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Coronavirus Sevilla

La historia que escondía la portada de ABC: una voluntaria donde la muerte cohabita

Ana María ha trabajado de manera altruista en una residencia de Jerez y el lunes viajó para echar una mano en otra de Granada donde el miedo al contagio se ha instalado

Ana María, con los policías en la fotografía que sirvió de portada de ABC en su edición del martes Raúl Doblado

Silvia Tubio

Iba a ser otro rostro anónimo más de portada de periódico, captado en el momento preciso, cuando el objetivo del fotógrafo obtiene el mejor resumen de una noticia sin poner palabras, sólo la imagen de un instante. Pero la historia que transportaba en sus dos maletas Ana María hizo que alguien descolgara ayer el teléfono para llamar a ABC y contarles que la mujer que salía en el lugar más destacado de este periódico, recogiendo una mascarilla que le daba un policía nacional en la estación de Santa Justa, era una heroína en esta lucha que ya ha cumplido más de un mes y se ha llevado por delante miles de vidas.

Se llama Ana María y el lunes por la mañana llegó a la estación sevillana para viajar a Granada. En Santa Justa se encontró con el dispositivo desplegado para repartir mascarillas. Dos agentes de la Policía Nacional se acercaron a ella para entregarle una. Con el primer intercambio de palabras, los funcionarios policiales se quedaron ya impactados con la vivencia que traía consigo aquella mujer, de pelo corto y cano, y semblante limpio. «Nos dijo que venía de Jerez, de haber trabajado como voluntaria en una residencia de ancianos. Y que como la cosa estaba ya tranquila allí después de días muy duros, se marchaba a otra residencia de Granada a echar una mano porque la situación se había puesto muy fea y a los ancianos no los quería atender parte del personal por miedo al contagio».

Altruismo

Los policías no podían creerse lo que estaban oyendo. Ante sí tenían a una mujer de edad avanzada, que de manera altruista estaba poniendo en riesgo su vida en aquellos lugares donde el coronavirus se ha hecho muy fuerte y ha dejado unas cifras terribles de muertos. Sólo en las residencias de la provincia sevillana han fallecido más de 80 ancianos en esta crisis sanitaria.

«Le tuve que preguntar porque me costaba entenderlo. Le dije que sabiendo que el virus es más peligroso en las personas mayores y que ella ya tenía una edad, ¿cómo se exponía de esa manera? ¿no tenía miedo a enfermar?» La respuesta dejó descolocado a ese agente de Policía, que también está en primera línea de batalla , arriesgándose a un contagio como demuestran las cifras de incidencia de la enfermedad en su colectivo. «Me dijo que si sabía de otra manera mejor de morir que no fuera ayudando a los demás». Al policía le llegaron muy adentro esas palabras.

La solidaridad

Ana María le pidió un favor al funcionario, si podía ayudarle a sacar el billete de tren . «Hacía 20 años que no compraba uno y no sabía cómo hacerlo». Llevaba dinero en metálico, pero sólo admiten el pago con tarjeta como medida de precaución para evitar el contacto de los trabajadores con las monedas. «Una limpiadora de la estación que estaba cerca de nosotros y que había escuchado lo que nos había contado, se ofreció a ayudarla y le pagó el billete de tren a Granada. Es que su historia conmovía a cualquiera. Hay gente muy buena y ella forma parte de esa gente».

El policía nacional quiso tener un gesto con esa mujer que iba camino a un destino muy difícil, donde va a correr un riesgo vital . «La acompañé al anden y le dije a una azafata que estuviera pendiente de ella. Llevaba tanto tiempo sin coger un tren que me dio cosa dejarla sola». Antes de que partiera, este funcionario policial se acercó de nuevo al vagón para despedirse de ella y desearle mucha suerte. «Qué lección de vida nos acababa de dar a todos».

Al día siguiente, el agente se encontraba con la portada de ABC en la que se le ve a él con Ana María y un compañero en el momento que le entregan la mascarilla. El fotógrafo Raúl Doblado había captado sin saberlo una de esas historias anónimas que «merecen la pena contar, que se deben saber» entre tanto balance de cifras que deshumanizan una tragedia mayúscula como la que está sufriendo este país.

Por todo ello, agarró el teléfono y llamó al periódico para contar quién era esa mujer que salía en portada, una ciudadana anónima ejemplar, una heroína que merece, qué menos, estas cuantas líneas.

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