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Hernán Cortés, un cadáver sin descanso

Enterrado primero en Sevilla, no ha encontrado paz en ninguna de las sepulturas por las que ha pasado

Busto del conquistador de Nueva España en la fachada del colegio de las Irlandesas en Castilleja de la Cuesta VANESSA GÓMEZ

Javier Rubio

Hernán Cortés se revuelve en su tumba. Un diputado local en Tabasco de Morena, el partido del presidente mexicano, llegó a proponer el 22 de noviembre pasado que «si realmente nos afecta a todos la osamenta de ese personaje aquí en el país, pues que saquen esta porquería de aquí , que solamente nos da mal aspecto y por los españoles, pues que se lleven ese puto foco de infección de aquí, que solamente pena y vergüenza le da a nuestro país , que es un ave de mal agüero». Pero hasta llegar a la iglesia de Jesús Nazareno, los restos del conquistador han dado muchos tumbos . Empezando por Sevilla, donde ya estuvieron enterrados.

El valeroso forjador de Nueva España no descansa en paz desde el 2 de diciembre de 1547 , fecha en que murió de pleuresía a resultas de una disentería a los 62 años de edad en Castilleja de la Cuesta, en en un castillo del siglo XVI de los Guzmanes, hoy reconstruido como colegio de las Irlandesas en la calle Real de la localidad, que conserva como recuerdo un busto en la fachada.

Noviembre ha sido mes de conmemoraciones destacadas en la historia en torno a Cortés como anticipo de la gran efemérides del año que viene, cuando se conmemoren los cinco siglos de la Noche Triste y la batalla de Otumba . El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador , había lanzado una dura invectiva contra Cortés el pasado 19 de noviembre acusándolo de haber cometido «el primer fraude» de la historia del México moderno al arrogarse el título de corregidor de Veracruz , el puerto donde desembarcó, conectado por vía marítima con Sevilla durante tres siglos con el sistema de flotas.

El primer encuentro

Once días antes, el viernes 8, se había hecho memoria del primer encuentro entre Cortés y el emperador mexica Moctezuma a la entrada de Tenochtitlán , la capital del imperio. Cinco siglos después, la localización exacta de ese momento crucial en la historia de México corresponde al cruce de las calles República del Salvador y Pino Suárez , a tres manzanas del Zócalo, el centro neurálgico del país.

Allí está el hospital de Jesús, heredero del fundado por el propio Cortés para su tropa en 1524. En su iglesia reposan los restos mortales del conquistador, pero esto no se supo hasta 1946, cuando se halló en la embajada española -el México de Lázaro Cárdenas jamás reconoció a Franco y mantuvo la legitimidad al Gobierno republicano en el exilio- unas actas en las que se refería que la urna con la huesa de Hernán Cortés se había ocultado en uno de los muros del altar.

El jueves 28 de noviembre se cumplieron 73 años de la penúltima exhumación de los restos del marqués del Valle de Oaxaca con que lo distinguió el emperador Carlos. Al año siguiente, en 1947, el Instituto Nacional de Antropología e Historia volvería a remover la osamenta del conquistador. Nada desacostumbrado, por cierto.

Entierro en Santiponce

Consta que Cortés fue depositado en el monasterio de San Isidoro del Campo en 1548, como recopiló el canónigo e historiador del siglo XVI Pedro Salazar de Mendoza : «Don Fernando (sic) Cortés, conquistador de la Nueva España, fue depositado en esta iglesia en el año de 1548 , y le entregaron a sus erederos (sic) en el de 1566, para le llevar a las Indias». Lo más probable es que Cortés fuera enterrado antes en otra sepultura hasta su traslado al convento jerónimo.

Placa en la fachada del colegio de las Irlandesas VANESSA GÓMEZ

Pero en 1566, el cuerpo fue transportado en una urna cerrada para su depósito en la iglesia de San Francisco de Texcoco , conforme a lo dispuesto en el testamento del conquistador. Aunque su última voluntad cambiara tres veces por lo menos en lo tocante a su enterramiento: en la ciudad de México, en Coyoacán (en un monasterio que todavía no se había fundado para entonces) y en la parroquia donde muriera.

En la iglesia de los terceros franciscanos de México durmió el sueño de los justos hasta que en 1629, la urna con su osamenta fue retirada de su primer emplazamiento para recolocarla cerca del altar mayor con la de Pedro Cortés, el último descendiente masculino del capitán. Una remodelación posterior del templo en 1716 determinó que se volviera a exhumar la urna con sus huesos para emplazarla detrás del retablo mayor.

Los huesos perdidos 110 años

En 1794, Cortés dio con sus huesos en la iglesia del hospital de Jesús, pero tampoco fue definitivo el mausoleo erigido en su honor porque en 1823, dos años después de la independencia de México, temiendo que pudiera ser expoliado, sus restos se escondieron bajo la tarima del altar del templo. En 1836 se perdió el rastro de su huesa y así permaneció 110 años hasta que Indalecio Prieto halló las actas secretas en las que se detallaba el lugar exacto de su enterramiento.

Fachada de la iglesia de Jesús ABC

Su hallazgo dio pie a una oleada de ataques furibundos contra el conquistador . El sentimiento antiespañol prendió en México en los albores de la independencia y así se ha mantenido desde entonces. En 1946, hubo quien pidió que los restos fueran destruidos, lanzados al mar o expatriados con similar virulencia a la que se usa en nuestros días.

Prieto, artífice de la entrega del Alcázar al Ayuntamiento de Sevilla, publicó una carta en la prensa mexicana donde solicitaba que la huesa se enterrara para propiciar la reconciliación entre ambas naciones: «México es el único país de América donde no ha muerto el rencor originado por la conquista y la dominación . Matémoslo, sepultémoslo ahora aprovechando esta magnífica coyuntura», dejó dicho el socialista exiliado. En 1947, cuatrocientos años después de su muerte en Castilleja de la Cuesta, el cofre con sus restos mortales regresó al muro de la iglesia de Jesús Nazareno donde había estado.

Una placa con el escudo familiar y la escueta inscripción Hernán Cortés 1485-1547 da cuenta desde entonces del lugar donde yacen sus restos. ¿Será definitivo el enterramiento?, ¿podrá alguna vez descansar en paz?

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