Patrimonio
Los secretos que escondía el estanque del Alcázar de Sevilla
El vaciado de la fuente de Mercurio ha revelado la existencia de lebrillos para la decantación del agua y de ánforas cerámicas dentro de las paredes para servir de desovadero de los peces de esta alberca de origen islámico
Las fuentes de los jardines del Real Alcázar cobran vida

Creen los historiadores que el Alcázar islámico se abastecía desde los Caños de Carmona hasta la torre del Agua, situada en la muralla que da a la calle del mismo nombre y, desde ahí, iba a parar a una alberca de más de ... tres metros de profundidad desde la se regaban las huertas y jardines del gran vergel de la Ishbiliya musulmana. Aunque no existen pruebas documentales que lo certifiquen, los investigadores tienen claro que aquella alberca es hoy, realidad, el estanque del Mercurio, que se transformó en el siglo XVI en una fuente inmensa con un sistema hidráulico que permitían que hubiera numerosos surtidores echando agua a chorros. Allí se instaló una balautrada de bronce con figuras policromadas con pan de oro y, en el centro, una escultura renacentista del dios Mercurio, realizada por Diego Pesquera y fundida por Bartolomé Morel, el mismo que hizo el Giraldillo.
Ahora, durante las obras de restauración que está llevando a cabo el Alcázar con un presupuesto de 291.000 euros, este estanque se ha vaciado y ha dejado al descubierto detalles hasta ahora desconocidos y que ponen de manifiesto el nivel de sapiencia constructiva al que llegaban en la Edad Media. Hacía 20 años que no se vaciaba la alberca, por lo que cuando se retiró el agua se pudo comprobar cómo la solería del siglo XVI estaba completamente limpia. La razón es que los sedimentos y la suciedad se acumulan en unos lebrillos de cerámica vidriada que están en el fondo. Según apunta a ABC la directora del Alcázar, Isabel Rodríguez, «estos elementos se fabricaban desde los grandes ataifores islámicos hasta los años 50 del siglo pasado y son perfectos para facilitar la limpieza como vasos de decantación, ya que los residuos se acumulan en lo más hondo».
Este mismo sistema es el que se usaban en las piscinas romanas, «donde hay un medio punto en la intersección entre la pared vertical y el suelo, de forma que permite una mejor limpieza, por lo que en todas las grandes obras como la de este estanque se tenía muy en cuenta este aspecto», afirma Rodríguez.



ABC ha podido acceder al interior de la alberca de 3,1 metros de profundidad para comprobar otro de los elementos que el agua ha dejado a la vista. Las paredes, en su base, están llenas de agujeros. Son bocas de entrada de unas ánforas de cerámica que están incrustadas. La restauradora que está trabajando en la fuente se muestra sorprendida por el nivel de detalle de aquellos que idearon este sistema, que sirve como desovadero de los peces, hoy para las carpas que lo habitan. Estas tinajas aparecen también en el basamento de la escultura de Mercurio, por lo que se entiende que son del siglo XVI.
El estanque rojo
La directora del Alcázar explica otro descubrimiento que en estas semanas de trabajo se ha obtenido de las distintas catas que se han hecho. Las paredes del estanque son de ladrillo y, por lo tanto, eran de color almagra, igual que fue la Giralda. Lo mismo ocurre con el basamento de la escultura de Morel, que era de color rojizo, sólo que la cal del agua fue cubriendo el material hasta hacerlo parecer de roca albariza. Por ello, esa 'costra' de suciedad que tiene ahora este enorme basamento será eliminada y dejará al descubierto el color original, que no será repuesto en el caso de que haya pérdidas pero sí será claramente visible, según ha aparecido en las primeras catas.
¿Pero el agua se veía roja por este motivo? «No. Hay que tener en cuenta que esto no es una piscina, es un estanque, por lo que el agua no es limpia y transparente y a la luz del sol no permite ver esa coloración», apunta Isabel Rodríguez. Así, recuerda los cuadros de Sorolla, en los que los estanques siempre tienen el agua verdosa porque es de pozo.
Sudaderos y rebosaderos
Esta alberca está repleta de sudaderos y rebosaderos que sirven para regar. «Es la economía hidráulica», apunta la directora del Alcázar. Son salideros de agua a distintas alturas que tienen conducciones hacia varias zonas de los jardines. Por ejemplo, el rebosadero más pegado a la esquina suroeste va a parar al Cenadero del León. Por otro lado, a dos metros de profundidad hay otro conducto con un filtro metálico que se usaba hasta hace 40 años para regar las huertas de alrededor y que hoy está en desuso.
Todo el circuito de tuberías será restaurado, así como el sistema de los chorros. La visión actual que tienen los sevillanos de la fuente del Mercurio es la de un único chorro de agua que cae desde la logia de Carlos V hacia la Galería del Grutesco. Sin embargo, este estanque estaba repleto de surtidores que se quedaron sin funcionar cuando se instaló la puerta de Marchena y que ahora serán recuperados.
El pan de oro
Otro de los elementos que recuperará gran parte de su aspecto original será la balaustrada y las figuras de bronce. La cal y la suciedad se fueron acumulando sobre ellos hasta el punto de que quedó tapado el pan de oro que los recubre. Los leones o las bolas que exornan el perímetro de la fuente y que son del propio Morel recuperarán gran parte del dorado perdido, aunque no de todo, ya que en las restauraciones conservativas no se vuelve a policromar, sino que se mantienen los restos que quedan. Para ello, el trabajo que se está haciendo es totalmente artesanal, con un bisturí que va retirando las capas de suciedad para que salga a relucir el oro que recubre el bronce. Estos remates decorativos se están limpiando también con métodos químicos y mecánicos y se protegerán con cera microcristalina.
La restauración del estanque de Mercurio forma parte de un programa de intervención en las fuentes del Palacio Real sevillano que se está llevando a cabo desde 2016. Cuando esta obra que está realizando la empresa Marve acabe, el sonido del agua hará aún más bucólico el paseo por los jardines, cuyos surtidores están ya casi todos funcionando como cuando se diseñaron en pleno renacimiento hispalense.
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