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Sanidad

El Hospital de Valme expone en Grecia su experiencia en el tratamiento de incontinencia urinaria

El centro hospitalario sevillano acumula 16 años en neuromodulación, siendo referente de esta compleja técnica con el doctor Blasco a la cabeza

El doctor Blasco (izquierda), en una taller de incontinencia urinaria en Grecia ABC

E. B.

El responsable de la Unidad de Urología Funcional del Hospital Universitario de Valme, Pedro Blasco , ha acudido recientemente a la ciudad griega de Kalamata invitado por la Asociación Helénica de Urología (HUA) para participar en una reunión nacional de grupos de trabajo. Los más de 16 años a la vanguardia en el abordaje y tratamiento de la Incontinencia Urinaria, por parte de este hospital sevillano, han propiciado su presencia en este foro. Desde la experiencia acumulada en dos técnicas para hacer frente a esta patología, Pedro Blasco intervino con dos ponencias, sesión que se completó con un taller de trabajo sobre ambas terapias, donde los asistentes tuvieron la posibilidad de reproducirlas con simuladores.

La incontinencia urinaria, o manifestación por parte del paciente de escape de orina, es una disfunción asociada a la calidad de vida, cuya importancia se acrecienta dada su alta prevalencia. Puede afectar a ambos sexos en todas las edades; sin embargo, su incidencia aumenta con la edad, siendo máxima en la vejez y muy alta en la mujer en su etapa post-menopáusica. Aunque los datos de prevalencia son variables, se estima que la padece en torno al 5% de la población en general y un 10% de las mujeres adultas .

De este modo, aunque la incontinencia más comúnmente conocida es la incontinencia urinaria femenina de esfuerzo (asociada al proceso del embarazo y parto de las pacientes), se trata de una enfermedad que puede aparecer a cualquier edad y que no es exclusiva de ningún sexo . Así existe la incontinencia en la infancia (enuresis infantil), en la edad adulta (incontinencia de esfuerzo, incontinencia de urgencia, incontinencia mixta femenina y masculina) y la de los mayores. En los tratamientos para las incontinencias complejas y de urgencia (vejiga hiperactiva), el Valme dispone de terapias para pacientes que no responden ni a tratamientos iniciales de cambio de hábitos de conducta ni a los tratamientos orales. Se trata de la neuromodulación y la toxina botulínica.

Mientras que el procedimiento de la inyección de toxina en la vejiga urinaria comenzó a funcionar en este centro en 2010 para pacientes mayores, la neuromodulación se implantó en 2003 destinada a pacientes más jóvenes y con alto grado de dificultad. Es una técnica eficiente, pero más compleja, en la cual el Valme acumula 16 años de experiencia como uno de los primeros hospitales andaluces en incorporarla. Además de dar cobertura a sus pacientes del área sur de la provincia de Sevilla, también atiende a aquellos otros procedentes de Huelva, Sevilla, Cádiz, Córdoba y Extremadura gracias a los conocimientos, experiencia y dedicación de sus profesionales.

La neuromodulación consiste básicamente en mejorar la conducción nerviosa mediante estímulos eléctricos. La creación de un campo eléctrico cerca de una raíz nerviosa optimiza la conducción de los impulsos por esa raíz. Para ello, y de forma mínimamente invasiva, se coloca en el quirófano con anestesia local un electrodo a nivel de la raíz sacra. El electrodo se conecta a un generador externo; mientras que la paciente, dada de alta el mismo día, porta dicho generador entre dos semanas y un mes. Luego se evalúa periódicamente la respuesta del pacientes para detectar si es respondedor o no a esta terapia. Si se considera positiva; o sea, se produce una mejoría subjetiva y objetiva de los síntomas, se coloca en quirófano un generador definitivo subcutáneo .

Unos 500 pacientes al año

El Hospital de Valme atiende anualmente a unos 500 pacientes con incontinencia urinaria. El responsable de su Unidad de Urología Funcional, Pedro Blasco , subraya el carácter invalidante de esta enfermedad. «Se trata de una patología, que aunque no compromete la vida, puede llegar a ser muy discapacitante por el hecho de afectar de manera importante a la calidad de vida de los afectados, sin mencionar el consumo de recursos que provoca».

Este urólogo, junto a la enfermera Camelia Moreno, componen el equipo profesional, altamente cualificado e implicado en el abordaje de esta dolencia. La dilatada experiencia les lleva a hacer un balance con óptimos resultados: mejoría clínica en el 70% de los pacientes complejos . Para ello, se tiene articulada una asistencia a través de dos consultas semanales junto a un quirófano mensual para la aplicación de las técnicas de neuromodulación y toxina botulínica. Blasco sitúa el éxito de la eficiencia de esta patología en el carácter personalizado de la asistencial que ofrecen. «Hacemos un seguimiento diferencial de cada paciente candidato a recibir cada terapia, puesto que la respuesta a estos tratamientos difiere en cada uno», apunta.

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