Sociedad
La pandemia pasa factura: aumentan los divorcios y las separaciones en Sevilla
El matrimonio tiene una duración media de 16,5 años y son mayoría las parejas que se separan sin hijos menores a su cargo

La pandemia no sólo puso a prueba la salud de la población sino también el estado de las relaciones de pareja. Los expertos ya apuntaban en mitad de la crisis sanitaria que los confinamientos iban a tener efecto en las relaciones conyugales ... con un incremento de las rupturas tras superarse la amenaza del virus. Los datos que se conocen ahora vienen a refrendar esas hipótesis. El Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía (IECA) ha publicado el informe sobre divorcios, separaciones y nulidades de 2021. Un estudio que confirma el aumento de las disoluciones matrimoniales en Sevilla.
El pasado año se produjeron en esta provincia 3.650 divorcios, 159 separaciones y dos nulidades. El año anterior, cuando el estado de alarma impuso la medida más restrictiva conocida en democracia, como fue el confinamiento domiciliario, se certificaron 3.338 divorcios (-9%) y 125 separaciones (-27%). No hubo entonces nulidades. Los datos que recoge el IECA los aportan los distintos órganos judiciales a partir de las sentencias que dictan. En esta estadística se quedan fuera, por tanto, las separaciones que se llevan a cabo a través de notario. Una fórmula legal habilitada desde 2015 y a la que pueden recurrir aquellas parejas sin hijos o con descendientes mayores de edad.
El informe cifra la duración media de los matrimonios en Sevilla en 16 años y medio. No es la zona andaluza donde más dura la convivencia. Jaén, con 17,9 años; Granada, con 17,2; y Córdoba, con 17 años, son las provincias en las que perduran más tiempo los enlaces matrimoniales. Andalucía está por encima de la media en cuanto al número total de matrimonios rotos. En el último año la tasa bruta de disoluciones fue de 2,0 por cada 1.000 habitantes (cuando en 1,7 fue de 2020); por encima de la tasa nacional que se situó en 1,9 por mil.
El IECA también contabiliza qué cónyuge se queda con la custodia de los hijos tras disolverse el matrimonio. Y como es habitual, en la mayoría de los casos ésta recae en la madre (un 33%) frente al 2% que es concedida al padre. Si bien los juzgados dictaminan cada vez más la custodia compartida que fue el régimen acordado en el 22% de los divorcios. Un porcentaje insólito hace unos pocos años -la reforma del Código Civil que introdujo esta figura es de 2005-.
La mayoría de las parejas que firmaron un divorcio en 2021 no tenían hijos (1.513) o sólo uno (1.021). El número se reduce a la mitad cuando se tratan de matrimonio con dos hijos y se vuelve casi testimonial cuando la pareja tiene tres o más descendientes. Aquí también influye que la natalidad ha caído en picado en España y la media de hijos no llega a dos en estos momentos.
La estadística de 2021 dibuja un volumen de parejas rotas inferior al periodo prepandemia cuando se superaban con holgura los 4.000 divorcios anuales. Sin embargo, las demandas de divorcio que se han presentado en los juzgados sevillanos en el primer trimestre de este año, según datos del Consejo General del Poder Judicial, indican que la tendencia sigue en aumento. En los tres primeros meses de 2022, los órganos judiciales han recibido 1.065 peticiones de disolución matrimonial. Todo apunta a que los efectos postpandemia continúan.
Los efectos negativos de la pandemia en los matrimonios era un escenario esperado por los abogados de familia. Ellos son los intermediarios en una pareja que decide poner fin a su historia en común y a sus despachos llegan los porqués de estas rupturas. «Este periodo trajo también consigo una crisis laboral, económica y la solidaridad en la pareja empezó a fallar. Si le sumas un periodo en el que tuvimos que encerrarnos y la convivencia familiar fue de 24 horas al día, en un mismo espacio, la salud de la pareja se puso a prueba». María Pérez Galván es vicepresidenta de la Asociación Española de Abogados de Familia y al conocer los datos que da el IECA ya apunta que los números totales de rupturas son más altos. En esa estadística, explica la letrada, no se contemplan los divorcios ante notario, que es una fórmula desconocida pero a la que recurre más gente porque acorta los plazos; ni tampoco se incluyen las separaciones de aquellas parejas que nunca se casaron, pero que tienen hijos en común y un patrimonio que repartir. «Cada vez hay más personas que optan por vivir en pareja sin contraer matrimonio».
La infidelidad que esconde un móvil
Las causas del aumento de las separaciones hay que buscarlas, por tanto, en el desgaste de la convivencia. «Durante el confinamiento fue difícil ser infiel aunque siempre se pudo recurrir al teléfono o al ordenador. Hoy en día ya no hace falta contratar un detective privado. La gente no es consciente de que se viola la intimidad de su pareja al mirarle su teléfono, pero lo hace y a veces vienen las decepciones», detalla Pérez Galván.
Una casuística que también están viendo con más frecuencia los abogados de familia y que se ha acentuado tras la pandemia son «casos de mujeres empoderadas, que ganan más que sus maridos y que además asumen más carga de trabajo doméstico. Algo que les termina quemando y deciden poner fin a la relación». El 21,9% de las demandas de disolución matrimonial en Andalucía fueron presentadas por la esposa, mientras que en un 12,4% lo hizo el esposo.
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