Política municipal
El uso feminista del lenguaje en los contratos municipales: 'Población de Sevilla' mejor que 'sevillanos'
El Ayuntamiento utiliza pliegos de contrataciones en los que lleva al extremo el «lenguaje inclusivo» y «no sexista»
Los documentos públicos consideran un «error» el lenguaje genérico, que «subordina y discrimina a las mujeres»

El uso impuesto del denominado «lenguaje inclusivo» o «no sexista» en las administraciones públicas está llevando a casos tan exagerados y antinaturales que rozan el surrealismo. Bajo la loable bandera de la igualdad encuentran cobijo también acciones o posiciones realmente sonrojantes. Por este mismo motivo, ... en Francia, sin ir más lejos, el Gobierno de Macron acaba de prohibir el uso de este tipo de lenguaje en las escuelas, lo que da una idea del calado del asunto. El Ayuntamiento de Sevilla , en este sentido, presenta cada cierto tiempo ejemplos tan llamativos como rimbombantes, por norma general bajo las áreas de Participación Ciudadana o de Igualdad, que lidera la concejal socialista Adela Castaño . El último un pliego de «prescripciones técnicas» para la contratación de asistencia a los 'Espacios y tertulias de pensamiento feminista' que organiza el gobierno local de Juan Espadas en 2021.
Este pliego, al que ha tenido acceso ABC, incluye las condiciones para el contrato, que tiene el objetivo de crear «un espacio de pensamiento, análisis y reflexión en torno al pensamiento feminista», así como «plantear un itinerario de estudio que consiga organizar los conocimientos de las/os participantes sobre Género y Feminismo/s». «Estos foros van dirigidos a la ciudadanía en general, especialmente a quienes trabajen y/o tengan interés y deseen aportar y aprender sobre pensamiento y creación feminista ». En la descripción técnica del contrato se repasan las horas de duración de las jornadas, la grabación de un vídeo «a determinar por el Servicio de la Mujer» y los plazos. También se repasan los recursos humanos y materiales necesarios para desarrollar las actividades y los costes de las mismas, con un presupuesto que no debe superar los 5.841 euros sin el IVA.
Pero ese pliego se remata con un último punto denominado «Orientaciones metodológicas para un uso no sexista del lenguaje» que resulta sorprendente por su contenido. En esas recomendaciones se desarrolla un preámbulo donde se señala que «el lenguaje es la herramienta más poderosa para describir la realidad». «La lengua contribuye a nuestra percepción e interpretación del mundo -se indica-. La subordinación de las mujeres a los hombres durante siglos ha producido en la gramática una subordinación del género femenino al masculino. Usar el género masculino para ambos, hombres y mujeres, como una forma genérica o neutral es un engaño y una jerarquización de un género sobre el otro. La utilización del masculino como genérico muestra al hombre como único sujeto de los hechos, quedando las mujeres ocultas bajo este lenguaje genérico . Esta invisibilidad no solo daña su estatus y posición en la sociedad, sino también transversalmente en las investigaciones y análisis». «La lengua por sí misma no es sexista; lo es el uso que se hace de ella cuando se utilizan estructuras gramaticales o palabras que ocultan y/o discriminan a las mujeres , presentándolas como seres dependientes y/o subordinados a los hombres -señala el documento. Se debe evitar caer en estos errores, aplicando los recursos que tiene la lengua castellana para nombrar a mujeres y hombres. Los prejuicios, la rutina o el aprendizaje de las reglas gramaticales, entendidas como inamovibles, son susceptibles al cambio. Aunque romper con todo esto suponga un esfuerzo, es fundamental reconocer la importancia de hacer un uso más equilibrado del lenguaje que visibilice a la otra mitad de la población».
Tras la prolija explicación, el pliego incluye unas recomendaciones lingüísticas que llaman la atención. Se pide, por un lado, aludir al cargo, profesión u oficio «en lugar de la persona que lo desempeña». «Por ejemplo, “dirección” en lugar de “director”, “secretaría” en lugar de “secretario” “jefatura” en lugar de “jefe”». Se reclama «recurrir a nombrar gentilicios, nación o municipio: Por ejemplo, “la población de Sevilla” en lugar de “los sevillanos”», al igual que al «uso de nombres colectivos que incluyen a hombres y mujeres; por ejemplo, “la plantilla” o “el personal de la corporación” en lugar de “los empleados”». Este pliego también aconseja «sustituir el uso de barras o/a utilizando el desdoblamiento (“los alumnos y las alumnas” en lugar de “los/as alumnos/as”) o nombres colectivos (“el alumnado” en lugar de “los/as alumnos/as”)», así como evitar «pronombres que se utilizan en masculino»; y se ponen ejemplos: «"Quien” o “la persona que” en lugar de “el que”; “quienes” en lugar de “los cuales”; “todo el mundo” o “la totalidad” en lugar de “todos”; “un buen número” o “gran cantidad de” en lugar de “muchos”».
Incluso omitir artículos y determinantes
Otra cuestión que se indica es la recomendación de «sustituir las formas masculinas de los participios». «El pronombre “quien/es”: Por ejemplo, “quienes hayan solicitado” en lugar de “los solicitantes”. O anteponiendo la palabra “persona”, “personal” o “la parte”, como por ejemplo, “la persona afectada” en lugar de “los afectados”. O con un sustantivo de la misma familia precedido por una preposición, como en “las personas con obligación” en lugar de “los obligados a”. O bien un verbo en forma pasiva, como por ejemplo, “se excluirá” en lugar de “serán excluidos”». En este sentido, se llega incluso a exponer el consejo de « omitir artículos y determinantes , si en el contexto de la oración ya se entiende perfectamente lo que quiere decir. Por ejemplo, “periodistas y estudiantes asistieron al congreso” en lugar de “los periodistas y los estudiantes asistieron al congreso”. Omitir artículos, tal cual, frente a la norma gramatical correcta. Otra de las recomendaciones es «sustituir el sujeto de la oración por una forma impersonal, por ejemplo, “la ficha se cumplimentará con mayúsculas” en lugar de “el solicitante cumplimentará la ficha con mayúsculas”».
Además, se pide «evitar nombrar a las mujeres como un colectivo especial. Por ejemplo, “se desarrollará un programa dirigido a mujeres” en lugar de “se desarrollará un programa dirigido al colectivo de mujeres”». O también «no añadir el término “mujeres” a un sustantivo femenino; por ejemplo, será más correcto “las astrónomas” o “las arquitectas” en lugar de “las mujeres astrónomas” o “las mujeres arquitectas”». Por otro lado, otra de las reclamaciones es la de «evitar las asimetrías en las fórmulas de tratamiento» . Por ejemplo, «“Las jornadas fueron inauguradas por el Sr. Pérez y la Srta. Muñoz” (la expresión “señorita” no es correcta, ya que representa a las mujeres en relación a su estado civil, tratamiento que no se hace hacia los hombres (con la expresión de "señorito"). O también «no utilizar el apellido para los hombres y el nombre de pila para las mujeres».
El documento se remata solicitando «evitar que las mujeres sean nombradas en segundo lugar o de forma supeditada al hombre : “Acudieron a la final el delegado consejero y la directora general” en lugar de “Acudieron a la final el delegado consejero acompañado de la directora general”. Los escalafones, si los hubiera, para mejor ocasión... Y el último de los consejos, «feminizar aquellas profesiones que son desempeñadas por mujeres. Por ejemplo, “arquitecta” en lugar de “arquitecto”, “médica” en lugar de “médico”, “cartera” en lugar de “cartero”, “comisaria” en lugar de “comisario"».
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