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Semana Santa de Sevilla

La familia de Cernuda ofrece sus objetos personales y libros para una casa museo en Sevilla

Ángel Yanguas junto a un cuadro de Luis Cernuda, obra de Gaya. Sanvicente

Ángel Yanguas Cernuda recuerda muy bien a su tío Luis, cuando su familia vivía en Madrid, y su tío visitaba la casa tan sólo en contadas ocasiones. Años después, sería la única conexión del poeta con su familia en España. El año próximo se cumplen cien años del nacimiento de Cernuda. Distintas exposiciones y administraciones preparan homenajes y exposiciones.

Ángel Yanguas Cernuda vive en su casa sevillana rodeado de objetos que constantemente le recuerdan a su tío, Luis Cernuda, hermano de su madre, y cuyo centenario se celebrará el año próximo.

«Durante sesenta años he guardado con verdadera estima todos los objetos, cartas, la biblioteca de mi tío Luis cuando me los depositaron de su casa de la calle Viriato de Madrid, tras marcharse él de España».

Corría el año 1938, una nación marcada por las convulsiones, y en el Madrid de gentes como Aleixandre y Gerardo Diego, vivía Luis Cernuda desde 1933.

«Mi tío era un hombre muy delicado, diría que exquisito. Le recuerdo bien. Venía mucho a casa y echaba largas parrafadas con mi madre. El se fue de España porque no podía vivir en un mundo como el que aquí se estaba forjando. Era un hombre muy consecuente con sus ideas, por eso nunca volvió. En aquel entonces nadie imaginaba que iba a ser luego un poeta tan importante».

EL EXILIO

En 1938 Stanley Richardson le invitó a pronunciar unas conferencias en Inglaterra y ese fue el comienzo de su definitivo exilio en el que recorrió Inglaterra, Francia, Estados Unidos y finalmente México, donde falleció.

«Mi tío vivió siempre modestamente. Trabajó en Madrid, como asesor literario en la librería Sánchez Cuesta y en las Misiones Pedagógicas de la República. Publicaba sus libros, no porque le dieran dinero, sino por el placer de verlos impresos, porque él entonces, en España, no era conocido. Hacía algo muy curioso: se autodedicaba la primera edición de sus obras, a veces, además, muy duramente. Esos libros aún los conservo todos».

Según su sobrino, que se carteó durante años con Cernuda, «él echaba mucho de menos Andalucía. Hablaba de Sevilla y del mar de Málaga, porque había ido a Torremolinos cuando aquello no lo conocía nadie, y quedó enamorado de ese mar».

El 9 de septiembre de 1963 bautizó como a Luis, hijo de Ángel Yanguas, «y el 5 de noviembre murió. Le había dicho muchas veces que regresara, si no a España, a Europa para ir a verlo, pero nunca quiso».

A Ángel Yanguas el centenario de Cernuda le causa cierta preocupación, «sobre todo porque a veces se dicen cosas que no son reales.También me preocupa que se hayan creado dos comisiones para organizar actos, y que,aparentamente, una vaya por un lado y otra por otro», en referencia a la comisión nacional (Ministerio, CSIC, Residencia de Estudiantes), y la de Sevilla (Diputación, Ayuntamiento y Monte de Piedad).

Para la familia lo principal es dejar el patrimonio del poeta para el uso de los ciudadanos. «Mi idea sería que los enseres de mi tío, mobiliario, libros, objetos personales,cuadros, se integraran en una casa museo donde también hubiera una biblioteca, con sus libros, que yo conservo, y otros que se han escrito sobre él, y que se visitara, al igual que en otros lugares se visitan las casas de Mozart o de Shakespeare».

LA PAPELETA DE EMPEÑO

Gran parte de la biblioteca y documentos del poeta están hoy depositadas en la Residencia de Estudiantes de Madrid. «Yo intenté, en un primer momento que se quedaran en Sevilla, pero no pudimos llegar a un acuerdo con las instituciones. En la Residencia está el material con el que los investigadores deben trabajar. Me gustaría que aquí en Sevilla se quedara todo lo personal».

Ángel Yanguas recuerda que su tío era un hombre muy exquisito, « todo lo que tenía se lo gastaba en libros. En el vestir tenía poco, pero bueno. Cuando me llegaron sus cosas había una papeleta de empeño, era del reloj de oro de mi abuelo que había empeñado por quince pesetas».

La casa natal del poeta, sita en la calle Acetres, es hoy una cristalería. «Sé que sin la aportación privada crear una casa museo no será posible, pero podría hacerse un patronato con las instituciones públicas y así conseguir crear una fundación o algo similar».

DIEGO Y ALEIXANDRE

Un ejemplo del carácter de Luis Cernuda lo resumiría una anécdota en la que participaron los escritores Gerardo Diego y Aleixandre. «Ambos vinieron un día a verme a Madrid para que yo convenciera a mi tío de que permitiese la publicación de sus obras completas. Corrían los años cincuenta y aún había censura. Mi tío dijo que sí, pero sin quitar ni una sola estrofa ni aquellas en las que se refería a la República. Diego y Aleixandre me pidieron que le convenciera para que las quitara en la primera edición, y que luego se volverían a incluir en la segunda, que era algo que todo el mundo hacía, porque la censura sólo leía la primera. Mi tío no quiso, era así».

Para Ángel Yanguas ser sobrino de Luis Cernuda, «es un orgullo, sobre todo porque es un poeta cuya obra hoy ya se sabe que perdurará por generaciones»

NUEVE BAÚLES CERRADOS

En casa de Ángel Yanguas se respiran los recuerdos de su tío Luis Cernuda. Una cómoda, una acuarela de Yanguas, una hornacina con flores en su interior muy de la época del XIX, dos sillas isabelinas... durante cuarenta años el sobrino de Cernuda tuvo nueve baúles depositados en su casa, cuando la vivienda de Cernuda de la calle Viriato de Madrid se vació. «Mi tío no se llevó nada. Todo lo dejó en España».

Durante años aquellos baúles no se abrieron hasta que Maristany fue un día para intentar leer algunos documentos. Después los objetos personales y el resto de libros, cartas y recuerdos, se trasladaron a Sevilla.

En la imagen de esta página Ángel Yanguas posa ante un cuadro de realizado por Gaya para Luis Cernuda, lienzo que tan sólo ha visto la luz en una ocasión, con motivo de un homenaje en Madrid, pero que nunca ha estado expuesto. «Esta es la imagen más parecida de mi tío, su aspecto, su talante. Hay otros cuadros, pero yo creo que es éste el que más se asemeja a como era Luis Cernuda poco antes de marcharse al exilio».

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