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Sociedad

Haze, el rapero de Los Pajaritos: del fracaso escolar a aprobar las oposiciones a la primera

Sergio López, que dejó los estudios a los 16 y los retomó a los 32, dará clase de Lengua en un instituto de Sevilla tras ser premio extraordinario de la Universidad de Sevilla por un máster en Filología Hispánica

Sergio López, de 43 años, mereció el reconocimiento de la Universidad de Sevilla por su máster sobre el narcotráfico en México y dio un discurso de agradecimiento en la iglesia de la Anunciación en noviembre de 2019 Rocío Ruz

Jesús Álvarez

Sergio López Sanz , más conocido por «Haze» , su nombre artístico asociado al rap (su estilo musical) y a Los Pajaritos (el barrio sevillano donde se crió) dará clases de Lengua y Literatura en un instituto de Sevilla el próximo curso tras aprobar las oposiciones a docentes de la Junta de Andalucía celebradas el pasado mes de junio.

El «rapero de los Pajaritos», que sacará nuevo disco antes de final de año ( rap flamenco ), ha obtenido su plaza en propiedad como funcionario autonómico en dura competencia con miles de opositores y otros tantos interinos que partían con muchos puntos de ventaja sobre él por los servicios prestados en la Administración. «Era una utopía sacar la plaza al primer intento en estas condiciones pero es lo que ha ocurrido», comenta a ABC.

Para lograrlo sacó un 7,63 en la prueba teórica-práctica, que incluía dos comentarios de texto, y un 8,5 en el examen oral . En su tribunal había sólo 19 plazas disponibles. Sergio López ha tenido que estudiar mucho para hacer realidad su sueño de dedicarse a la docencia, unas ocho horas diarias de lunes a sábado. Empezó a preparar las oposiciones en septiembre de 2019; hizo un parón de cuatro meses en verano tras el aplazamiento de las pruebas por la pandemia (que aprovechó para componer parte de su próximo disco); y retomó los estudios en octubre de 2020. A partir de enero -cuenta- subió de ocho a diez horas diarias de estudio para poder llevar bien todos los temas.

Lo que es el día a día de cualquier opositor que quiera afrontar con un mínimo de garantías cualquier oposición resulta llamativo en el caso de Haze, que acabó la ESO a trompicones y dejó sin terminar un grado medio de auxiliar administrativo. La única asignatura que le gustaba (y estudiaba) en el colegio era Lengua y en ella sacaba sobresaliente. Desde los 16 años, en un barrio donde la droga circulaba con la misma fluidez que los pasteles por una confitería , Sergio tuvo problemas con la Justicia e incluso pasó un mes en la cárcel, aunque esa dura experiencia, sumada a la muerte por sobredosis de algunos de sus compañeros, le sirvió para alejarse de las las drogas y de las malas compañías para convertirse en el «rapero de los Pajaritos» . Su primer disco «Crónicas del barrio» (2004) causó impacto no solo por su estilo musical sino por la frescura y dureza de sus letras. Tras la crisis de 2008, que le dejó arruinado, y sacar su quinto álbum («Doctor Haze») , decidió volver a las aulas. En 2010 se preparó el examen de acceso a la Universidad para mayores de 25 años tras doce sin coger un libro.

«Ese año tenía una carrera musical de éxito pero no me distrajo de mi sueño de ser universitario», dice. En su barrio no había muchos y cuenta que se compró unos fluorescentes y un estuche , dentro del cual metió algunos bolígrafos y una regla que se encontró en la calle. Una especie de amuleto.

Haze quería hacer Filología Hispánica («me encantaba leer y escribir y no había tenido la suerte de estudiar a Góngora, Bécquer o Juan Ramón Jiménez») y necesitaba una nota media de 7,59 para conseguirlo. Le sobró casi un punto. Tenía 32 años el primer día de clase y la edad de sus compañeros de clase rondaba los 18. Algunos lo reconocieron como «el cani de mierda de Los Pajaritos» , pero eso no fue obstáculo para que entre 2011 y 2015 trabara amistad con algunos de sus compañeros. « El tiempo pasaba, horas y horas de estudio, preciado tiempo , dedicado ahora a un propósito más noble, terminar mi grado universitario. Asignaturas como latín, gramática histórica o sintaxis fueron la menor de mis preocupaciones entonces, pues llegó un momento en el que ya no podía seguir pagando la hipoteca de mi casa», cuenta. Terminó su carrera con un sobresaliente y sin un duro.

Luego hizo dos másteres, uno, de investigación sobre el narcotráfico en México (algo sabía de drogas), y otro para poder participar en las oposiciones de la Junta al Cuerpo de Profesores de Secundaria en la materia de Lengua y Literatura. «Además de universitario, soy rapero y flamenco. Y de Los Pajaritos . Si ya tan solo con decir que soy rapero podría evocar la imagen de un artista que se limita a escribir rimas simplonas, en muchas ocasiones, ripiosas, qué decir si además soy flamenco. Si, además, la parte flamenca de mi obra pone voz a los marginados de la sociedad, a los, por diversas circunstancias, olvidados, alejados por problemas económicos y socioculturales de la escuela, ¿podría ser la universidad mi sitio?» , se preguntaba en su discurso de aceptación del «premio extraordinario fin de estudios» que logró por su máster en Estudios Americanos sobre el narcotráfico en México. Lo dio en la iglesia de la Anunciación de Sevilla y habló en nombre de todos los premiados. Era de los más veteranos, a sus 41 años.

Haze recordó que se crió en en el barrio más pobre de España (lo sigue siendo hoy, veinte años después), en el que sólo un 2 por ciento de sus habitantes logra terminar un grado universitario. «La universidad es mi sitio, el mío y el de todos los ciudadanos que tengan la determinación de estudiar, vengan del barrio que vengan, del pueblo que vengan, de la ciudad o del país que vengan, porque la universidad no distingue ideologías ni creencias ni clases sociales ni acentos ni nunca habrá de hacerlo por ser, como es, el templo de la sabiduría y del conocimiento », dijo en la Anunciación el 27 de noviembre de 2019.

Su sitio, a partir del próximo mes de septiembre, serán las aulas de un instituto sevillano de una localidad cercana a la capital, aunque no descarta seguir formándose en la Universidad . La curiosidad y el conocimiento pueden ser tan potentes y adictivos como cualquier droga química.

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