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Los ataques vandálicos al patrimonio cuestan más de 600.000 euros al año a los sevillanos

Sevilla lidera la clasificación de las ciudades con mayor número de actos vandálicos contra sus bienes en Andalucía, aunque seguida de cerca por Málaga y Granada

El monumento de Curro Romero ha vuelto a ser víctima de los vándalos J.M. Serrano

ALBERTO GARCÍA REYES

El ataque de los antitaurinos al monumento dedicado a Curro Romero junto a la Real Maestranza no es aislado. Sevilla es una ciudad en la que demasiada gente confunde reivindicación con vandalismo . Los datos hablan por sí solos y sitúan a la ciudad a la cabeza de una triste clasificación que, además, supone un indicador del incivismo que padece. Los destrozos en papeleras , contenedores, bancos, farolas y monumentos de Sevilla provocados por la acción de los vándalos obligan al Ayuntamiento a destinar una partida presupuestaria todos los años al arreglo de estos desperfectos. El año pasado, la factura ascendió concretamente a 634.260 euros , sin contar con la valoración de la mano de obra, ya que estas rehabilitaciones están ejecutadas por empleados municipales.

La mayor partida fue la destinada a la reposición de contenedores de basura que habían sido quemados o rotos. Esto costó a las arcas públicas 170.000 euros, a los que hay que sumar otros 203.000 para la reposición de contenedores de cartón y papel, los más afectados por estas prácticas. En cuanto a las papeleras, fueron arrancadas más de 300, lo que tuvo una repercusión económica para el erario de 43.000 euros. Sin embargo, la inversión más polémica es la relacionada con el ataque a monumentos, sobre todo a través de grafittis , una lacra en la que el Ayuntamiento tuvo que invertir 215.566 euros .

Esta cifra coloca a Sevilla como la ciudad líder en vandalismo de Andalucía. Málaga rondó el año pasado un gasto de 500.000 euros para estas labores, cifra muy parecida a la de Granada . En Córdoba hubo que invertir 230.000 euros y en Cádiz , 180.000. Son datos, no obstante, que están muy lejos de los provocadas por el gamberrismo en otras ciudades de mayor población como Madrid, donde se destinan diez millones de euros al año para la reparación de desperfectos intencionados.

Sin embargo, la carga del gasto en las otras ciudades se centra mucho más en el ataque al mobiliario urbano que al patrimonio cultural. Sevilla, en cambio, alcanza un promedio que las autoridades han venido denunciando desde hace más de una década, sean del partido que sean. El último listado del Defensor del Ciudadano , que revela que Lipasam puso el año pasado 2.300 denuncias por incumplimiento de la ordenanza, enumera decenas de monumentos afectados por estas acciones: «los Jardines de Murillo , donde fue destrozada la Fuente de las Copas; o la Plaza de España , prácticamente recién restaurada y donde siguen rompiendo balaustradas, bancos, azulejos». Igualmente, el Defensor recuerda los habituales destrozos en las distintas glorietas de la Plaza de América, en la Pila del Pato de la Plaza de San Leandro, en la estatua de Velázquez en la Plaza del Duque, en la de de Curro Romero, en la de la duquesa de Alba o en la estatua de Mozart junto al Teatro de la Maestranza. Todas ellas han sufrido recurrentes pintadas en estos años o incluso la disección de algunos de sus elementos, como el estoque en el caso de la de Romero, los pinceles en la de Velázquez o el violín en la de Mozart.

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