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ENTREVISTA

«Aníbal González no tenía ni un piso en propiedad y mi abuela lo pasó muy mal cuando murió»

El nieto del arquitecto de la Plaza de España recuerda la suscripción popular que hizo un periódico de la época para ayudar a su familia y el atentado que sufrió en 1920

Aníbal González Serrano, nieto del arquitecto Aníbal González J.M.Serrano

Jesús Álvarez

Aníbal González Serrano, nieto del famoso arquitecto, es doctor en Medicina y Cirugía, especializado en Estomatología . Autor de numerosas ponencias y de un libro sobre su abuelo «Inspiración, trabajo y constancia» , acaba de terminar otro coincidiendo con la elección de la Plaza de España, obra de Aníbal González Álvarez-Ossorio , como el segundo lugar más espectacular del mundo por los usuarios de tripadvisor.

Tiene una foto a tamaño natural en el salón de su casa de su abuelo junto al rey Alfonso XIII.

Alfonso XIII vino más de treinta veces a Sevilla durante la construcción de la Exposición de 1929. Fue uno de sus grandes impulsores, aunque el «alma mater» fue mi abuelo.

No siguió la vocación paterna.

Era un mal matemático, un mal dibujante y nieto de Aníbal González. ¿Cómo iba a ser arquitecto?

Su padre también fue odontólogo.

Sí, heredé eso de mi padre. Además, a él le cogió la Guerra Civil. Mi abuela, cuando murió Aníbal González en 1929, se quedó en muy mala situación económica. Tenían ochos hijos y no disponían ni de una casa en propiedad. Vivían en un piso de alquiler y mi abuela compró un terreno en la Palmera, que eran entonces los arrabales de la ciudad, y mediante una suscripción popular que organizó el diario El Liberal , que dirigía José Laguillo , se financió la casa. Uno daba una peseta, otro daba dos reales, como muchos obreros, y también contribuyeron empresas que trabajaron con mi abuelo en la exposición y que la apoyaron cediendo material de construcción.

¿Cómo es posible que sucediera eso con un arquitecto tan importante y que tuvo tanto trabajo?

Él nunca se preocupó por el dinero. Su preocupación era el metro que llevaba en una mano y la mascota en el otro. Apuntar datos y visitar las obras. Y murió joven, con 52 años. Luego vino la Guerra Civil.

Cuentan que su abuelo se preocupaba mucho de los obreros que trabajaron con él.

Tenía una gran preocupación social . Cuando un obrero se accidentaba iba a visitarlo a su casa. El 5 de agosto de 1922 había exactamente 1.200 obreros en la Plaza de España y mi abuelo creó quince cooperativas de viviendas para los obreros. Una de ellas está en la calle Ramón y Cajal.

¿Le cambió el atentado que sufrió en 1920?

Se llevó un gran susto pero no le cambió en absoluto. Eso ocurrió el 10 de enero de ese año en la calle Monsalves. E se día venía del Ayuntamiento contentísimo porque había conseguido una subida salarial para sus peones albañiles. Y cuando llegó a la esquina de la calle le pegaron tres tiros, aunque afortunadamente ninguno le dio y un militar que pasaba por allí sacó su pistola y espantó a los que querían matarle.

¿Se metió alguna vez en política?

Jamás. Su única preocupación fue la arquitectura y porque fuera acorde con Sevilla y con los medios materiales y humanos que existían en la ciudad . Por eso consiguió lo que consiguió. Su preocupación cultural le llevó a aceptar ser presidente del Ateneo de Sevilla a petición de sus compañeros, entre ellos José Gestoso y Manuel Siurot , grandes amigos suyos, aunque nunca llegó a tomar posesión de ese cargo porque murió poco después de ser elegido.

Mantuvo una relación muy estrecha con Torcuato Luca de Tena, fundador de ABC.

No sólo eran primos sino muy amigos . Siempre estaban juntos. Mi abuelo hacía de pequeño unos dibujos en unas revistillas y ahí se ve la evolución de su calidad en el dibujo. Sólo tenía 8 años cuando empezó. Torcuato Luca de Tena lo animó mucho . Aunque era diplomático y abogado, a él lo que le gustaba era el periodismo y por eso fundó primero el Blanco y Negro, una revista ilustrada, antes del ABC. Murió 15 de abril de 1929 y mi abuelo el 31 de mayo.

¿Esa relación fue fructífera?

Sí. En 1914, cuando se va a inaugurar el Parque de María Luisa, mi abuelo hizo una serie de dibujos que cedió a Blanco y Negro. Colaboró en varias ocasiones con la revista. Torcuato le ayudó mucho a que saliera la exposición de 1929. Por entonces Barcelona porfiaba por la exposición universal, Bilbao por la industrial y Sevilla por la iberoamericana. Y el acuerdo para que todo eso se pudiera lleva a cabo se hizo con la mediación de Torcuato Luca de Tena.

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