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Transmiten infecciones

Dar de comer a las palomas es peligroso

Alertan de las enfermedades que acarrea echar comida a animales. En Sevilla está prohibido con multa de hasta 500 euros

Cuando se lanzan trocitos de pan a las palomas también se alimenta el desarrollo de plagas de ratas y cucarachas ABC

Amalia F.Lérida

Cuando una persona coloca una lata de atún abierta para alimentar a los gatos de su barrio o cuando un abuelo con su nieto lanza trozos de pan a las ansiosas palomas, en realidad no sólo están poniendo en riesgo la salud de todos los individuos de esa zona, sino que están ofreciendo la materia prima ideal para el desarrollo de otras muchas plagas menos agradables como son las ratas, las cucarachas o las hormigas.

La Asociación Nacional de Empresas de Sanidad Ambiental (Anecpla) dio ayer la voz de alarma de este problema generalizado en las grandes ciudades que afecta también al mobiliario urbano y al patrimonio arquitectónico.

«El número de colonias de gatos callejeros o plagas de palomas comunes se ha visto incrementado de manera abismal en los últimos años, en gran medida debido al alimento que ciudadanos, no autorizados, les ofrecen», dice la directora general de Anecpla, Milagros Fernández de Lezeta . Según señala, los datos demuestran que las poblaciones de palomas disminuyen un 50% sin comida y que las colonias de gatos salvajes lo hacen hasta en un 45%.

«Es importante que se ataje este problema por parte de las administraciones públicas. De lo contrario la situación puede llegar a agravarse considerablemente a muchos niveles».

Histoplasmosis (afecta a los pulmones), Clamidiosis y Toxocariasis son solo algunas de las enfermedades que pueden llegar a transmitir estos animales, por no hablar de otras tantas de las que cucarachas, ratas y otros insectos pueden ser vectores.

No hay que descuidar el detalle de que los restos de comida destinados a encantadores gatos o exuberantes palomas son pasto ideal de animales no tan atractivos como ratas, ratones, cucarachas, hormigas y un largo etcétera. Las cucarachas, ratas y hormigas son también vectores de otro cuantioso número de enfermedades que afectan al ser humano en mayor o menor medida, insiste Fernández de Lezeta y urge a que sean observadas y controladas tanto por las administraciones públicas como por los propios ciudadanos que, en la mayoría de los casos, son causantes principales de que estas plagas urbanas conquisten barrios enteros sin una explicación aparente.

«Además de ser un problema higiénico las cucarachas y todo este tipo de plagas, pueden ocasionar graves enfermedades, como la disentería y la salmonelosis, además de generar alarma social debido a su mera presencia, si esta es masiva. Asimismo, las cucarachas y los ratones son susceptibles de provocar alergias en las personas , manifestándose en forma de estornudos, comezón, lagrimeo y escurrimiento nasal; y en algunos casos, esas manifestaciones se pueden complicar ocasionando una crisis asmática severa», explica.

En Sevilla la actual ordenanza de tenencia de animales prohíbe «depositar alimentos en la vía pública que puedan atraer animales indeseados, como roedores, insectos, etcétera, y pudieran ocasionar efectos negativos en la salud pública».

La normativa considera el incumplimiento una infracción leve y la sanciona con multas que oscilan entre los 75 y 500 euros.

La propuesta de modificación de esta ordenanza con otra que consagra el «sacrificio cero» está pendiente de llevarse al Pleno municipal desde el pasado mes de marzo (en el de ayer no entró) para introducir nuevas prohibiciones como el maltrato psicológico o la ampliación de la responsabilidad a la persona portadora del animal y no solo al propietario.

También prohíbe que se perturbe la tranquilidad vecinal con ruidos emitidos por los animales, especialmente desde las once de la noche y hasta las siete de la mañana y mantiene como infracción leve administrar alimentos en la vía pública a animales silvestres, vagabundos o abandonados, con la misma cuantía de la multa.

En cuanto al control de las palomas, el Ayuntamiento de Sevilla capturó en 2016 más de 1.400 en diferentes espacios de la ciudad aunque fue en el centro donde se concentró el mayor número de ejemplares.

El sistema consistió en instalar jaulas con un comedero y un bebedero a modo de cebo. Como tenía un sistema de puerta noria que permite entrar pero no salir una vez que el animal entra se cierra la puerta y ya está atrapado.

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