Archivo Gráfico de ABC de Sevilla
#ArchivoABCsev: Bodegas, tascas y bares históricos de Sevilla… ¡Qué lugares!
Recorremos foto a foto rincones emblemáticos de Sevilla que han desaparecido para siempre

Los bares, bodegas, tascas, abacerías, ultramarinos… forman parte de la idiosincrasia y la cultura popular de una ciudad. La vida generada en estos negocios traspasa la concepción gastronómica. En el sur de España, la cultura de los bares marca parte de la filosofía ... de vida, al igual que sucede en el País Vasco con la tradición de los pintxos. Salir a comer o a tomar algo al final de la jornada de trabajo es mucho más que acudir a un negocio de hostelería a saciarnos, tiene mucha más literatura . Los bares, sobre todo los de barrio, son más que un lugar de ocio y consumo, dan pie a relaciones personales que en principio sólo tienen en común algo: el bar. Pero poco a poco, la costumbre y la cotidianidad junto a una barra forjan amistades y lazos que pueden acompañarnos toda la vida .

Tras la pandemia, que ha desbaratado nuestra vida cotidiana, los bares han sido uno de los negocios más damnificados. No han sido pocos los llamamientos del sector de la hostelería pidiendo ayudas y medidas menos restrictivas. El confinamiento puro del pasado año los tuvo durante más de tres meses cerrados a cal y canto, y luego restricciones, que han obligado a los locales a adaptarse a otros horarios, a eliminar las cenas y no a poder apenas utilizar los interiores. El rosario de cierres en la hostelería sevillana has sido constante. Aquí algunos de ellos : Bar Citroen, Becerra, Casa Eme, Casa Manolo de Triana, Grana y Oro, La Isla.
Cada cierto tiempo llegaba a nuestros oídos la noticia de que otro bar o restaurante cerraba, algunos de los cuales establecimientos emblemáticos de la capital hispalense. En muchas de esas ocasiones sentíamos, salvando las distancias, algo similar a cuando perdemos un amigo. Todos tenemos recuerdos, historias y anécdotas dentro de los bares y de un tiempo a esta parte hemos tenido que despedimos de muchos de ellos . En esta línea, y en homenaje a aquellos amantes de los bares, nos adentramos en las fotografías del archivo gráfico de ABC de Sevilla para traer a la memoria aquellos rincones que han sido un icono de las hostelería sevillana y han desaparecido, o aquellos que el tiempo ha cambiado.
El más antiguo
Al hablar de los bares históricos de nuestra ciudad tenemos que hacer parada en la calle Gerona, número 40: El Rinconcillo. Esta taberna ostenta el cargo de ser la más antigua de la ciudad. Justo en 2020 cumplía 350 años, por lo que se había elaborado un programa de actos que no se pudo celebrar. Hasta que llegó el Covid, ni el cólera, la gripe española o la Guerra Civil había logrado que este establecimiento abierto desde 1670 cerrara sus puertas.
Continuamos nuestro recorrido por los bares sevillanos y la imagen más antigua que sacamos del archivo es esta del «Bar Internacional», tomada por Juan Barrera en el año 1906.

Aunque el nombre sea casi calcado, no corresponde al mismo negocio que hoy en día está en la calle Gamazo, en el barrio del Arenal. No se puede negar que la instantánea es preciosa. En ella vemos a un conjunto de hombres, la clientela del bar, dos en la barra y varios al fondo, y a dos camareros, uno detrás de la barra y otro fuera esperando a atender a los clientes. Es curiosa la vestimenta de los fotografiados, propia de principios de siglo, con complementos ya desaparecidos, como el canotier y el bastón. Parece ser un lugar distinguido, la decoración nos dice que es una taberna cualquiera, sino un lugar de caballeros . No se aprecia demasiado bien, por la oscuridad de la toma, pero sólo hay hombres en el bar.
Cosa de hombres

En un principio los bares era sólo cosa de hombres. Era muy difícil ver a mujeres en el interior tomando algo y mucho menos a solas. Ellas sí quedaban para merendar o tomar café en las cafeterías y confiterías , como en la conocida Confitería La Campana del centro de Sevilla , fundada en 1885 y que actualmente sigue abierta; de hecho recientemente ha anunciado nuevas aperturas en la ciudad . Es más que un rincón emblemático de Sevilla, su interior conserva la esencia de la decoración de los años 20 y azulejos de fabricación trianera datados en 1922. Cada Semana Santa cumple con la tradición cofradiera de vender nazarenos dulces. El escritor Joaquín Arbide asegura en su libro «Sevilla en los bares» (RD. Editores) que es la única casa en toda España que vende las típicas bomboneras de nazarenos sevillanos.

Otra de las imágenes más antiguas que encontramos es esta tomada por Serrano en 1930 . En el archivo está datada como «Interior de la renombrada Taberna de la Viuda», e indagando podemos relacionarla con la que hoy en día se ubica en la calle Albareda. Originariamente abrió sus puertas en el siglo XVII, cerró en los años 50 y volvió a abrir en los 90. Encontramos referencias sobre que fue «Primera estrella Michelín de Andalucía en 1930» y lugar de encuentro de poetas, toreros, futbolistas y cantaores. Las tertulias cofrades, taurinas, literarias o flamencas formaban parte de la vida diaria de muchos bares.
A finales del siglo XIX y principios del XX la calle Sierpes fue la que mayor número de bares tenía en toda la ciudad
No nos movemos mucho de donde imaginamos que fue tomada la anterior fotografía y nos hacemos parada en la calle Sierpes . Tal y como cuenta Joaquín Arbide en su libro «Sevilla, siempre en un bar. De la tiza al ordenador» (Ed.Samarcanda), a finales del siglo XIX y principios del XX esta calle fue la que mayor número de bares reunió en toda la ciudad . «Al rememorar algunos nombres todavía resuenan en nuestra memoria: Nuevo mundo, Central, Suizo, Pasaje de Oriente, Emperadores, Nacional, Royal, Calvillo, Madrid, Cabeza del Turno, Iberia, Europeo e Universal, terminando con el único que sigue vivo: Bar Laredo», recuerda Arbide. Como icono de esa época traemos esta imagen de «El Pasaje Andaluz».

En el interior del bar nos espera esta barra repleta de camareros y un buen grupo de clientes posando para Serrano en 1930, parece que el fotógrafo hizo un buen reportaje de bares ese año. Esta bodega, al igual que la de la foto anterior, son de categoría diferente a la primera. La decoración es distinta y el ambiente también. En esta vemos los tradicionales carteles de toros, los que anuncian qué bebidas sirven y seguro que en el mostrador se hacía la cuenta a tiza. También vemos que han pasado los años y en las tascas comienza a haber algo de comida. Llega la tapa.
Hasta que llegó la tapa

Las tapas o «tapitas» se han convertido en la seña de identidad de nuestra gastronomía. Es más, es uno de los reclamos para los visitantes de Sevilla. Pero estos bocados no han estado siempre en los bares. En los inicios estos no tenían cocina, tan sólo se servían bebidas. Anís y coñac por las mañana y finos, manzanillas antes del almuerzo .
Tal y como vemos en la imagen de la derecha, que corresponde al bar «Venta de Los Gatos», que Bécquer inmortalizó en una leyenda , eso era lo que se ofrecía en los mostradores. Este es un rincón olvidado de Sevilla, recordamos que el año pasado publicamos que está en venta y que la asociación «Con los Bécquer en Sevilla» reclama que se declare BIC .
No se conocen ni la fecha ni el lugar exacto en el que, por primera vez, alguien tomó una tapa. Es un concepto que ha variado a lo largo de los años, y es complicado fijar el nacimiento del término. En «El Quijote» se denominaban «llamativos» y Quevedo, en sus obras las llamaba «avisillos» , ya que era algo que se comía antes de la comida principal. Las leyendas y mitos respecto a su nacimiento son múltiples, desde las que le otorgaban un origen campesino hasta otro de la mano de la realeza. Sin embargo, en todos los relatos hay unos rasgos comunes que se mantienen: cuando se bebe alcohol se necesita comer algo para aminorar el efecto del mismo.

En nuestro paseo tabernero hacemos dos últimas paradas en el centro de Sevilla. La primera en una de las tascas emblemáticas que han bajado su persiana hace sólo unos días: Bodega San José del Arenal. Algunos de sus clientes más veteranos decían haberla conocido ya en los años 20, aunque su último responsable, Nicolás Bueno Cueto, habla con certeza de la década de los 30. Su familia, original de Santander, ha estado al frente de ella desde 1942 y el pasado 30 de abril puso fin a casi 80 años de gestión.

Y la segunda, en el viejo Café Europa de la Plaza del Pan, que lleva atendiendo a su clientela desde 1925 . Actualmente sigue conservando el azulejo o mosaico marca de la casa que data de 1930, fabricado en los talleres de José Tova Villalba y que mostramos en la imagen de la derecha. Entrar en esta cervecería es como viajar en el tiempo al pasado por su cuidada decoración y su mobiliario. Por ello, hacemos aquí la última parada y les recomendamos ir a disfrutarla in situ.
El recorrido se ha hecho corto, en el archivo aráfico de ABC se nos han quedado bastantes fotografías e historias en el tintero . Quizás haya que plantear una segunda entrega de estos paseos. Mientras, les deseamos lo mismo que dice Sabina en una de sus famosas canciones: «que no te cierren el bar de la esquina».
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete