LA ÚLTIMA DE... rAQUEL BLANCO PEÑA. ABOGADA
«Hay demasiados liberados sindicales que no sudan ni en verano»
Asegura que los trabajadores declinan ser defendidos en los tribunales por los sindicatos, más sensibles a las indicaciones políticas que a los derechos laborales

—Se puede decir que usted vive en los juzgados…
—Es mi primera casa, soy abogada de trincheras, el despacho la segunda…
—¿Y desde los juzgados de lo Mercantil y lo Social cómo se ve Sevilla?
—Desde la Buhaira las montañas de papel no dejan ver la Giralda. Cada vez se tramitan menos despidos a través del Social, el Mercantil es vía rápida para liquidar empresas y de tráfico lento para pequeños acreedores autónomos y trabajadores que nunca llegarán a cobrar.
—Por ejemplo: ¿los grandes ERE han finalizado?
—El país de la picaresca ha aprovechado la gran marejada de la crisis para formular ERE necesarios e innecesarios, liquidar empresas fantasmas, incluir a personas que habían trabajado y a otros que no…
—¿Es habitual incluir en los ERE a personas ajenas a la empresa pero con servicios políticos que agradecer?
—La Junta ya reconoce 72 intrusos, yo añadiría algunos ceros. En los cementerios de elefantes (Diputación) no cabe uno más y buscan alternativas para asegurar el futuro de estómagos agradecidos.
—¿Cómo los sindicatos han permitido esa práctica viciada?
—Mirando para otro lado. Los sindicatos ostentan toda la información previamente a la aprobación del ERE; ¿no se percataron de los intrusos?
—O sea que no solo hay en las prácticas fraudulentas de ERE viciados una responsabilidad política, también habría que hablar de connivencia sindical, ¿no?
—Y hablar de financiación sindical y de si perciben porcentajes por ERE…
—Se dice que desde hace un año hay un parón en los despidos…
—Todo el mundo que tenía que ser despedido ya lo fue hace mucho, ahora la pregunta es cómo abonar subsidios.
—También comienza a hablarse mucho de una figura llamada «ERE temporal». ¿Qué es eso?
—El corredor de la muerte hacia el ERE por despido, por el camino se menoscaba salario, desempleo y dignidad del trabajador.
—¿Puede confirmar la tendencia de que muchos trabajadores confían sus problemas laborales a abogados particulares para que no lo defiendan los sindicatos clásicos?
—Plantillas completas de trabajadores se apartan de siglas y banderas en las que han dejado de creer, sólo buscan estar representados por quien no le debe nada a nadie ni se encuentra subvencionado. El «cuento» de los sindicatos cada día se lo cree menos gente.
—¿Y cuál cree que es la razón?
—Meses después del Decretazo, Zapatero agradeció públicamente la «ayuda» prestada por los sindicatos mayoritarios, el trabajador desconfía. Vociferar a la puerta de San Telmo da bien en cámara pero gritos y pancartas no pagan la hipoteca de los trabajadores que ellos han desprotegido.
—¿No cree usted que esos sindicatos clásicos dan la impresión de haberse convertido en verticales?
—Más bien «horizontales» como los encefalogramas planos, a través de los sindicatos hemos descubierto que la inactividad también es una ocupación. Hay demasiado liberado que no ha sudado ni en verano.
—Hay ERE que no se cobran y que la Administración justifica como retrasos. ¿Es esa la realidad o la realidad es que no hay un duro?
—En la cresta de la crisis Fogasa Sevilla pagaba en tres meses, actualmente sobrepasa los ocho. Hay menos expedientes pero ahora la caja está vacía.
—No corren buenos tiempos para el empleo. Hay investigadores universitarios que cobran ochocientos euros mensuales…
—Así es, mientras otros tienen en casa enmarcado un diploma de «al mejor amigo» de la tómbola o del partido y cobra 3.000.
—¿El empleo hay que salir a buscarlo, a cazarlo o a pedírselo a Ángela Merkel en Alemania?
—Primero hay que querer trabajar. Hay una generación que ha nacido amparada en el subsidio y la subvención de un papá estado que soluciona la papeleta. Menuda papeleta tiene el estado con lo que él mismo ha creado.
—Recuerdo que usted estuvo ligada al caso Cartuja Pickman. ¿Se hizo un buen trabajo?
—Jurídicamente encomiable, otra cosa es la intervención política, a Cartuja no le han encontrado el novio adecuado, la intención de los que la han pretendido sólo era coger lo que les dejaran y pasar el rato…
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