en La muerte de antonio burgos
El origen de 'El Recuadro' de Antonio Burgos
En sus inicios este artículo de opinión se denominaba 'Sevilla al Día' y llevaba la firma de tres autores de la Casa: Manuel Ferrand, Joaquín Caro Romero y Burgos
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'El Recuadro' de Antonio Burgos era la cita obligada del periodista con sus lectores cada mañana. Sus artículos se convirtieron en un encuentro diario entre el 'maestro' y sus seguidores, y también los que no opinaban como él, sevillanos y de todo el territorio nacional. Y a ese rito se le daba cumplimiento desde hace décadas. No dejó un asunto por abordar en sus palabras: la política nacional, autonómica y municipal; la Semana Santa, los toros y sus carteles, los ritos de la ciudad, el urbanismo, lo que Sevilla perdió...
Fue el propio Burgos quien explicó en unos de sus artículos publicado el 26 de abril de 2005 el origen de 'El Recuadro', precisamente a razón de un cambio de diseño de ABC de Sevilla por el que sus artículos volvían a estar recuadrados, «con cierre tipográfico».
Aquella fue la excusa para contar la fundación de su rincón en el periódico de la ciudad y la ocasión que aprovechó el periodista para agradecer a sus lectores «su apadrinamiento».
«Sí, me siento ahijado de mis lectores. Aquí llamé un día Trovador de Sevilla a Paco Palacios. Desde entonces El Pali me llamó su padrino. ¿Por qué? Porque lo había sacado de pila. Del mismo modo, lector, yo le tengo que llamar a usted ahora padrino. Porque usted y todos los que me conceden la grata merced diaria de la lectura empezaron a llamar El Recuadro a un artículo que aparecía recuadrado en una sección que no se titulaba así, sino 'Sevilla al Día'».
Ese fue el nombre original, 'Sevilla al Día'. Ésta fue una sección histórica de ABC. Nació, como «la edición sevillana de las Tres Letras», en 1929. Durante cincuenta años, según contaba el articulista, 'Sevilla al Día' fue una columna en cursivas que abría la sección local. «Era como un sumario floreado, un índice comentado de noticias, firmado siempre con seudónimo: Simplicio, Simplicísimo, Quintaval». Ese 'Sevilla al Día' salía de «las mejores plumas de esta Casa»: José Andrés Vázquez, Juan María Vázquez o Francisco Luis Otero.
Cuando Nicolás Salas asumió la dirección de ABC de Sevilla en la Transición decidió personalizar 'Sevilla al Día'. Se acabó el anonimato y pasó a ser un artículo literario con autor. «Y lo recuadró».
El trío de 'El Recuadro'
Tres autores de la Casa se turnarían para escribirlos. El «cartel» de 'Sevilla al Día' estaba compuesto por Manuel Ferrand, Joaquín Caro Romero y Antonio Burgos, quien se mantuvo en ese recuadro hasta sus últimos días sin faltar a su cita diaria con los lectores de las Tres Letras. ¿Por qué se quedó solo? La respuesta la dio el propio Burgos, recientemente galardonado con el Premio Andalucía de Periodismo por su trayectoria: «Ocupados Ferrand con sus novelas y Caro con sus poemas, Salas me largó un día la sección en solitario».
«Remé a mi aire por la ría de esta Plazaspaña periodística del 29 que es ABC de Sevilla, y meses y meses fue saliendo el 'Sevilla al Día'. Como iba en un recuadro tipográfico, los lectores empezaron a llamarlo 'el recuadro'. Y el recuadro se le quedó». Así definió Burgos cómo pasó de una denominación a otra: «lo inventaron, pues, los lectores, no quien lo escribía».
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Posteriormente, en otro cambio de diseño, el artículo dejó la sección local y pasó «al primer tramo de las páginas de opinión, como un Senatus... Populusque Hispalensis». El 'Sevilla al Día' dio el testigo a 'El Recuadro', «una sección que anduvo un tiempo refugiada en otros templos», como el mismo Burgos se refirió a su andadura en Diario 16 y El Mundo, hasta regresar en 2004 «a su sede» gracias a Ignacio Camacho y Álvaro Ybarra.
«Y si lo sigo escribiendo cada día, con más ilusión que nunca, como si debutara con caballos cada mañana, sé que el acierto nunca es mío: es suyo, lector. Lo escribo gracias a que usted lo lee», confesaba el periodista galardonado con los premios Mariano de Cavia, Mariano José de Larra, Joaquín Romero Murube o Luca de Tena.
Y cerraba el artículo acordándose, una vez más, del Señor del Gran Poder y la Esperanza Macarena: «El capital, la renta y el patrimonio de quienes escribimos en los periódicos son nuestros lectores. Usted hace que me sienta siempre deudor de este impagable favor que cada día me concede: la lectura. Sólo me queda pedir al Señor de Sevilla y a su Madre del Arco que me den el temple necesario para seguir sabiendo hacerme perdonar cada día el atrevimiento de tener lectores tan fieles como usted, que fue mi padrino, sacando de pila a este artículo diario, llamándole 'El Recuadro'».
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