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Coronavirus Sevilla

La carta viral de un enfermero sevillano con los terribles testimonios de quienes se enfrentan al Covid

«No es alarmismo, es la pura realidad», alerta Pedro Madroñal en su misiva, que ha sido compartida por más de 30.000 personas en Facebook

Pedro Madroñal, en el quirófano del hospital San Juan de Dios del Aljarafe ABC

R. Vázquez

«No es alarmismo, es la cruda realidad», termina Pedro Madroñal una carta publicada en Facebook con la que este enfermero sevillano ha logrado su propósito: que fuese, qué paradoja la terminología, viral. Que se inoculara en miles de lectores, que circulara por las conciencias de otros tantos, que se contagiara el sentido de la responsabilidad, de la capacidad individual para doblegar una curva que irremediablemente no para de subir.

«No es alarmismo, es la cruda realidad» . La experiencia concentrada en una noche de guardia que pesa casi tanto como la de toda una carrera profesional. La desesperación de pacientes y sanitarios frente al Covid, el miedo, la fatiga, la ansiedad, la cara más cruenta de la pandemia en cinco rostros. El envés de otro espejo, el «otro mundo», como relata Madroñal en su intento por «concienciar» sobre la necesidad de disminuir los contactos y mantener a rajatabla el resto de medidas contra el coronavirus: higiene, distancia social, uso de la mascarilla, la ventilación de las estancias... Una sencilla receta.

En su carta, compartida ya por 30.000 personas en esa red social y reflejada en varios medios nacionales, el enfermero sevillano cuenta lo que ocurrió durante su turno de noche este fin de semana en el hospital San Juan de Dios del Aljarafe, donde trabaja desde hace 16 años. Eran las 3 de la madrugada, se disponía a dar el cambio en observación de un paciente intervenido cuando presenció lo siguiente:

Rocío, paciente Covid de 38 años , rompió a llorar cuando le dijo el médico intensivista que le iba a sedar para intubarla.

Cristina, enfermera desplazada, rompió a llorar cuando tenía que cambiar los parámetros de tres respiradores al mismo tiempo porque los tres pacientes desaturaban .

Carmen, anestesista, rompió a llorar mientras hacía las veces de médico de UCI y le ingresó a Antonio, paciente multipatológico descompensado.

José Carlos, enfermero con 12 días de experiencia profesional , rompió a llorar cuando llevaba seis horas vestido como un buzo trabajando en la UCI de pacientes Covid y le mandaron cambiar los parámetros de la jeringa de perfusión de Manuela.

Miguel, auxiliar de enfermería, rompió a llorar cuando José le rogaba que le pusiera una vídeo llamada con sus hijos para despedirse por si no salía de esta.

Y mientras tanto, el paciente al que Pedro Madroñal atendía y que había entrado en quirófano por una patología leve, vio agravado su estado porque fue diagnosticado tarde y desembocó en una sepsis . «Su pronóstico es grave», remacha el enfermero.

Un cúmulo de sufrimientos que están al otro lado del espejo, pero en el que cada día que pasa se reflejan más personas. En la provincia de Sevilla se han registrado 11.656 contagios de coronavirus en los últimos 14 días y la tasa de incidencia por cada 100.000 habitantes es de 597,3. Desde que comenzó la pandemia, 578 sevillanos han fallecido a causa del covid-19.

«Olvida las hipótesis conspiranoicas, las incredulidades, los derechos a no cumplir las normas, las soluciones mágicas, olvida la incompetencia política, la ausencia de liderazgo, la propaganda, la desorganización... Para tratar de cambiar la realidad», arenga el enfermero sevillano en su dura misiva.

«Estamos en la pantalla de vivir o morir»

En sus 25 años de carrera, Madroñal asegura no haber vivido nada parecido a lo de este 2020. Y, avisa, esta segunda ola está resultando mucho peor que la de la primavera. «En los hospitales sevillanos se dan peores datos que los de Madrid , ya superamos la media nacional». En su centro, como en la mayoría, se han pospuesto las operaciones no urgentes, por lo que ha visto cómo muchos de sus compañeros se han tenido que reciclar para arrimar el hombro con los enfermos Covid. «No tenemos las competencias ni las capacidades, pero sí las ganas de seguir tirando», apunta.

Alarmado por la situación al borde del colapso de los hospitales sevillanos, Madroñal, que ya durante los primeros meses realizó a través de sus perfiles de redes sociales una labor didáctica sobre el coronavirus, optó hace un par de días por endurecer su discurso. «Siento la necesidad de concienciar, el debate ahora no debe ser si cierran o no los bares, la realidad es que está muriendo gente . Estamos en la pantalla de elegir vivir o morir», sentencia.

Este sanitario ha percibido un cambio en la sociedad con respecto a la forma de enfrentarse al coronavirus. «Durante las primeras semanas había mucho miedo y desinformación. Una especie de psicosis. Pero, ahora, se ha normalizado una situación que para nada es normal. Se han relajado mucho las medidas y es importante recordar que si se colapsa la sanidad por el Covid, cualquier otra enfermedad también puede llegar a ser grave porque no se pueda acceder a la atención sanitaria».

El enfermero lanza también una autocrítica: «Algo debemos estar haciendo mal a la hora de comunicar esta crisis, las instituciones, los políticos, los medios de comunicación.... Porque, si no, no se entienden acciones como las de la quema de los contenedores. Eso no es lo importante ahora. En la calle hay una alegría que contrasta con lo que se vive en hospitales. Y el límite va a sobrepasarse en dos semanas », vuelve a advertir.

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