In memoriam
Javier Aristu, el comunista exquisito que enseñaba Literatura
Concejal del Ayuntamiento de Sevilla entre 1982 y 1987, encabezó la candidatura de 1983 del PCA cuya secretaría provincial desempeñó en aquellos años; luego, volvió a dar clases en el instituto

Si Javier Aristu Mondragón (Murcia, 1949 - Sevilla, 2021) no hubiera sido concejal del Ayuntamiento de Sevilla entre 1982 y 1987, su biografía no pasaría de ser la de un vehemente luchador antifranquista refugiado en las aulas de bachillerato durante 35 años ... en los que ejerció de profesor de Lengua y Literatura en diferentes institutos de Sevilla y la Escuela Europea de Bruselas. Sus alumnos –en la Universidad Laboral o en el Ciudad Jardín, en cuyo claustro coincidió con María Galiana , por ejemplo– relatarían anécdotas relativas a la finura intelectual y los exquisitos modales de un profesor volcado en su profesión.
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Su militancia antifranquista se había forjado en la Universidad en Granada a partir de 1967. Dos años después, trasladado a Sevilla, le entregaron el carné de militante del Partido Comunista apadrinado por Fernando Soto, sindicalista del Proceso 1.001 , y obtuvo la licenciatura en Filología Moderna en 1974.
El oficio de resistir
Aristu podía presumir de haber pasado por la política, sin que la política pasara por él . El título de sus memorias, 'El oficio de resistir' , da idea del carácter de alguien acostumbrado a vivir a la contra , primero contra el dictador y luego contra la dictadura del pensamiento único, incluso dentro del Partido al que consagró sus años de juvenil rebeldía e inconformista madurez. Sus memorias son un fino repaso de personajes y protagonistas de los años 60 en Andalucía, cuando se fragua la Transición democrática que cuaja en la década siguiente.
Aristu encabezó en 1983 la candidatura municipal del PCA , cuya secretaría provincial ejerció entre 1982 y 1987, sustituyendo a Juan Bosco Díaz de Urmeneta , que también lo ha precedido este mismo año en el tránsito definitivo . En aquella crisis de los primeros 80, Aristu se alineó con los renovadores de Gerardo Iglesias frente al sector carrillista, llegando a poner sobre la mesa su propia dimisión. Luego, en 1989, dimitió de la política en primera línea ante el nuevo rumbo que tomaba el PCE con Julio Anguita al mando y se fue a seguir dando clases.
Ya había tenido sus más y sus menos con el 'califa rojo' cordobés a cuenta de la candidatura de Adolfo Cuéllar , el abogado cristiano de los sindicalistas de Comisiones en el Proceso 1.001, a la Alcaldía de Sevilla en 1987, en contra de la opinión de muchos dirigentes del PCA. La dimisión del médico Fernando Villamil reveló las tensiones internas en el partido, pero cuando Cuéllar , caballero dentro y fuera del consistorio, se pasó al grupo mixto para facilitar la gobernabilidad de un Manuel del Valle en minoría, Aristu se quedó sin argumentos: el experimento había fracasado y le pasaron la factura al cobro. No le dolieron prendas en reconocerlo: «Fue un error mío clarísimo» . Volvió a presentar la dimisión, aunque no se la aceptaron.
Vicepresidente con Del Valle
El pacto de izquierdas con que PSOE, PSA y PCE se habían repartido las alcaldías de Granada, Córdoba y Sevilla en las que sumaban mayoría le permitió ejercer de vicepresidente de la Diputación con Manuel del Valle entre 1979 y 1982, cuando la defección de Amparo Rubiales para irse al PSOE le obligó a cubrir el escaño municipal con Luis Uruñuela de alcalde.

En las municipales del año siguiente, en 1983, Del Valle y Aristu volvían a verse las caras , quizá íntimamente convencido de repetir el pacto que los había llevado a convivir en la Diputación, pero los socialistas arrasaron y el PCE se quedó en dos concejales . En la toma de posesión de Del Valle, Aristu todavía defendió un entendimiento entre ambas formaciones que jamás llegó a cuajar.
Ello no le impidió, por ejemplo, votar a favor en noviembre de 1983 de la contratación del arquitecto Víctor Pérez Escolano , anterior delegado de Urbanismo, como asesor del alcalde Del Valle. Era el tercer concejal del PCE en el consistorio de 1979 que cruzaba el umbral de la «casa común» como habían hecho antes Amparo Rubiales y José Villa .
A finales de los 80, el PCE vivía en un sobresalto continuo con pugnas internas que alinearon a Javier Aristu y a su sustituto en la secretaría provincial, Eduardo Saborido , en la corriente Nueva Izquierda que abogaba por la disolución del PCE en Izquierda Unida y la convergencia en torno al polo socialista. Enfrentados a la línea ortodoxa de independencia y denuncia de los gobiernos socialistas que representaba Felipe Alcaraz como secretario general del PCA, la caída del muro de Berlín terminó por sepultar muchos de aquellos sueños .
Aristu eligió la retirada con la misma inteligencia política y exquisitez en los modales con que había pasado por las instituciones. Sus alumnos, a buen seguro, se lo agradecerían. Su hijo Carlos es hoy secretario provincial de Comisiones Obreras .
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