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Sucesos

El administrativo que guardaba un tesoro expoliado en su casa de Sevilla

La Guardia Civil detiene a un sevillano, licenciado en Geografía e Historia, que vendía piezas arqueológicas por la red

Parte de los objetos intervenidos en el registro del domicilio del detenido ABC

Silvia Tubio

Su trabajo como administrativo en una empresa del polígono El Pino era sólo su ocupación. Su verdadera pasión, según admitió a la Guardia Civil, era el coleccionismo de piezas arqueológicas. «Un buen día se dio cuenta que comerciando con ellas podía hacer dinero y así empezó. Lo que encontramos en su casa demuestra que llevaba ya tiempo en eso», relata a ABC el responsable de la «operación Ídolo» de la Guardia Civil, que ha acabado con el arresto de este coleccionista que guardaba un tesoro procedente del expolio en su casa.

El detenido es un vecino de Sevilla, licenciado en Geografía e Historia , que responde a las iniciales J. M. G. O., a quien los agentes de la unidad adscrita a los juzgados de la Benemérita le encontraron en su vivienda más de un millar de piezas como ídolos, monedas, pequeñas figuras o trozos de vasijas de distintas etapas como la prehistoria y de civilizaciones como los fenicios , los romanos o los íberos. Finalmente le retiraron 581 de esas piezas porque son las que los arqueólogos de la Consejería de Cultura , que colaboraron con la Guardia Civil, certificaron que no eran réplicas. El resto hay dudas sobre su autenticidad. Tras ser detenido por presuntos delitos contra el patrimonio y contrabando, quedó en libertad con cargos.

Eso ocurrió a mediados de septiembre. Seis meses antes, arrancaba la investigación a partir de la denuncia de un ciudadano al correo electrónico colabora@guardiacivil.org Esta persona alertaba al Instituto Armado que había un usuario del portal todocoleccion.net que podría estar ofreciendo piezas procedentes del expolio arqueológico y aportaba una serie de imágenes que habían sido colgadas en la citada web.

«Lo primero que hicimos fue consultar con los expertos en arqueología si eran auténticas o no. Esos especialistas nos confirmaron que no estábamos ante ninguna estafa, que no eran réplicas». Con esa primera verificación , que detalla el jefe de la operación, nació la investigación.

Sobrenombre: «otahoyo»

La persona que vendía esas piezas se hacía llamar en internet «otahoyo» y a través de su «nick» , los agentes fueron rastreando las páginas desde donde ofertaba sus productos. No fue muy complicado identificar a la persona que se ocultaba detrás de ese sobrenombre, admiten desde la Guardia Civil, «la vanidad le podía y no ocultaba en exceso quién era».

Una de las vitrinas donde guardaba las piezas en su casa el coleccionista detenido ABC

El siguiente paso fue confirmar si había cerrado alguna operación de compra-venta. Durante los meses que ha durado la operación, los agentes han detectado nueve transacciones y todas ellas se hicieron con clientes internacionales. El comercio de estas piezas a través de portales web ha facilitado la globalización de un negocio y que esos tesoros salgan del país sin que las autoridades las detecten.

Las ventas constatadas por la Guardia Civil se cerraron con compradores de Canadá, Japón, Estados Unidos, México y varios países del territorio de la UE. Estos coleccionistas adquirieron piezas por 70-80 euros y hasta más de 2.000 euros. Durante el registro realizado en el domicilio del coleccionista, los agentes le intervinieron material electrónico que se está analizando por si encuentran más pruebas de otras operaciones. Todas esas ventas se hicieron en negro.

Cuando fue detenido, este coleccionista trató de justificarse asegurando que creía que las piezas eran réplicas . «Es la respuesta que suelen dar estas personas cuando son detenidas con patrimonio cuya procedencia no pueden aclarar». Los agentes sospechan que adquiría las piezas a expoliadores que se dedican a saquear yacimientos para después introducir en el mercado negro los objetos. «Estos intermediarios alimentan el negocio y, por tanto, favorecen que sigan existiendo sustracciones en los yacimientos con el consiguiente daño que ocasionan», lamentan desde la Guardia Civil.

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