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Tribunales

La enfermera acusada de la muerte fulminante de un paciente por una inyección, a juicio este miércoles

El Juzgado de lo Penal número 2 de Sevilla acoge los días 25, 26 y 27 la vista oral contra esta sanitaria, que se enfrenta a una petición de cárcel de entre tres y cuatro años

Fachada principal del hospital Virgen Macarena de la capital Vanessa Gómez

Jesús Díaz

El Juzgado de lo Penal número 2 de Sevilla acoge desde este miércoles, en concreto los días 25, 26 y 27 , la vista oral contra una enfermera del Hospital Virgen Macarena acusada de un delito de homicidio imprudente al suministrar mal una dosis de cloruro potásico el 6 de septiembre de 2016 a un paciente que había sido intervenido días antes sin incidencias destacables. Aquel error en la administración del medicamento causó al enfermo, José Luis Carballar, una parada cardiorespiratoria y su fallecimiento , pese a los intentos de reanimación de los facultativos del centro hospitalario.

Por estos hechos, el Ministerio Público reclama una pena de tres años de prisión para la diplomada en Enfermería. Por su parte, el abogado de la familia , personada como acusación particular, eleva esa petición a los cuatro años por un delito de homicidio imprudente.

Además de la pena de cárcel, la Fiscalía reclama el pago de una indemnización de 180.000 euros para la esposa del fallecido y de 22.000 euros para cada una de sus dos hijas . De estas cantidades se deben hacer cargo de manera solidaria la procesada y la compañía de seguros con la que tiene suscrita una póliza de responsabilidad civil como miembro del Colegio de Enfermería.

El Servicio Andaluz de Salud consta en el procedimiento como posible responsable civil subsidiario. En este sentido, la familia recalcula al alza la indemnización y fija en 302.500 euros la cantidad que debe recibir la esposa en concepto de daños y perjuicios .

Relato del fiscal

Según el relato de hechos expuestos por el fiscal en su escrito de calificación provisional, la enfermera estaba encargada de la administración de los medicamentos del paciente el 6 de septiembre de 2016.

Aquella jornada debía suministrarle, entre otros medicamentos, cloruro potásico que tenía que diluir en suero fisiológico. «Sin embargo, la investigada, conociendo los altos riesgos del cloruro potásico, tanto en dosis como en velocidad de administración intravenosa y disolución, y con olvido de las más elementales reglas de la praxis de enfermería», no diluyó las ampollas de forma adecuada y suministró a una velocidad excesiva la dosis por la vía intravenosa. La reacción en el paciente fue inmediata, entró en parada cardiorespiratoria de la que no pudo salir .

El juez de refuerzo del juzgado de Instrucción número 6 de Sevilla dictó en octubre de 2018 auto de apertura de juicio oral , que celebrará finalmente la próxima semana. En el auto requería a la acusada para que prestara una fianza de 225.000 euros a fin de asegurar las responsabilidades pecuniarias que pudieran imponérsele. En caso de no prestarla, se le embargarían bienes en cantidad suficiente para asegurar la suma señalada.

El testimonio de la familia

La esposa y las hijas del hombre que falleció, José Luis Carballar Crespo , ya denunciaron en ABC que el afectado pasó de estar desayunando, bromeando y poniéndose perfume tras afeitarse y pelarse él mismo a yacer muerto dentro de una funda de plástico con cremallera y la cara de un color rojizo oscuro con puntos negros.

Su viuda, Isabel López, dijo a ABC estar « convencida de que a mi marido le pusieron una inyección letal porque yo vi cómo dejó de respirar». «Estaba tan campante, muy animado se bebió un café con leche, se comió ocho galletas y allí no pasó nada de nada hasta que la enfermera le inyectó lo que dijo era un protector de estómago» agregó la mujer.

«Entonces se puso a gritar: ¡Niña qué me has puesto, que me quema, me quema... ! y cayó fulminado para detrás con una sacudida del cuerpo, con los ojos vueltos y la cara amarilla. La enfermera, tras escuchar que le quemaba el brazo, salió despavorida de la habitación sin auxiliarlo», detalla Isabel no sin antes criticar la poca profesionalidad de «esta mujer de unos 30 años» que «dejó el inyectable encima de la cama en vez de en una bandeja o lugar más higiénico y apropiado».

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