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ENTREVISTA

Ainhoa Arteta: «No me atrevo con el flamenco porque le tengo un respeto brutal»

«Después de cantar el Ave María a la Macarena me pasó algo que no puedo explicar, algo que ha cambiado mi vida»

«Encontrar a un hombre que pueda soportar una carrera como la mía es difícil»

«Sevilla debería tener siempre en cartelera las óperas Carmen, Las bodas de Fígaro, Don Giovanni o El barbero de Sevilla»

Ainhoa Arteta, en la terraza del hotel Inglaterra JUAN FLORES

M. J. PEREIRA

La soprano vasca Ainhoa Arteta (Tolosa, 1964) acaba de estar en Sevilla tras pasar dos meses en el Teatro Bolshói con la ópera «Manon Lescaut». En la capital andaluza, la cantante ha hecho un análisis de su actual situación profesional, de su vida y de sus próximos proyectos, así como de sus esfuerzos por compaginar la familia y la carrera, una carrera que tiene su génesis en su infancia, cuando su padre -profesor de música- le regaló con 6 años unos discos de Maria Callas que estuvo escuchando durante todo un verano, hasta aprender en francés la ópera «Carmen» de Bizet en sólo dos meses . Arteta, que estudió en el Conservatorio de San Sebastián e interpretación en el Actors Studio de Nueva York, aún conserva como una joya esos discos en su casa de San Sebastián. «Cuando mi padre vio cómo cantaba y bailaba se dio cuenta -dice la artista- que era un animal escénico». Ahora, la soprano tiene además entre manos un proyecto discográfico, en el que el flamenco estará presente.

-Acaba de recibir el premio En Portada de ABC por llevar a Sevilla en el corazón y darla a conocer, cuidarla. Ya sólo le falta la Medalla de Sevilla.

-La verdad es que a mí Sevilla me ha dado tantas cosas y no hablo de premios. Es ver la gente, la luz, el pálpito de la ciudad...

-Usted ha venido mucho a Sevilla y no sólo por trabajo. ¿Qué le hace sentirse a una vasca como usted tan unida a Sevilla?

-Vasca o no vasca, soy muy pasional, muy vehemente, cuando hablo digo las cosas desde dentro, desde las tripas. Y los andaluces, y más concretamente los sevillanos, enseñan su pasión, no tienen pudor cuando lloran o ríen, a mostrar su interior y eso es lo que a mí me conecta con ellos.

-¿Cómo surgió esa relación con la ciudad?

-Fue gracias a Carmen Cobo y no se produjo en Sevilla, sino en Turquía. Ella fue a ver el concierto de Plácido Domingo. Yo estaba sola allí. La conocí a ella y a sus hijas. Ella me acogió como si fuera una hija y la llevo en el alma (se toca un collar regalado por ella). Desde entonces venía asiduamente a verlas y ellas me visitaban mí. A sus hijas, Isabel y Carmen, yo las llamo «mis hermanas sevillanas». Fue mi primera aproximación con Sevilla. Y es que estas mujeres están todo el día riéndose, son dos cascabeles, al igual que lo era madre. Cuando daba conciertos siempre estaban allí y mi madre las adoraba. Eran un antídoto contra la depresión.

-Viene a menudo a Sevilla, sobre todo a la Feria y a la Semana Santa. ¿Ha comprado ya una casa aquí?

-No y tengo mis dudas sobre si hacerlo o no. Cada vez que entro en esta ciudad me apasionada tanto... pero por otra parte pienso: ¡Como venga aquí, no voy a parar! Porque esta ciudad es un sarao detrás de otro y yo soy muy disciplinada para el trabajo. Para mí es incompatible la noche con la mañana. Eso es lo único que me frena.

La soprano vasca, en un momento de la entrevista JUAN FLORES

-¿Ha reservado ya algunos días de su agenda para venir en 2017 en Semana Santa y Feria?

-El año que viene no podré venir. Tengo el calendario cerrado hasta el 2021. Hay años que puedo venir y otros no. Me queda pendiente ir al Rocío.

-Pues si quiere cuidar su voz y no quiere trasnochar... el Rocío no es la mejor opción.

-Sí, sí, ya me han dicho algunos amigos que si voy al Rocío tengo que tener después cuatro o cinco días libres para recuperarme. Pero yo me he sorprendido a mí misma en la Feria, donde también hay albero y dos días después de estar allí pude cantar un recital.

-¿A quién elige para sus trajes de flamenca?

En feria me viste Yolanda Rivas y algunas veces Ángeles Verano. Los diseñadoras que llevo en Lorca son Marta y María Ruiz Twins.

-¿Se lanzará a aprender a bailar sevillanas?

-Es que una vez hice una gamberrada importante. Quería venir a la Feria de Sevilla y bailar sevillanas. Como no tenía tiempo, intenté aprender a bailarlas en tres días en una academia de San Sebastián. El primer día me metí tantas horas que el segundo día no podía ni levantarme. Así que tiré la toalla. Las sevillanas son más complicadas de bailar de lo que parece.

-¿Canta flamenco?

-Noooo. Para mí, el flamenco es un registro sagrado. Hay que tener un talento especial, un desgarro en la voz... Yo le tengo un respeto brutal. Yo me atrevo a cantar con un flamenco/a, pero siempre con la pátina del lírico.

-¿El flamenco y la ópera pueden fusionarse?

-Creo que podría funcionar si se combinan bien. El mestizaje puede ser interesante. De hecho, estoy preparando algo con Estrella Morente pero ella en lo suyo y yo en lo mío porque ella no puede pretender cantar ópera ni yo flamenco.

-Este año nos ha regalado un momento inolvidable cuando cantó el Ave María de Charles Gounod ante el palio de la Macarena. Usted lo calificó como una «sartetá». ¿Había una razón personal para cantarle a la Macarena?

-Mis hermanas «sevillanas», las hermanas Cobo, son de la hermandad y me pidieron que le cantara a la Macarena. Tenía claro que no le iba a cantar una saeta porque yo no sé. Yo canté lo que sé cantar y lo hice humildemente. He cantando Ave Marías a muchísimas Vírgenes pero puedo decir que lo que yo le hice a Ella no tiene comparación con lo que Ella me hizo a mí.

-¿Por qué?

-Soy creyente pero no soy de esas que voy viviendo y bebiendo santos pero pasó algo que no puedo explicar. Después de ese momento ha habido un cambio en mi vida personal, espiritual... es algo increíble. Estoy más en paz, he aprendido a apartar las cosas que verdaderamente son inútiles, superfluas, que me hacían daño en la vida...

La artista confiesa sentirse muy unida a Sevilla, ciudad que visita con frecuencia JUAN FLORES

-Ha dicho que tiene 32 apellidos vascos y se siente vasca y española. ¿Teme que El País Vasco siga la deriva nacionalista de Cataluña?

-Soy muy vasca y lo llevo en el ADN, pero después de haber viajado y haber visto tantas cosas, deberíamos aprender a sumar y multiplicar en lugar de restar y dividir porque pierdes.

-La idea que el público tiene de los cantantes de ópera es que se exponen poco públicamente, van con bufandas para cuidar su voz... pero usted va a la Feria de Sevilla, canta en la basílica de la Macarena e incluso en la casa de Curro Romero para que baile a su son operístico Aurora Vargas. No se priva usted de muchas cosas por su voz, como salir de noche, tomar café caliente, helados...

-Lo mejor para la voz es vivir bien. La voz es el único instrumento vivo que existe y en tanto en cuenta tú estas feliz, eso se ve en la voz, aunque e obvio que tienes que tomar precauciones. Por otra parte, yo tengo una salud de hierro, enfermo pocas veces y aún enferma soy capaz de cantar. Hay veces que no tenía voz pero he cantando. Hace poco canté un recital en Málaga con una faringitis importante y no se enteró nadie. He cantando hace poco en el Bolshói con un ataque de ciática importante. También he salido a cantar con una gastroenteritis horrible y mira que se está mal en esas condiciones pero salí adelante. Yo soy una deportista de la voz porque llevo 30 años entrenándome, tengo técnica.

-Dice que ha cantado alguna vez con faringitis, dolor de cabeza, tras la muerte de un ser querido o con el agobio de que se le olvidó un pollo en el horno mal irse al teatro. Por el contrario, ¿le ha dado alguna vez un ataque de risa antes de salir a cantar?

-Buenooo, antes de salir y durante el espectáculo. Estaba llorando en el escenario pero en realidad me estaba partiendo de risa.

-¿Y por su físico es capaz de renunciar al jamón de pata negra o a las pavías de Bacalao del Rinconcillo?

-No, para nada. No renuncia ni a la pringá. Yo siempre digo que tengo un problema muy serio porque tengo buen apetito y me gusta todo y eso para compatibilizarlo con la dieta es difícil.

-Ha superado los 50 años y está fantástica pero ¿está dispuesta a todo por estar más joven y más delgada o prefiere envejecer naturalmente, como Carolina de Mónaco?

-El tener una presencia correcta nos gusta a todos y eso es lo que persigo. Hay algo que está claro: la batalla contra la edad es una batalla perdida porque vamos a envejecer. Yo no llevo mal cumplir años porque además creo que envejecemos corporalmente. Mentalmente me siento más joven que cuando tenia menos años. La niña que oía con 6 años el disco de María Callas sigue dentro de mí.

-Tiene dos hijos, una adolscente de 16 años y un varón de 7 años, de dos matrimonios diferentes. ¿Cómo concilia la vida familiar y el trabajo una mujer como usted que está viajando por todo el mundo?

-Ufff. Lo concilio con mucho sacrificio y a veces con mucho dolor. Es de las cosas que peor llevo de mi carrera. De hecho, desde primeros de septiembre, que me fui al teatro Bolshói, en Moscú, sólo he parado en mi casa dos días. Mi carrera es mi pasión y lo que me gusta es cantar pero hay que tener en cuenta que hasta que llegas al escenario hay un proceso muy largo de viajes, ensayos, estudio... y conciliar eso con la vida familiar es complicado siendo mujer. Quiero creer que mis hijos lo llevan bien. El tiempo que estoy con ellos es de gran calidad e intensidad. No soy una madre al uso, a la que ven todos los días nada más despertarse. Eso sí, todas las mañanas desayuno con ellos a través del FaceTime, esté donde esté. También hago con ellos deberes por FaceTime y me enfado a través del IPad.

La cantante ha estado dos meses en el Bolshói de Moscú JUAN FLORES

-¿Algunos de sus hijos tiene dotes para el bel canto?

-Mi hija tiene las facultades pero tiene hacen falta también ganas y pasión. Ella tiene una relación de amor-odio con la música porque es la que le ha separado de su madre y la que ha hecho que su madre no esté en fiestas de cumpleaños, por ejemplo. Si yo hubiera sido hija de alguna artista, posiblemente no me hubiera dedicado a la música. En mi caso no fue así porque mi madre era peluquera y mi padre, profesor de música.

-Es guapa, tiene una voz prodigiosa y una carrera exitosa, dos hijos... la vida le ha bendecido con muchas cosas para ser feliz pero acaba de separarse por tercera vez. ¿Hay en su vida alguna persona que le haya devuelto la sonrisa?

-No, todavía no. Mi corazón siempre lo van a ocupar mis hijos. Me separé porque buscaba ser feliz. Soy pragmática y drástica porque tengo claro que cuando las cosas no funcionan y hay un malestar, un sufrimiento y no se avanza, lo mejor es cortar. Yo sigo querido mucho a mis ex parejas y tengo buenas relaciones con ellas. La vida de una mujer artista es complicada. Encontrar un hombre que pueda soportar una carrera como la mía es difícil.

-¿Dónde le llevará su agenda profesional en los próximos meses?

-En enero iré dos meses a Australia. En abril volveré al Bolshói de Moscú. Al año hago dos o tres óperas, el resto son recitales y conciertos.

-¿Qué ópera le gustaría cantar qué aún no la haya hecho?

-Tengo un proyecto en Jerez con Paco López. Quiero hacer una «Carmen» en homenaje a mi padre, que aún puede verlo. Para hacerlo hay que ser mezzosoprano y yo soy soprano pero mi vocalidad ha cambiado mucho y soy una soprano un poco más densa y creo que puedo acometer una «Carmen». En los próximos dos o tres años me gustaría hacer una «Carmen» clásica, la cigarrera. Ese es uno de mis sueños porque esa «Carmen» la llevo dentro desde los 6 años y me sale con una facilidad increíble.

-¿Qué le parece la ópera experimental?

-No me lo han ofrecido pero si tiene un buen planteamiento, un buen guionista y me convencen.... voy a muerte.

-¿Cuál es la asignatura pendiente de España en el ámbito cultural?

-Diría que este país tiene mucho para ofrecer y se vende tan poco y tan mal en el extranjero. Fuera se ve a España como un país de sol, playa y chiringuito. España no vende bien su patrimonio histórico cultural, aunque tenemos el tercero mejor del mundo, y encima lo tenemos bien conservado, una red de comunicaciones extraordinaria, una gastronomía impresionante... Nuestro patrimonio histórico cultural necesita más marketing. Yo uniría el ministerio de Cultura y el de Turismo. El día que nos demos cuenta de que la cultura, bien usada, es una grandísima fuente de economía para el país, habremos dado un paso importante. En este país, donde tratamos mal a la cultura, ésta genera un PIB de 54.000 millones de euros.

-El documento 150 compromisos para mejorar España suscrito por el PP y Ciudadanos incluía la reducción del IVA. Usted llegó a calificar de «pornográfica» la subida al 21%. ¿Cree que Rajoy cumplirá su palabra?

-Espero que lo haga porque nosotros no podemos exportar gas ni petróleo pero sí muchísima cultura. Si la Merkel tuviera un cuarto de lo que tenemos en España, estábamos todos haciendo turismo en Alemania. Por otra parte, hubo gente que interpretó que yo no quería pagar mis impuestos en España. Yo pago muy orgullosa mis impuestos en España porque es la única manera que tenemos para que el país salga adelante. Sin embargo, creo que gravar con un 21% la cultura en este país es ir en contra de una gran fuente de riqueza del país. Por ejemplo, Austria, tiene el festival de Salzburgo, en los que 13 de los 15 días del evento está lloviendo, y fíjese el dinero que mueve. Para hacer festivales de este tipo, en España tendríamos más de 50 plazas, empezando por Sevilla, Toledo, Ávila, Segovia... y nos acompaña monumentos históricos increíbles; la mejor red de teatros y auditorios de Europa, por no decir del mundo, hechos durante los últimos 30 años; y una buena climatología y una estupenda gastronomía. Eso movería turistas que gastan mucho dinero.

-El sector público ha retirado muchas ayudas a los teatros. Han pasado años y no se han recuperado esas aportaciones. ¿Cómo calificaría ahora la situación de la ópera en España?

-Madre mía, estos últimos años han sido durísimos. Hemos perdido dos o tres generaciones de músicos que han tenido que irse al extranjero, a pesar de que tenemos todos los ingredientes para ser una potencia cultural. Los recortes han segado las ambiciones de muchos jóvenes que querían levantar cabeza.

Ainhoa Arteta, en su última visita a la capital andaluza JUAN FLORES

-¿Sevilla ha aprovechado bien su relación con la ópera?

-Hay al menos cuatro óperas que son de obligado cumplimiento en Sevilla, que tendrían que estar de continuo en cartelera:«Carmen», «El Barbero de Sevilla», «Las bodas de Fígaro» y «Don Giovanni». Se podrían vender paquetes turísticos con el Alcázar, la antigua fábrica de Tabacos y la ópera.

-En 2012 dijo que había reducido su caché en un 50% para seguir trabajando y que había tenido que trabajar mucho fuera. ¿Se están recuperando los caches en la ópera en España?

-No, lo malo es que cuando se bajan los cachés, subirlos es difícil. Fuera pasó también pero no a los niveles de aquí. Y bueno, lo dice una persona que se siente privilegiada porque nunca me ha falta trabajo ni en España ni fuera.

-Llevamos años hablando de la necesidad de una Ley de Mecenazgo para las artes pero ningún gobierno la ha aprobado. ¿Evidencia ello un desinterés por la cultura o el temor a que sea un coladero para desgravar?

-Yo pensé que por ahí podrían ir los tiros pero después de todo lo que hemos visto, de todos los coladeros que hemos visto... prefiero que las empresas se beneficien de una Ley de Mecenazgo a que el dinero se vaya a paraísos fiscales.

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