ENTREVISTA AL ALCALDE DE SEVILLA
Muñoz: «La Expo no puede seguir sirviendo de excusa para que no se invierta en Sevilla, ya está bien»
«¿Demasiadas obras? La ciudad está viva, es dinámica y necesita una transformación, sobre todo en movilidad. Peor sería que no hubiera. No nos quedemos en la epidermis de la molestia puntual»
«Son injustificables los retrasos con la SE-40 o con la conexión ferroviaria del aeropuerto, yo exijo como alcalde independientemente del color político de la administración que sea»
«Vamos a endurecer las sanciones por ensuciar las calles, no puede seguir saliendo gratis»

A un lado del despacho, un cuadro que refleja la proclamación de la República. Al otro, uno del Rey Felipe VI junto a una párvula estatua de San Fernando. Sobre la mesa del alcalde de Sevilla, una vela rizada de la Virgen del Refugio de ... San Bernardo pegada a un libro sobre Marie Curie. Detrás, una fotografía de varias amigas sujetando la bandera multicolor del orgullo y otra suya al lado de Obama en el Alcázar. Ecléctico, versátil, Antonio Muñoz inicia el curso político con la ilusión de su primer envite electoral como regidor al final del trayecto y paladeando el gusto de haber empezado a dirigir la ciudad siendo ya un veterano. Quizás por eso huye del lenguaje maniqueo, el partidismo y el encasillamiento.
– No me negará que es bien distinto enfilar un curso electoral desde este despacho que siendo simplemente concejal...
– Sin lugar a dudas es muy diferente. Llevaba seis años al frente de una macroárea, pero la Alcaldía son palabras mayores, con una enorme responsabilidad que exige la máxima sensatez y estar continuamente calibrando cuál es el interés general para la ciudad cuando hay intereses contrapuestos. Pero por encima de todo, soy feliz como alcalde. Ya sé que no es un término muy usado en el argot político, pero soy muy feliz. No es cualquier cosa ser alcalde de una ciudad como ésta, capital de Andalucía y con una historia como la que tenemos.
– Encontrarse hoy día a alguien que dice ser feliz a boca llena es noticia de portada. No digo ya políticos, hablo de cualquier persona, haga lo que haga.
– Pues soy feliz, sí, lo soy. Sin caer en la autocomplacencia, me siento feliz en estos meses que llevo en el cargo, por lo hecho y por lo que supone estar.
– Cuénteme un secreto. ¿Cuántas veces le ha dicho Juan Espadas que se arrepiente de haber abandonado la Alcaldía para aspirar a presidir la Junta de Andalucía?
– El diálogo con el anterior alcalde es fluido y permanente, y le aseguro que no me lo ha dicho nunca ni me lo ha dejado entrever. Y tampoco lo veo arrepentido sino simplemente ordenando el grupo parlamentario y asumiendo una oposición que en estos cuatro años le permita volver a aspirar a presidir la Junta. Está muy centrado en eso.
– ¿Cuánto distorsiona su plan o su manera de trabajar el hecho de que esta fase que ahora se inicia acabe en las urnas?
– En la política española se produce un efecto contagio hacia los debates tanto autonómicos como locales. Y en mi opinión, hay demasiado ruido. Un ruido que incluso sobrepasa algunas líneas que en democracia deberían respetarse. Y la gente agradecería que disminuyéramos los decibelios y nos centráramos en debatir propuestas y programas. Me gustaría que el escenario fuera otro, no lo niego, porque soy consciente de que a medida que nos vayamos acercando a mayo, corremos el riesgo de que ese ruido a nivel local reproduzca los esquemas del Parlamento español. Pediría juego limpio y que podamos confrontar los modelos de ciudad que cada partido pueda tener para Sevilla. Desde luego, me va a pesar entrar en un periodo electoral, pero yo tengo que seguir gestionando la ciudad y los servicios públicos no pueden pagar las consecuencias de un año electoral y del ruido.
– Al hilo de ello, ¿hasta qué punto va usted a seguir la tendencia general de todos los candidatos de alejarse de las siglas de su formación? ¿Va a seguir el ejemplo de Juanma Moreno, al que le fue muy bien en las pasadas elecciones andaluzas desvinculando su imagen de las siglas?
– Todo el mundo sabe que Antonio Muñoz pertenece a la organización política que pertenece, la mayoría de los sevillanos lo saben. Pero suele ocurrir en las elecciones municipales que se vota más a la persona con independencia de sus siglas. Tenemos muchos ejemplos. En Córdoba, en La Coruña, en Sabadell... en muchos lugares se vota a un partido de forma masiva en las elecciones generales o autonómicas y luego en las locales se vota a otra persona de una formación radicalmente opuesta. Eso es síntoma de la madurez del electorado, que sabe diferenciar al gestor más capacitado para su ciudad. En Sevilla, lo que la gran mayoría de la gente quiere es que las cosas funcionen y a un alcalde transversal, que les represente tanto en una reivindicación de igualdad de la mujer como en una velá o en una procesión. Yo, desde luego, estoy empeñado, y así lo dejo claro con mi agenda, en representar a todos los sevillanos con independencia de su ideología, raza, situación o creencia religiosa.
– En estos meses ha llamado la atención, incluso ha sorprendido, esa capacidad suya de encajar en sectores más tradicionales de la ciudad ante los que, a priori, iba a costarle mucho más por su propio perfil.
– Yo me planteo este cargo como un reto y como un proceso en el que, en mis reuniones y contactos, todos los días aprendo algo. Lo digo con toda la humildad, porque es positivo para las personas aprender cada día, desde mi punto de vista. Formando parte del Gobierno municipal me había prodigado poco en mis apariciones en algunos sectores de la sociedad sevillana y como alcalde, para ser fiel a esa transversalidad y buscar el interés general, tenía que hacerlo más, como lo he hecho. Sin imposturas y con humildad, preguntando lo que desconocía y aceptando las reglas de cada ámbito. Muchas cosas me han sorprendido. Por ejemplo, no era un ámbito que desconociera del todo, esto es Sevilla, pero he de decir que me ha sorprendido muchísimo la tarea de protección del patrimonio y sobre todo la labor social de las hermandades, ese escudo social que desarrollan en algunas barriadas sin el que muchas familias no tendrían recursos porque en algunas cuestiones la Administración pública puede ser insuficiente. Y eso hay que reconocerlo.
El escudo social
– Hablando de escudo social, se vienen encima un otoño y un invierno complicados por la crisis, la inflación y las consecuencias de la guerra en Ucrania. ¿Qué margen tiene el Ayuntamiento para actuar en este frente, en la protección a las clases más desfavorecidas?
– La palabra que más repetimos en este momento en España y el resto de Europa es incertidumbre, pues ese escenario bélico condiciona mucho los precios de la energía y la inflación. Y ante ello, hay que adoptar medidas. Las que está tomando el Gobierno de España para contener precios y, sobre todo, tarifas energéticas son bastante positivas. El margen de maniobra a nivel local es mucho menor, sí, pero hemos aprovechado el decreto de rebaja del 30% en el transporte público para aplicarlo a Tussam, por ejemplo, y estoy seguro de que se trata de una medida que va a ayudar a pensionistas, a trabajadores, a estudiantes o a clase media, que también está siendo muy golpeada por la crisis. Pues como esa, muchas cosas más. Lo que sí me gustaría es seguir desarrollando los dispositivos sociales en esas zonas con necesidades de transformación que tanto lo necesitan, en los barrios más afectados y con mayor desempleo.
– ¿Por qué habla en condicional? ¿Es que no puede seguir haciéndolo?
– Para mantener esos dispositivos hacen falta dos cosas fundamentales. Una, que el Ayuntamiento pueda tener presupuesto en el año 23. Cuando estoy reclamando que Sevilla tenga presupuesto no estoy pensando ni muchísimo menos en mi rédito político sino en los sevillanos que tendrían que sacrificarse si ese presupuesto no saliese por la falta de acuerdo entre los grupos. Es importantísimo que tengamos presupuesto para desarrollar ese escudo social. Y, por otro lado, hay un condicionante que puede marcar un antes y un después, el desarrollo de la Ley de Servicios Sociales de la Junta de Andalucía, que ya atribuye competencias y traspaso de recursos y personas a los ayuntamientos. Que se pueda producir ese desarrollo reglamentario a favor de los servicios sociales y que puedan ser gestionados principalmente por los ayuntamientos puede hacernos mucho más eficaces para atender a la población.
– Se refiere a la interrupción de los programas de ayuda.
– Eso es. Ahora mismo, el Ayuntamiento está atendiendo a personas vulnerables, pero el problema surge porque esos programas de atención tienen un principio y un fin. Un año, dos, tres... Tú tienes acostumbrada a una familia a asistir a esos dispositivos de ayuda y de la noche a la mañana, porque termina el programa, dejas de atenderla. Pues lo que pasa cuando la Administración se retira es que los tres o cuatro pasos que has avanzado en la integración y normalización se transforman en seis o siete pasos hacia atrás. Por eso lo ideal es que estos programas se mantengan en el tiempo y para eso debe desarrollarse la Ley de Servicios Sociales.
– Pero esa ley autonómica es de 2016, la aprobó su partido y la dejó sin desarrollar.
– Como ya le he dicho, miro por los intereses de los sevillanos, me da igual de qué partido habláramos. Viene de atrás y es una asignatura pendiente. La cuestión es que ha habido tiempo y no se ha desarrollado aún la norma, lo que no es comprensible. El actual Gobierno andaluz tiene cuatro años por delante con clara mayoría, con lo que no tendría explicación no hacerlo ya. Eso nos daría estabilidad en los dispositivos de atención a los más vulnerables.
– Con todo, más allá de los programas, la cuestión de fondo es muy compleja. ¿Cómo se puede revertir la situación en esos barrios tan deprimidos? ¿Cómo puede Sevilla quitarse el estigma de tener los barrios más pobres de España?
– Lo digo con rotundidad: esas estadísticas nos deberían avergonzar. Es verdad que tenemos una Sevilla pujante en algunos ámbitos y ejemplos en la economía de empresas que son auténtica punta de lanza en tecnologías de la innovación, pero liderar esos registros de los barrios más pobres debería sonrojarnos. Y que quede claro, revertir la situación de esas zonas no puede ser una tarea exclusiva del Ayuntamiento, que no tiene ni todas las competencias ni los recursos económicos. He tenido la oportunidad de trasladárselo tanto al presidente del Gobierno como al de la Junta, a los que les he dicho que para evitar esto necesitamos la confluencia en torno a un plan o a un programa integral, llamémosle como queramos. Porque hace falta atajar el problema de las viviendas, infrahumanas en muchos puntos, las cuestiones del espacio público degradado, pero también asuntos sociales, políticas culturales o de salud. En definitiva, muchos ámbitos. Por eso tienen que estar las tres administraciones aportando recursos. Lo que no vale es lamentarse luego cuando aparecen estas estadísticas pero que la política brille por su ausencia. Si existe una situación excepcional en esos barrios, la manera de luchar también debe ser excepcional. Acciones puntuales o para una sola barriada no pueden ser la solución. Yo estoy dispuesto a liderar esas intervenciones en esos barrios y le puedo asegurar que cuando me reúno con un gran empresario pongo ese tema sobre la mesa, porque a veces una inversión privada importante puede acelerar el cambio, pero necesitamos la complicidad de la Junta y de los ministerios.

Pobreza y marginalidad
«Las estadísticas de los barrios pobres nos deberían avergonzar, pero sólo lo resolveremos entre todas las administraciones, no únicamente el Ayuntamiento»
– Una de las grandes apuestas de su gabinete en este sentido, el de las oportunidades para los que menos pueden, es el acceso a vivienda protegida o en régimen de alquiler. ¿Tienen tiempo en los próximos meses para desarrollar algo más el Plan Municipal de Vivienda?
– Sin duda. En este momento hay viviendas de promoción social construyéndose, con lo que van a responder a esa demanda antes de que termine el mandato. ¿Es suficiente? No. Hay que continuar. Pero si tenemos en cuenta el número de licencias que ya hemos concedido, sobre todo en la zona sur de la ciudad, podemos decir que en los próximos años se van a construir más de 20.000 viviendas, en un porcentaje importante de carácter social, lo que va a tener un efecto muy positivo en el padrón. Sevilla es ahora mismo una ciudad viva, dinámica, y una de las maneras de demostrarlo es precisamente la cantidad de licencias de obras. En lo que va de año, por ejemplo, ya se han dado más de 2.300, lo que supera los mejores registros. Más del 80% de ellas por vía telemática, lo que da una idea de cuánto hemos agilizado ese proceso. Esa demanda de vivienda y el desempleo son los dos principales problemas que tiene la ciudad.
– Muchas licencias de obra significa, y perdone la obviedad, muchas obras, incluidas las que cortan las calles. Eso molesta mucho a los ciudadanos.
– Yo estaría más preocupado si en este momento Sevilla fuera una ciudad paralizada, pero a la vista de las inversiones que estamos ejecutando y también del comportamiento de la iniciativa privada en torno a desarrollos urbanísticos, sólo se puede decir que estamos en una ciudad viva, dinámica, en transformación permanente, con proyectos y ambición. Y eso está redundando en más viviendas para los jóvenes, por ejemplo. No me deja satisfecho ni tranquilo, no es suficiente, pero mi preocupación sería mayor si en este momento yo observara que el número de licencias fuera inexistente. Este argumento del dinamismo no es sólo mío, lo señalan todos los promotores nacionales, que destacan el crecimiento inmobiliario de Sevilla. Y eso es fruto de haber desbloqueado planes urbanísticos que estaban parados o judicializados, como el de Higuerón, el Pítamo, Santa Bárbara o Metrovacesa, que llevaban años o hasta décadas empantanados.
– ¿Han calibrado la afección que puede tener en todas estas inversiones la crisis mundial de materiales y los sobrecostes por la subida de precios?
– Ese riesgo está ahí, no nos vamos a engañar, pero sinceramente, por mis conversaciones con empresarios y con ministros y consejeros, las soluciones que se están arbitrando en materia energética pueden aliviar esta inflación y moderar la crisis. Lo peor ha pasado ya en el colapso del suministro de materiales.
– Sólo le faltaba que tuvieran que retrasarse obras que están generando tantos inconvenientes y quejas vecinales como las del tranvía en Nervión...
– Más que de obras, prefiero hablar de proyectos. Y a pesar de las molestias momentáneas, son muy necesarios en una ciudad como Sevilla para paliar déficits históricos como el de la movilidad tanto interna como la metropolitana. Creo que en este momento estamos en las puertas de un nuevo ciclo inversor y de transformación urbana de la ciudad. Creo firmemente en ello y peleo por ello tanto con la Junta como con la Administración central, porque Sevilla requiere inversiones. Las necesitamos ya. No podemos seguir escuchando eso de que ya tuvimos bastante con la Expo 92. La Expo no puede seguir siendo la excusa que escuchemos los sevillanos ante las peticiones de inversiones. No puede ser. Hace treinta años ya. Ya está bien.
Importancia capital
– ¿En qué medida podría ayudar a recibir esas inversiones tener una ley de capitalidad como la que usted reclama a las administraciones superiores?
– En mucha, en mucha. Es el momento de Sevilla. Estoy convencido de que estamos en el arranque de una nueva gran fase inversora. Y también es el momento de que otras administraciones respondan a ese momento inversor de Sevilla con un reconocimiento de lo que ya dice el Estatuto de Autonomía. Me hace mucha gracia cuando leo que cuestionan que seamos la capital de Andalucía como si fuera un capricho de este alcalde. Y no, mire usted, es que eso lo dice el Estatuto de Autonomía. Por eso pido que al igual que tienen Madrid, Barcelona, Zaragoza, Palma, Logroño o hasta Mérida, Sevilla esté respaldada por una ley que recoja las características especiales de la ciudad y la condición extraordinaria que tiene por ser capital autonómica, que supone tener una población que utiliza la ciudad para sus trámites u otra que viene a manifestarse por ser ésta la capital. Eso requiere más gasto público que habría que reconocer y compensar. Es de una lógica aplastante. Cuento con todo el respaldo del Pleno y también de empresarios y sindicatos. En la ciudad no hay ni una fisura ni una duda. Y tiene que quedar muy claro: no es una ley en contra de ninguna otra ciudad andaluza. Que se refuerce Sevilla es bueno para las demás ciudades de la región, a ver si nos enteramos. Abandonemos ya la miopía de entender que en Andalucía competimos unas ciudades con otras. Colaboremos. Cooperemos. La ley de capitalidad es buena para Sevilla y para toda Andalucía.
– Volviendo a esa fase inversora de la que habla, parece olvidar que algunas de las obras emprendidas reciben una fuerte contestación social por las molestias que generan.
– Sevilla requiere transformaciones urbanas. Por eso todas las obras que estamos ejecutando y las que puedan venir son muy necesarias. ¿Acaso el paseo de Torneo no requería una intervención para el disfrute de los ciudadanos? ¿Acaso no era necesaria la obra del colector entre el Alamillo y la Barqueta, que va a supone eliminar la depuradora y los malos olores de San Jerónimo? ¿Le han preguntado a los vecinos de este barrio si les parece bien o mal la obra? La obra de Las Razas tiene una inversión de 200 millones de euros, repito, 200 millones, y tiene una importancia trascendental para el tratamiento de las aguas residuales de toda la ciudad. ¿Íbamos a dejar pasar la oportunidad de acceder a esos fondos? Tengo la impresión de que a veces nos quedamos sólo en la epidermis de las cuestiones, en las molestias coyunturales. ¿Acaso no tiene todo el sentido del mundo la ampliación del tranvía? ¿No es de sentido común llevar el tranvía hasta Santa Justa? No son actuaciones caprichosas sino para cubrir un déficit. Las fuerzas políticas que se están quejando de las obras, ¿qué dirían si no hiciéramos ninguna? ¿Cuando se liciten las obras del metro vamos a oponernos por las molestias que va a generar una obra de esas dimensiones? ¿También nos vamos a oponer a eso?
– ¿Pero era necesario este solapamiento de obras, esta acumulación que tiene tantos puntos de la ciudad cortados a la vez?
– La mayoría de esas obras se han producido en un momento de convocatoria de ayudas con fondos para la recuperación económica y la generación de empleo. Como alcalde, no voy a desaprovechar ninguna oportunidad de que alguna de estas convocatorias cubra las necesidades que tiene mi ciudad, aunque ocasiones algunas molestias momentáneas. Pero por favor, Sevilla necesita un nuevo ciclo inversor, necesita transformarse urbanísticamente en algunas cuestiones, sobre todo en movilidad. Necesita ampliar la red de cercanías, necesita carreteras metropolitanas, la ampliación del tranvía, el metro... Todas esas necesidades concitan consenso. Por eso luego no es serio que nos quejemos de las molestias coyunturales. ¿Qué diríamos si no hubiera obras? Que es una ciudad muerta, que no supera sus déficits históricos, que seguimos igual que hace veinte años... Que no haya obras sería grave en una ciudad que lleva tanto tiempo esperando inversiones. Bienvenido sea este arranque inversor, que espero que continúe en los próximos meses y en los próximos años. A la línea 3 del metro le tiene que seguir la 2 y después la 4. La ampliación del tranvía a Santa Justa ha de continuar luego llevándolo hasta Ponce de León. Que sí, que son obras muy incómodas porque se está uno metiendo en la trama de la ciudad, en el corazón, pero es que son necesarias. Las de este verano, que han causado algunas molestias, se están liberando ya. Y en el caso concreto del tranvía déjeme que le diga que cuando se termine la ampliación y todo se reurbanice, el panorama va a ser radicalmente opuesto al paisaje urbano actual. E iremos abriendo en la medida que la obra lo vaya permitiendo para que se pueda ir circulando e ir reduciendo el impacto negativo de los trabajos.
– ¿Se desbloqueará este mes de septiembre, como se anunció, la financiación de la línea 3 del metro?
– La financiación del metro está desbloqueada. Hay un acuerdo entre Consejería de Fomento y Ministerio de Transportes y están en los últimos flecos del convenio que tienen que firmar. Hubo discrepancias por dos cuestiones, el porcentaje de financiación de cada administración, en lo que ya hay un acuerdo de 50% cada una, y si los fondos Feder podían entrar o no, y entran. Por lo tanto ya no hay una diferencia política sino un acuerdo. Ahora cada administración tiene que tramitar ese convenio con los informes correspondientes para proceder a la firma, y en el momento en que eso ocurra la Junta licitara la obra, porque el proyecto ya lo tiene. Están en los trámites, pero le aseguro que tanto el presidente de la Junta como el del Gobierno están deseando firmar cuanto antes porque con ambos he hablado de ello. A Pedro Sánchez le dije que necesitábamos el metro y que el Gobierno no puede titubear en esto. Y no lo ha hecho. Ya hay un acuerdo entre las dos administraciones. Si no, yo sería el primero en alzar la voz. Yo no controlo la tramitación en la Junta o el Gobierno, pero la firma se va a producir ya, cuanto antes, porque el acuerdo es total. Creo que la obra se debe licitar antes de final de año o como muy tarde en enero.
– Sí le he escuchado alzar la voz, incluso con la propia ministra de Transportes delante, al solicitar la conexión ferroviaria con el aeropuerto. ¿Ha surtido efecto?
– No tiene justificación ninguna que una ciudad turística de primer orden como es Sevilla no tenga conectadas las dos grandes infraestructuras del transporte que se hicieron en Santa Justa y el aeropuerto. Y más cuando técnicamente el trazado se antoje como algo relativamente sencillo pues se trata de una superficie corta y llana. No tiene justificación. Se lo he pedido al Gobierno, sí. Esta obra la tiene que hacer y financiar el Ministerio de Transportes. Lo exijo igual que cuando tengo que exigir como alcalde a la Junta, con independencia del color político. Esa conexión es del Ministerio y la ministra, delante mía y del presidente de la Junta, se comprometió a realizar los estudios del trazado. Lo importante es pone el coche en marcha, que el Ministerio tenga este proyecto en su plan de trabajo. Y ya lo tiene. Cuando tenga ese estudio elaborado se redactará el proyecto y luego se licitará. Yo voy a ser insistente con este tema porque creo que es una conexión estratégica para Sevilla. Del aeropuerto a Santa Justa y desde allí con el tranvía con San Bernardo o el Centro y que en la estación también esté la parada del metro.
– ¿Alguna novedad con respecto a la SE-40? ¿Tiene ya claro el Gobierno qué piensa hacer con el paso sur del río? ¿Y es el Ayuntamiento ya abiertamente partidario de alguna de las alternativas barajadas?
– Yo creo que lo importante es que la SE-40, con la que acumulamos muchos años de retraso, se acabe, que se cierre cuanto antes. No hay justificación alguna a tanta demora, y han pasado gobiernos del PP y del PSOE, y en ningún caso hay justificación. Que se acabe de una vez. Y desde luego, si es túnel o si es puente, se elija la opción que sea, lo que sí yo a pedir al Gobierno es que me convenza de que se trata de la mejor solución técnica. Me tienen que convencer de que es la mejor la que elijan, y pediré los argumentos. Lo que no voy a hacer es pronunciarme sobre uno u otro modelo y mantener una postura maniquea. Podemos mirar hacia atrás y quedarnos criticando la demora, la tuneladora sin usar, el parón... Pero quiero mirar adelante y que de una vez se cierre el anillo de esta ronda. Y desde luego, que el Ministerio explique bien al alcalde y a toda la sociedad sevillana por qué va a optar por un sistema o por otro.
– ¿Pero de plazos no hablamos?
– Tengo entendido de que antes de que acabe este año el Ministerio estará en condiciones de presentar la opción que los estudios aconsejan.
– De fuera hacia dentro, anunciaron que van a poner el marcha el Plan Respira a primeros de año. ¿De verdad que es el momento más adecuado para cortar los accesos al Centro?
– No va a coincidir eso con tantas obras porque ya hay muchas finalizando. La gran obra que va a estar sin terminar aún a principios de año es la ampliación del tranvía. De una forma u otra, lo que sí le digo es que tarde o temprano se aplicará la restricción del coche privado en el casco histórico como en todas las ciudades patrimoniales. Ya se hace en muchas.
– Pero habla usted de tarde o temprano, no ya de fecha concreta.
– Con este asunto vamos a estar un año de pruebas. Y además, no se trata de repetir aquel Plan Centro de otra época. En esta ocasión va a haber una serie de excepciones para residentes, para trabajadores, para familiares, para quien va a llevar a alguien a un hotel, para empleados... El catálogo de exenciones para acceder es amplio. Hay que añadir a ello que no vamos a empezar a aplicarlo con sanciones sino que lo que queremos es usar un año para ver cómo funciona para tomar de qué aspectos hay que corregir antes de su aplicación definitiva. Me parece que estamos siendo tremendamente prudentes para aplicar el Plan Respira a Triana y al Centro. Eso sí, recuerdo que no podemos estar continuamente aplazando las grandes decisiones de transformación de la ciudad. Si aplazamos el Respira o si posponemos las obras por las molestias, pues mantendremos continuamente la foto en blanco y negro de Sevilla.
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