevo Distrito Portuario, 200 viviendas de un nuevo barrio en Tomares para Insur; y en Cádiz, el diseño de un nuevo residencial en el polígono exterior de la Zona Franca.
-¿Qué es el 'citythinking'?
-Fue una iniciativa en la época más dura de la profesión, en 2009 y 2010, con gente muy brillante que trabajaba con nosotros de distintos ámbitos, y trataba de pensar fuera de la caja qué proyectos podíamos hacer que le interesara a la sociedad. Fue muy productivo, trabajamos mucho con la Administración y, en concreto, con la Agencia IDEA, para mejorar la economía. La base era que entendiendo el contexto y el territorio se puede entender cuál puede ser la economía que mejor florezca en una zona. De 'Citythinking' nació el proyecto del barrio en Moscú que ganamos y eso nos dio perspectiva para hacer muchos otros alrededor del mundo. Es como un laboratorio de ideas pero muy productivo.
-¿Qué diferencias hay, más allá del clima, entre diseñar un barrio en Moscú y uno en Sevilla?
-Las cosas han cambiado mucho, pero la globalización hace que los ciudadanos queremos lo mismo. Hace uños no podías imaginarte que un australiano quisiera comprarse la misma camisa que tú hasta que llegó Zara. Ahora te das cuenta que la gente que vive en ciudades tan lejanas están muy cerca de las nuestras. Siempre con las condiciones locales pero el humano tiende a vivir en ciudades similares y nuestro proyecto de Moscú es fácilmente adaptable a los de aquí. Eso sí, las tramitaciones son muy distintas. El modelo español, que deriva del francés, es muy distinto al anglosajón, y el modelo soviético es muy especial, con un urbanismo muy estandarizado. Nos dio una oportunidad, porque lo que Rusia inventó lo extendió por toda una colonia de países soviéticos incluido China.
-Porque en Sevilla, construir un barrio es algo así como un auto de fe, ¿no?
-Lo es. En Sevilla hay un PGOU que ha planificado algunas extensiones de la ciudad como barrio y a día de hoy, de los cinco o seis, solamente Palmas Altas se ha desarrollado. El Pítamo, Santa Bárbara, San Nicolás o el Buen Aire están aún luchando con las infraestructuras. Aquí ha resultado que, aún habiendo una demanda, a veces los planes complejizan mucho la gestión.
-Sevilla pierde habitantes, ¿qué tiene que pasar para frenar esa sangría?
-Sevilla tiene una identidad muy potente y eso es muy atractivo para la gente que quiere vivir aquí. Las ciudades son como las empresas, si no crecen al 2 o 3% se mueren. Y una ciudad que ya está al cero o bajando, preocupa. Lo segundo es que está muy bien conectada. Lo tercero es que tiene que tener habitabilidad y condiciones para vivir -vivienda asequible, mediana, grande, pequeña o de lujo- y tiene que tener capacidad de producción. La gente no viene para vivir sólo, viene también a trabajar, y Sevilla ha progresado mucho pero no ha terminado de completar un parque de viviendas de clase media. Es dramático. Casi toda se está yendo a la corona metropolitana. Esto es algo que hay que solucionar agilizando los planes que se han quedado sin desarrollar.
-Hay también un freno con las infraestructuras. En su 'citythinking', ¿cuáles deben ser las prioridades?
-Vamos muy tarde con el metro y tenemos una red de autobuses que no es comparable con otras ciudades de nuestro tamaño y presupuesto. No conseguimos tener los mismos usuarios, seguramente por una tendencia del sevillano, pero también porque los tiempos de espera son complejos. Sevilla está bien equipada con hospitales, aeropuerto, tren... lo tiene todo, pero falta conectarlo mejor.
-¿Usted es más partidario del túnel o del puente?
-Las dos cosas se pueden hacer bien pero, aunque no soy un experto en impacto medioabiental, entiendo que el túnel tendría menor. Sí creo que esto es una prioridad, porque esta carretera no es de Sevilla, sino un paso territorial muy importante a nivel regional y nacional. Conecta el Algarve con Cádiz y Algeciras sin pasar por Sevilla.
-¿El desarrollo del sur cubre las necesidades de crecimiento Sevilla?
-A un corto plazo sí, a medio y largo, no. Eso ha significado la llegada de equipamientos muy importantes para el sur, y ahí hay que sumarle otras actuaciones como el Distrito Portuario. Ahora, hay que llevarlo al norte y al este, y aquí me preocupa la conexión de Santa Justa con el aeropuerto, esto es una prioridad. Ahora es el momento de desatascar los otros planes, porque el sur se agotará.
-Y tras estos, el PGOU se agota.
-Sí, pero aún queda carrera. Aún es pronto para hablar del agotamiento del suelo hasta que no se desarrollen los suelos comprometidos en el plan. Pero no sólo se crece hacia fuera con Palmas Altas o Pítamo, sino también dentro: Pineda, los cuarteles, Las Razas. Son zonas que no están lo suficientemente densas para hacer la ciudad rentable. Hay que identificar los polos donde hay más transporte público para construir ahí.
-¿Eso necesita de un nuevo PGOU como plantea el alcalde?
-Si se deduce que no se han desarrollado esos suelos por la maraña del planeamiento, hay que sentarse inmediatamente a desatascarlo. En el momento que se revisa con profundidad, se puede hablar de un nuevo PGOU. Lo que hay que cambiar esta vez es el carácter expansivo o no expansivo del PGOU y el modelo de gestión económico. Nada es igual que en 2006.
-¿Y cuál es el éxito del Aljarafe o Dos Hermanas?
-Han sabido atraer la atención de muchos, porque han tenido planes generales menos ambiciosos, mucho más centrados en los problemas de crecimiento de sus pueblos. Y han tenido la suerte de que cuando llegó la crisis, estaban como una perita en dulce. Desde 2014 que llegaron las nuevas inversiones, estos planes estaban preparados y dotados.
-Siempre se dice que una licencia de obras tarda mucho menos en Dos Hermanas que en Sevilla.
-Esto es algo que no puedo comprender y espero que esta nueva administración actúe con rapidez. Entre las licencias de la Gerencia y las dificultades para sacar un documento de la Comisión de Patrimonio se tarda mucho porque hace falta personal.
Distrito Portuario
«Será un lugar emblemático del sur de Europa, e irá mucho más allá del Muelle Uno de Málaga»
-Usted lideró el proyecto de 'Tablada azul', que proponía devolverle el carácter de marisma a la zona. Ahora se ha vuelto a reabrir el debate de la urbanización. ¿Qué debe ocurrir allí?
-Ahora mismo creo que no toca hablar de reurbanizar Tablada. Es una pieza clave de la ciudad, única porque tiene un valor natural que puede agotarse, y creo que la mayoría por no decir toda está abocada a estudiarse desde el río. Tablada pertenece al río y habría que ver qué parte del río necesita de Tablada para beneficiarlo y ayudar también a la ciudad. En Sevilla no se puede salir a pasear al campo, como sí se hace en el Aljarafe y otras capitales europeas. Nosotros tenemos dehesa. El río vivo de Sevilla hay que descubrirlo en Tablada y hacer eso necesita de infraestructuras, crear accesos y comunicaciones. Yo cuando era chico he visto aquello inundado, por eso siempre he dicho que tiene que ser espacio libre pero no verde, sino azul. El CSIC nos dijo que mientras que Cartuja era una isla inundable que ya era de la ciudad, hubiera sido un gesto bonito que la ciudad regalara Tablada al río, porque el Guadalquivir está turbio, gris, como el Ganges, con muy poca vida en la zona más profunda. El modelo de explotación tiene que cambiar. Y tampoco creo que deba ser un parque urbano como el Alamillo, porque su presupuesto es inasumible.
-Pero aquello es un secarral que ya no se inunda.
-Aquello es un campo, que está muy aislado, por eso creo que Sevilla tiene que resolver muchas cosas antes de hablar de Tablada.
-Con el Distrito Portuario, Altadis o el Jardín de las Cigarreras parece que la ciudad va mirando más al agua.
-El síntoma que demuestra que Sevilla no vive de espaldas al río lo viví en la pandemia, cuando la gente llenaba las orillas. Es algo de 1992 para acá. El Distrito Portuario supondrá un cambio drástico para Sevilla, un proyecto que será emblemático a escala sur de Europa.
-¿Como el Muelle Uno de Málaga?
-Es muy diferente, por la extensión, la propia ciudad. Tiene visos de ser un espacio económico mucho más allá del turismo, por la descentralización que conllevará, por el uso terciario. Y lo hace más grande que el sur esté creciendo: si vemos en un mapa la línea 3 de metro, la Ciudad de la Justicia, las bolsas de viviendas que hemos hablado antes y el Distrito Portuario, te das cuenta de que estamos transformando Sevilla en pequeño, sin una gran actuación como la Expo. Estoy esperanzado de que podemos transformar la ciudad en los próximos años
-El reto que se marcan las administraciones es 2029.
-Esto es muy importante, porque debe ser un proyecto de todos.
Santa Justa
«Presentar un plan y aprobarlo sin escuchar es algo del siglo pasado. Yo voto por el proyecto de Cruz y Ortiz»
-Hablando de esos grandes proyectos, ¿qué plan necesita Santa Justa: el de la Gerencia o el de Cruz y Ortiz?
-Yo estoy por densificar esos puntos. Si tenemos una infraestructura que nos conecta con Madrid, con el aeropuerto... ¿cómo no será productivo crear actividad residencial, económica y terciaria alrededor de ese punto caliente? Esto es crecer hacia dentro. Yo apuesto por el proyecto de los Antonio claramente.
-¿Y por qué se ha optado por uno más sencillo?
-Las plusvalías están para compartirlas, para el inversor privado, para la ciudad y para el ciudadano. La plusvalía del ciudadano es más vivienda asequible, más espacio libre y mejor comunicado. No podemos expulsar los proyectos que generen plusvalías. Lo que hay que ver es si genera valor para mi ciudad, si la modernizo y la hago más atractiva a largo y no a corto plazo. En Santa Justa se echa de menos el debate, como el que hemos tenido nosotros en el Puerto. Allí tenemos la opinión de todo el mundo, y hemos incorporado más de 200 iniciativas al planeamiento. ¿Por qué en Santa Justa no se ha actuado igual por parte de la Gerencia? Es difícil entenderlo. Presentar un plan sin escuchar y aprobarlo es del siglo pasado. Esto de la participación ciudadana tiene que ser algo más que la pura obligación.
-¿Cómo ve Torre Sevilla?
-Algo apagada. Lo desarrolló un privado, las torres están llenas. Se acabó. Puede que ahora que JRC va a desarrollar su sede al lado, la conecte mejor con Cartuja. Y si ahí se hace el E-City, podría rehabilitarse. Creo que Cartuja tiene un serio problema de monocultivo: ser un sitio vacío a las siete de la tarde. Las ciudades eficientes no tienen esto. Tienen que arreglarlo. Yo elegiría algunos puntos para hacer viviendas, asegurando que no deje de ser atractivo el modelo productivo y no sea una amenaza para atraer empresas. Está bien que haya niños corriendo por allí. Necesita una reurbanización y no dejar esta gran zona, tan estratégicamente ubicada junto al centro, con hospitales, parque temático, centros universitarios y culturales. Yo pensaba antes en Cartuja que en Tablada.
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