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MINORÍAS RELIGIOSAS

De Bermejales a Sevilla Este: quinto intento de levantar una gran mezquita en Sevilla

La Comunidad Ishbilia, nueva promotora del templo musulmán, intenta ganar el favor de los vecinos y ofrece que el centro cultural incluya equipamientos que el barrio demande

Parcela de Sevilla Este señalada para la mezquita ROCÍO RUZ

E. BARBA

La construcción de una gran mezquita en Sevilla vuelve a colocarse, tras varios años de paréntesis, en un lugar preponderante de la actualidad local a raíz de la presentación y profusa difusión de ese proyecto por parte de la Comunidad Islámica Ishbilia , una de las principales de la capital andaluza, pero no la única. De hecho, tanto este grupo como el que hasta ahora había impulsado la idea de un centro de culto de envergadura, la Fundación Gran Mezquita de Sevilla , han hecho un importante esfuerzo por desmarcarse el uno del otro desde que fuera anunciada la nueva propuesta. Estos últimos, los responsables de la Fundación Gran Mezquita, fueron los promotores del primer intento de construcción de la mezquita, aquella que iba a ubicarse en Los Bermejales tras un acuerdo en 2004 con el Ayuntamiento —éste cedía la parcela— que luego se quedó en papel mojado a causa de las intensas movilizaciones vecinales en contra de que se levantara allí el templo musulmán y por el revés del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, que tumbó el proyecto por los «vicios en el proceso» a raíz de la denuncia ciudadana.

Aquella comunidad islámica que quería instalarse en Bermejales —y después, también sin éxito, en San Jerónimo o la Cartuja , junto al estadio— es la que dirige actualmente la mezquita de Ponce de León, asentada desde hace varias décadas en la ciudad, y forma parte de la Comunidad Islámica de España, propulsora de la mezquita de Granada. Se trata de una rama más reservada del islamismo, si bien siempre subrayó su posición de un Islam «desarrollador de civilización» que está «absolutamente en contra de posiciones radicales».

Ahora es la Comunidad Ishbilia la que impulsa la construcción del templo, pero ha empezado a hacerlo marcando diferencias considerables con lo que hicieron sus predecesores en esta iniciativa. Especialmente por el resultado obtenido por aquellos. Ishbilia está haciendo un trabajo de comunicación muy diferente, abierto, abundante y propositivo , recalcando en paralelo las características «tolerantes e integradoras» de esta comunidad para disipar miedos y estereotipos. En la parte teórica, Ishbilia se está moviendo de manera ejemplar. Este grupo de musulmanes sevillanos subraya insistentemente sus vínculos con «movimientos sociales de corte progresista» , sus raíces andaluzas, su trabajo con colectivos de desfavorecidos, sus mensajes pacificadores y contra los radicalismos y su relación con las actividades de la ciudad. Si la Fundación Gran Mezquita ofreció poca luz sobre su proyecto y mantuvo una actitud esquiva ante los medios de comunicación, Ishbilia ha optado por el modelo contrario, el de la avalancha informativa.

Por otro lado, y dentro de esa estrategia conciliadora, los nuevos promotores de la mezquita han mostrado su mano tendida a los vecinos de la zona escogida para el templo , proponiendo reuniones con todas las asociaciones que lo consideren y ofreciéndose para incluir en el centro cultural que acompañaría a la mezquita los equipamientos que el barrio esté demandando . Tanto es así que los arquitectos que han diseñado el complejo explicaron hace unos días que se trata de «un proyecto vivo y abierto, sujeto a cambios, ya que la Comunidad Ishbilia ha insistido en que incluyamos propuestas vecinales». Miembros de esta comunidad ya han mantenido contactos con varias entidades vecinales de Sevilla Este y, además, han ofrecido participar en el proyecto a los promotores de la mezquita inicial, la Fundación Mezquita de Sevilla.

Pocos datos sobre la financiación

Pese a esas diferencias notables hasta el momento en el proceder de ambos colectivos islámicos, se mantiene aún un elemento común, que, además, resulta de vital importancia: el origen de los fondos con los que se pretende costear el complejo. En el caso de la mezquita de Bermejales, tras algunas reticencias se llegó a explicar que la operación sería financiada por el emir de Sharjah, en los Emiratos Árabes Unidos. Las dudas sobre la procedencia del dinero fueron luego las mismas cuando se anunció que el gobierno de Malasia donaba 900.000 euros para dicho proyecto. Para este segundo envite, Ishbilia ha asegurado que el templo y el centro cultural — 60 millones de euros — se pagarán «mediante donaciones», si bien se ha hecho ver que tienen aseguradas aportaciones desde los Emiratos Árabes Unidos . Y para el mantenimiento posterior, la explotación de un complejo de ocio que tienen previsto construir también. Un plan de enorme envergadura y de cuyo soporte financiero, de momento, se sabe bastante poco.

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