El plan de conservación no frena el deterioro de la Plaza de España de Sevilla

Al vandalismo se le suma cada día la presión de los puestos ambulantes, los músicos y bailaores callejeros que se ponen en las escaleras de las diferentes puertas de este edificio sobre el que ha llegado a haber intenciones de pedir su reconocimiento como Patrimonio de la Humanidad. ABC ha visto de primera mano el estado en el que se encuentra la Plaza de España. Nada más llegar al espacio desde la Glorieta del Cid, se observa cómo algunos azulejos están destrozados, siendo la balaustrada una de sus partes preferidas para ser robada o eliminada por los vándalos, ante la falta de vigilancia.

La barandilla cerámica que da al canal tiene unas mallas para una futura restauración que no llega porque el contrato de mantenimiento no ha dado más de sí y lleva ya varios meses rotas a la vista de los sevillanos y turistas. Por este elemento y otros como los paneles cerámicos que representan a las provincias españolas, el Consistorio puso en marcha este plan de conservación que no ha servido para evitar la pésima imagen que ofrece el monumento porque, si se recorren las escenas que jalonan el espacio diseñado por Aníbal González, hay desprendimientos y azulejos robados sin reponer en el rincón dedicado a Almería. En el escudo de Valencia hay una raja que atraviesa esta cerámica de una de las fábricas históricas de la ciudad, como es la de Ramos Rejano. Estos desperfectos, de hecho, son comentados por los turistas sorprendidos de su mal estado.

El canal de agua se ha limpiado en estos dos años pero ha aparecido verdina entre los ladrillos de la Torre Norte que afecta a la base de las balaustradas que dan hacia el interior de la Plaza de España. O los pináculos que ornamentan los puentes, a los que les faltan piezas y cuyos vástagos han quedado al descubierto.

La Plaza de España sufre una presión turística que no se compensa ni con vigilancia ni con un control de la venta ambulante. A los patinetes de alquiler que tienen su parking en el monumento se le unen los puestos ambulantes que venden abanicos y mantones de manila dentro del recinto, con la banda sonora de grupos, solistas o músicos interpretando flamenco, el 'Que viva España' de Manolo Escobar o la 'La Bella y la Bestia', mientras una mujer persigue a todo el que pasa para venderle romero.

En esta feria en la que se ha convertido la Plaza de España, al menos durante el paseo de este periódico, no se vio a ningún agente de la autoridad.

Todo esto ha servido para que Adepa presente una denuncia, también por la instalación de aires acondicionados en el techo de los edificios de la Plaza de España. La asociación conservacionista ha enviado un escrito al Defensor del Pueblo Andaluz solicitando la protección de este monumento y que se actúe contra la presencia de maquinaria de climatización anclada en la fachada de las dependencias de distintas administraciones.

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A los desperfectos y la venta ambulante se le une también la carga que sufre la Plaza de España con la multitud de eventos que acoge, privatizándola durante días y afectando a su visión por los mamotretos que se instalan. Y esta situación sucede a apenas cinco años de que se conmemore su centenario y el de la Exposición Iberoamericana para el que fue concebido. Éste problema lo debe atajar el nuevo gobierno municipal, que espera adjudicar pronto el nuevo contrato de mantenimiento que, si es similar al anterior, estará condenado al fracaso.

El Ayuntamiento volverá a licitar el contrato de mantenimiento que se inició hace dos años por sólo 150.000 euros y que no ha evitado los destrozos