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Entrevista

Celia Rico: «Antes de ser directora de cine fui camarera, recepcionista y repartí publicidad»

Su ópera prima, el largometraje «Viaje al cuarto de una madre», ha tenido cuatro nominaciones a los Goya 2019

La directora de cine y guionista sevillana Celia Rico estudió Comunicación Audiovisual en la capital andaluza y Literatura Comparada en Barcelona M. J. LÓPEZ OLMEDO
María Jesús Pereira

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Celia Rico nació hace 36 años en Constantina, donde vivió hasta los 18 años. En su pueblo no había cines ni nadie de su familia se había dedicado a ese mundo. Su padre, que es maestro, le inoculó el interés por el teatro con las representaciones escolares que organizaba. Eso le llevó a estudiar Comunicación Audiovisual en la capital andaluza y al finalizar la carrera voló a Barcelona con una beca Séneca para ampliar sus estudios y se licenció también en Literatura Comparada. Con dificultad entró en el mundo de las productoras de cine y después de algunos años decidió apostar por ella misma d irigiendo primero un corto, «Luis no está en casa» (2012), y después el largometraje «Viaje al cuarto de una madre» (2018), que ha logrado cuatro nominaciones a los Goya 2019 por la mejor dirección novel, mejor actriz protagonista (Lola Dueñas), mejor actriz de reparto (Anna Castilla) y mejor montador (Fernando Franco). Finalmente no se ha llevado el Goya a la mejor dirección novel, pero para ella el verdadero premio ha sido estar nominada y que su película vuelva a las carteleras.

¿Cómo fueron sus inicios en el mundo del cine?

Hasta lograr ser directora de cine he hecho un poco de todo porque estuve de Erasmus en Brighton y trabajé lavando platos para poder vivir allí. Cuando me vine a Barcelona con una beca para estudiar Comunicación Audiovisual trabajé de camarera, de recepcionista, repartiendo fliers ... hice un poco de todo hasta que conseguí un trabajo en una productora. Así metí cabeza en esta industria y comencé a entender cómo se hacían las películas desde el lado de la producción. Como llegué a ese mundo antes de la crisis económica, incluso podía elegir los trabajos, como directora de casting o secretaria de producción, pero no era lo que yo quería. Finalmente decidí apostar por mí, ser guionista y directora de cine.

¿Del cine se vive o se malvive si no eres Alejandro Amenábar o Alberto Rodríguez?

Dedicarse al cine, poder escribir y dirigir, es un privilegio. Es verdad que hay que combinar el cine con otros trabajos sobre todo porque el guión no se cobra hasta que no se logra financiación para la película pero para conseguir la financiación tienes que tener un guión, de modo que el proceso de escritura lo haces como una apuesta y es bastante duro. Ser guionista es una profesión difícil.

¿Se fue a Barcelona por la beca o porque pensó que allí tendría más futuro en el mundo del cine?

Creo que por varias razones. Pedí la beca porque era la excusa perfecta para ir a vivir fuera y además pensé que sería enriquecedor. Tenía la inquietud de conocer mundo y de dedicarme al cine, y en el momento en que yo me licencié en Comunicación Audiovisual se decía que era más fácil trabajar en esta industria si ibas a Madrid o Barcelona que si te quedabas en Sevilla, donde era más fácil trabajar en televisión o radio.

¿Si se hubiera quedado en Sevilla habría llegado a dirigir una película con cuatro nominaciones a un Goya?

No sé si habría optado a un Goya pero sí creo que habría dirigido una película.

¿Cuál es el estado de salud del cine andaluz y sevillano después de la crisis económica?

Tengo que admitir que yo conozco mejor la industria del cine catalana que la andaluza porque llevo en Barcelona 15 años y no he trabajado en producciones andaluzas. Con el rodaje en Sevilla de la película «Viaje al cuarto de una madre» he empezado a conocerla mejor. De cualquier forma, lo que es evidente es que gracias al talento de mucha gente, este año podemos estar celebrando una buena cosecha de cine andaluz. Mucho de ese cine se tiene que hacer en coproducción y eso es bueno porque se establecen lazos con otras comunidades autónomas. Pero no hay que relajarse porque hay que estar siempre con la alerta puesta porque dependemos de las políticas y las subvenciones.

¿Debe estar el cine subvencionado?

Sí porque es cultura y para el desarrollo de una sociedad es necesario la educación, la sanidad... pero también la cultura. El cine es cultura, pero también es industria y genera mucho dinero, lo que supone una recaudación para las arcas públicas. Una sociedad sin cultura es pobre. Tiene que haber diversidad y muchos tipos de cines. ¿Qué ocurre? Pues que el cine comercial sobrevive con la taquilla pero hay un cine más arriesgado por el que las administraciones tienen que apostar. Dentro de las subvenciones del cine, es importante que se apueste por las ayudas al desarrollo para que los proyectos lleguen a puerto, que se pueda trabajar bien el guión y cuando llegue el rodaje estén bien desarrollados.

Celia Rica ha rodado su ópera prima en Constantina, el pueblo donde nació hace 36 años M. J. López Olmedo

Con la Ley del Cine aprobada, ¿urge crear una Academia de Cine Andaluz?

En el caso de la española o la catalana, son dos instituciones que ayudan a promocionar el cine y gracias a los premios que dan, muchas películas alargan su vida en cartelera. Un buen ejemplo de ello es mi película, «Viaje al cuarto de una madre», que ya no estaba en los cines y gracias a que ganamos cuatro premios en la gala de los Gaudí, entre ellos el premio del público, vuelve a estar en los cines.

Ahora se estrenan un fin de semana y enseguida están fuera de cartelera. ¿Esto es un sistema perverso?

Más que perverso, es un sistema salvaje porque hay muchísimas películas, no sólo españolas, que tienen que ser estrenadas cada fin de semana y los cines tienen las pantallas que tienen. Cada fin de semana hay 10, 15 o 20 títulos por estrenar, y a veces no hay espacio para todos y la recaudación que hagas el primer fin de semana es la que marca si vas a continuar una semana más en cartelera. En ocasiones muy buenas películas no llegan al público o pasan desapercibidas porque se estrenan un fin de semana en el que hay muchos títulos más taquilleros que le quitan el espacio o porque hay sol y la gente se va a la playa. Lo que marca la vida de una película en el cine muchas veces depende de muchos factores y a veces no se hace justicia a ese trabajo.

¿Las películas de autor pueden ser taquilleras o eso depende sólo de la inversión que se haga en campañas publicitarias?

Para que una película de autor sea taquillera es muy importante es que la gente se entere de que existe pero si no hay dinero para hacer publicidad, es fundamental la labor de los críticos y periodistas de cine.

¿Las televisiones tienen demasiado peso en la industria del cine?

Bueno, financian las películas y son fundamentales. De hecho, en nuestro caso hemos podido hacer la película gracias a TVE, que fue la primera en leer el proyecto y confiar en nosotros. Luego se unió Canal Sur y Movistar.

¿Las series de televisión se están comiendo el cine?

Las series de televisión están dando mucho trabajo a muchas familias. Eso es para celebrarlo y no para entenderlo como una guerra de películas contra series. Lo interesante es que puedan convivir ambas. Es verdad que para el espectador la oferta de series es muy atractiva y consume cada vez más series y menos películas. Los que hacemos cine tenemos que pensar de qué manera podemos hacer más atractiva nuestra oferta y adaptarnos. Lo importante es que haya diversidad y pluralidad, que no haya el monopolio de una televisión marcando qué es lo que se produce o se deja de producir.

En 2018 se aprobó la Ley del Cine Andaluz, uno de cuyos objetivos es incrementar la presencia activa de las mujeres en la industria ¿Ser mujer es un hándicap en el mundo de la dirección cinematográfico?

Yo creo que ser mujer es un hándicap en la sociedad en general y eso se traslada a todos los ámbitos. Es un problema estructural. Es muy sintomático que Lola Dueñas, la protagonista de mi película, trabaje desde 1996 y yo sea la primera mujer que la ha dirigido. No la ha dirigido ninguna mujer en 21 años porque no haya habido mujeres que quisieran hacer películas con ella, sino que nadie depositó la confianza en sus proyectos. Por otra parte, se licencian muchas mujeres en Comunicación Audiovisual y Escuelas de Cine pero no salen muchas directoras. El problema es que muchas mujeres no hemos tenido referentes femeninos para saber que podíamos dedicarnos a esto.

Celia Rico reivindica la necesidad de que el cine de autor y experimental esté subvencionado M. López Olmedo

Sólo el 20% de las películas españolas de 2018 fueron dirigidas por mujeres. De los 187 largometrajes, sólo 36 tuvieron a una mujer al frente. ¿Qué le dice esto?

Que tenemos un problema y que las cosas tienen que cambiar porque estamos dejando de lado una parte de la sociedad. Lo cierto es que los últimos años hubo proyectos de cine propuestos por mujeres que fueron a comités pero salían siempre los presentados por hombres. Afortunadamente eso está cambiando.

Este año hay muchas mujeres debutantes como directoras de cine: usted, Meritxell Colell («El viento»), Arancha Echevarría («Carmen y Lola») o Andrea Jaurrieta («Ana de Día»). ¿Está de moda el cine dirigido por mujeres?

No es que esté de moda. Lo que ha pasado es que, gracias a la lucha de muchas asociaciones de mujeres y productores que pensaban que esto tenía que cambiar, se hacen hecho políticas de apoyo a los proyectos liderados por mujeres, de modo que en las subvenciones públicas al cine hay una puntuación para las películas dirigidas por mujeres, las que incorporan a mujeres en sus equipos técnicos...

La Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales promueve la Carta por la paridad y la inclusión de la mujer en el cine. ¿Hay que introducir cuotas en el mundo del cine?

Cuando una situación no es normal y de una forma natural no se convierte nunca en normal, !tendremos que hacer algo! ¿no?

¿Qué aportan las directoras de cine que no hayan hecho los hombres?

Pues que haya mujeres haciendo cine, tan simple como eso. Más que hablar de cine hecho por mujeres, prefiero decir mujeres haciendo cine. Lo que queremos hacer las mujeres no es hacer un cine de mujeres, sino hacer películas y punto, igual que la hacen los hombres, y decidir sobre qué son nuestras películas. «Viaje al cuarto de una madre» interesa a muchos hombres y está dirigida por una mujer.

¿Las mujeres cineastas tienen más fácil recrear el mundo femenino y los hombres, el masculino?

No, la sensibilidad no es patrimonio de las mujeres. De hecho, hay muchas películas hechas por hombres que recrean muy bien el mundo femenino. Pero también es verdad que hay más verdad en escribir sobre lo que uno conoce. A mí me cuesta mucho escribir sobre personajes masculinos porque no soy un hombre.

¿A usted le atrae acabar en Hollywood haciendo cine, como el sevillano Paco Cabezas?

Para nada (risas), sólo me atrae Hollywood para visitarlo.

Hubo un tiempo en que el acento andaluz se evitaba en el cine español. Usted ha perdido el acento andaluz después de 15 años viviendo en Barcelona ¿Cree que se ha superado ya ese prejuicio que lo identificaba con subdesarrollo y la falta de cultura?

Esto es un tema de educación. Cuando los prejuicios se arraigan en la sociedad, ¡cuesta tanto cambiarlos y hacen tanto daño, que se prolongan por décadas! Sabemos que esto ya no es así, que está cambiando pero aún está en el subconsciente.

De las últimas películas nacionales y extranjeras que ha visto, ¿cuál le ha gustado más?

«Lázaro feliz», de Alice Rohrwacher; «Amante por un día», de Philippe Garrel; y «Entre dos aguas», de Isaki Lacuesta, porque es un peliculón.

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