Cuando las ladronas parecen guiris y llevan pamela

Tienen entre 25 y 30 años y parecen turistas . Van bien vestidas y son bien parecidas. Muchas llevan pamela y hasta gafas de sol o bolsos de marca. Como si se tratara de «guiris». Sin embargo, no son turistas, sino ladronas que entran en las viviendas a robar y se llevan lo que pueden . Es la última tendencia que la Policía Nacional ha observado este verano en Sevilla desde el grupo especializado en robos.

Aunque el verano no ha sido excesivamente movido en cuanto a robos, los agentes han detectado la existencia de un grupo de mujeres, la mayoría de origen croata , que se hacen pasar por turistas italianas o francesas. Son jóvenes y tienen muy buen aspecto. Y se disfrazan de turistas a la hora de entrar en acción. «Es difícil reconocerlas porque llevan pamelas e incluso bolsos de marca» señala la Policía que advierte de que, de esa manera pueden entrar en las porterías de las viviendas sin que ningún vecino se extrañe al verlas.

¿Cual es su modus operandi? Normalmente buscan viviendas en las que los propietarios se hayan marchado sin cerrar con llave . Se mueven por barrios de todo tipo. No sólo en viviendas de lujo, sino también de clase media y pueden dedicarse una mañana entera a estas prácticas. Una vez dentro del edificio, llegan hasta la puerta y la abren con facilidad con el método del «resbalón», o lo que es lo mismo, consiguen abrir la puerta con un plástico duro, emulando el viejo método de la radiografía. Con movimientos duros y secos vencen el pestillo. Ya dentro de la casa se llevan joyas y dinero y otros objetos fáciles de transportar ya que, una vez perpetrado el delito, salen por la puerta. Cierran y se marchan con toda tranquilidad. Sin prisas.

Otras veces usan técnicas de cerrajería profesional , unas con ganzúas y otras con métodos más sofisticados que emplean cuando no hay nadie en la vivienda. Por eso, para evitar que consigan su fin, se recomienda echar la cerradura siempre al marcharse. De lo contrario, se corre el riesgo de descubrir, al regresar de las vacaciones, que le han desvalijado. La Policía ha detenido a lo largo de este verano a varias de estas jóvenes aunque asegura que se trata de grupos itinerantes que van de un lugar a otro, haciendo «picoteos». Y, una vez que son descubiertas, se marchan a otra zona.

Además de esa modalidad, este verano también detectaron a varios miembros de «la mafia georgiana» hace ya alguna semanas tras ser pillados in fraganti. Una señora avisó de que se había encontrado marcadores en las puertas. Eran plásticos transparentes, inapreciables para el ojo que los ladrones dejan en la parte baja del marco y la puerta. Si al cabo de unos días el plástico ha caído, es que hay alguien dentro de la vivienda. Si no, está vacía y, pueden entrar a robar. Lo marcadores eran colocados durante el día en los edificios cuando entraba algún vecino. De esta manera cometían «el hecho delictivo» en dos fases . En la primera marcaban la puerta y, en la segunda, volvían para comprobar que no estaba habitada para actuar. A primeros de mes fueron detenidos dos supuestos integrantes de la mafia georgiana que fueron sorprendidos en plena faena intentando abrir una puerta.

Como el delito no había culminado, quedó en tentativa y los presuntos ladrones quedaron en libertad pese a que la Policía les achacaba al menos cincuenta hechos delictivos en viviendas de varios barrios. Eran, según la Policía, el último escalón de la pirámide de la célula georgiana que, a su vez, es una variante de la mafia rusa. Estos ladrones ocupan la parte más baja de esa pirámide y se dedican al robo de domicilios . En el escalón más alto de esa misma célula están los que practican otras modalidades más sofisticadas de delincuencia. Pero esa es otra historia.