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Denuncia la atención del SAS a su hijo, que murió de repente en su domicilio en Sevilla

El progenitor emprenderá acciones judiciales para aclarar el caso

Francisco Javier Sánchez Flores, con una fotografía de su hijo fallecido RAÚL DOBLADO

AMALIA F. LÉRIDA

Un vecino de Sevilla ha denunciado y cuestionado la atención sanitaria que el SAS ha dispensado en todos los estadíos de la asistencia a lo largo de varios años su hijo, el cual murió de repente en su domicilio, tras una «dudosa» intervención , por otra parte, del 061 .

Aún no sabe por qué su hijo no recibió el tratamiento continuado que tienen las personas que padecen su enfermedad , incluso en su familia, y en vez de eso fue dando tumbos de un médico a otro .

El caso ya lo está investigando el Defensor del Pueblo Andaluz , que ha admitido a trámite la queja de este padre, Francisco Javier Sánchez Flores , y ha solicitado explicaciones al director general de Asistencia Sanitaria y Resultados en Salud del SAS.

Además, la asesoría jurídica de Sánchez, está recabando información y ha pedido judicialmente la historia clínica de Moisés Sánchez Cossío , el joven fallecido el pasado 21 de septiembre a los 28 años de edad, para emprender las acciones que procedan.

Diagnóstico

Sánchez Flores relata que su hijo fue diagnosticado desde muy joven de déficit de la proteína S hereditaria un trastorno de la coagulación confirmado a finales de 2011 por un hematólogo del Virgen del Rocío que desde ese momento «ya había indicado que le remitieran a mi hijo en caso de aparición de flebitis o trombos ».

Después Moisés sufrió diversas afecciones —en 2014 fueron calificadas de flebitis y en 2016 de trombo en el brazo— para las que a veces le indicaron tratamiento con heparina , «aunque solamente de manera temporal».

«No entiendo por qué a la vista de sus antecedentes no se le prescribió tratamiento permanente y nunca más se le derivó al hematólogo. Al contrario, se limitaron a darle el alta en los diferentes episodios padecidos».

Así, relata que el 20 de noviembre de 2010 se le hizo un estudio de la enfermedad a consecuencia de un esguince de tobillo y dolor en el gemelo izquierdo y le recetaron heparina durante 12 semanas.

El 20 de enero de 2012 se le repitió el estudio y en esa ocasión no se le indicó tratamiento. En mayo de ese mismo año volvió a tener molestias en el gemelo izquierdo y en noviembre de 2013 fue atendido en Traumatología por inflamación de la mano derecha que requirió vendaje elástico y reposo funcional así como la administración de un fármaco para el dolor agudo. Luego, al año, tuvo una flebitis en el brazo derecho a causa de una inyección y se le practicó una eco-doppler .

En mayo de 2016 acudió a Traumatología con dolor en el codo y fue derivado al Hospital General con pauta de clexane. Poco después volvió a sufrir un trombo en el brazo y a tratarse con heparina. También le practicaron otra eco-doppler y fue dado de alta con indicación de que el trombo había desaparecido.

En julio de 2016 acudió a su médico de Atención Primaria y le prescribieron una analítica para septiembre pero al mismo tiempo le recetaron heparina. El 12 de septiembre de ese año volvió al centro de salud para recoger la citada analítica y le dijo a su médico que tenía molestias en el pecho y dificultad para respirar «pero le dijo que lo que tenía era un resfriado y hasta le bajó la dosis de heparina tras comprobar que los trombos de la pierna y el brazo estaban bien».

Se desplomó en su casa

Pero el final de Moisés estaba cerca. En su propia casa y tras un episodio que añade al padre aún más dolor e impotencia . «Nueve días después, el 21 del mismo mes -sigue Sánchez- mi hijo se desplomó en mi casa tras alertarme de que estaba mareado, que le costaba respirar y que sentía dolor en el pecho. Llamé el 061 y llego una ambulancia con tres profesionales . Uno no pudo cogerle una vía en el brazo, otro alegó que no funcionaba un enchufe, por lo que sospecho que a mi hijo no pudieron suministrarle oxígeno y tuvieron que esperar la llegada de otra ambulancia que utilizó un masajeador cardiaco durante 40 minutos sin que, al final, pudieran evitar el fallecimiento. Según la autopsia murió por un troboembolismo pulmonar múltiple . También reflejaba que padecía una trombosis venosa profunda en la pierna.

Desde entonces Francisco Javier Sánchez Flore s se pregunta qué ha pasado realmente con su hijo, por qué no tuvo un seguimiento desde Hematología ni tratamiento continuado, a qué se debe que no tuvieran en cuenta sus antecedentes ni la sintomatología que presentaba al diagnosticarle «erróneamente» un resfriado , por qué fallo la atención de urgencia y no se intentó reanimar a su hijo con el desfibrilador y, en una palabra: «¿Por qué muere una persona de 28 años de una enfermedad que es de libro y que padece desde cinco años atrás?

ABC ha querido conocer la opinión del SAS sobre este caso y la respuesta ha sido que «tras la petición de información por parte del Defensor se está recabando datos de la historia clínica del paciente y las actuaciones realizadas por los centros implicados en su atención para poder responder al requerimiento de información» y que «por motivos de confidencialidad, no podemos facilitar más información en estos momentos».

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