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Josele Moreno. María Isabel no tenía biquini

La prenda llegó a finales de los cincuenta y una década después Los Payos la llevaron a la playa con un bañador

Imagen de archivo de Josele ABC

Félix Machuca

La playa estaba desierta, el mar bañaba sus pies , los jipis cantaban con sus guitarras pero María Isabel no tenía biquini. El biquini había llegado a España a finales de los cincuenta, disputándose su carnal estreno las playas de Benidorm, Marbella y Santander. En el 2006 cumplió sesenta años de exuberante existencia. Y a finales de los sesenta, Los Payos, llevaron a la playa a María Isabel con un bañador de una pieza, casi tan cubierta como algunas señoras de los emiratos que se bañan con el velo. María Isabel no tenía biquini. Y eso que aquella chavala fue una de las mujeres más importantes de sus vidas.

La mujer que los paseó de su mano por medio mundo. La mujer con la que consiguieron ser récord de permanencia en los superventas, sumando dieciséis semanas seguidas número uno y manteniéndose treinta y cuatro entre los cuarenta principales. Las suecas de nuestras playas, la carne más sabrosa que nos llegaba de Europa, no solo ponían burro al inalcanzable José Luís López Vázquez, devoto del muslo y la pechuga. También se les imputó ser las responsables de poner de moda el biquini. Las hermanas de la vikinga Sigrid de Thule, la novia rubia del Capitán Trueno, estaban abiertas a todo para disfrutar del sol, la sangría y los machotes. Venían de otras escuelas. Y no precisamente pías. El de María Isabel era un bañador que se veía mucho por Chipiona y Matalascañas.

Satisfacciones mucho más ardorosas

María Isabel nació en un Renault cuatro latas. El que llevaba la palanca de las marchas en el salpicadero. Durante el camino de Barcelona a Sevilla que hacían Los Payos. Los chicos, con sus melenitas yeyé, habían salido de najas de un cabaret de la Ciudad Condal, donde se acercaban tanto a las cabareteras como Diego Puerta a otros pitones más bravos. El patrón no estaba para ese tipo de faenas. Los quince días que habían firmado para cantar en el cabaret lo perdieron. Pero ganaron, sin dudas, otro tipo de satisfacciones mucho más ardorosas. En tan largo camino desde Barcelona a Sevilla pasando por Madrid, Josele comenzó a escuchar en su cabeza una pegadiza melodía. Esa misma noche en la capital, con la guitarra por testigo y las pinceladas que le dio a la canción Luís Moreno, nació la paya más internacional de nuestras costas. En Brasil vino al mundo la Chica de Ipanema. En España María Isabel de los Payos.

Al día siguiente, el tema se incluía, a marchas forzadas por orden taxativa del productor Rafael Trabuchelli, en el Elepé que habían grabado Los Payos y esperaba su salida al mercado. Fue una decisión triunfal del productor de Miguel Ríos, Waldo de los Rios, Karina, Los Ángeles…El sherif de la producción de Hispavox. María Isabel fue una fuente inagotable de alegrías y parabienes. Se dio la circunstancia de que, Joaquín Luqui, uno de los pioneros de la radio musical en España, todos los viernes repasaba la lista de éxitos de la semana en su programa nacional de la Ser.

Sonaba fatal

Y una conjunción planetaria hizo coincidir de forma tan caprichosa los tres primeros puestos de éxitos del momento que, al censor del régimen se le fruncieron los labios y las manos se le llenaron de tijeras. Lean bien. Luqui repasaba la lista y decía: los tres primeros puestos de la semana son para María Isabel, Ponte de Rodilla y La Mamma. Sonaba fatal. Sonaba a sueca sin bikini y como una gata sobre el tejado de cinc ardiente. Desde el ministerio del ramo llamaron a la radio y a los jefes de promoción de las diferentes discográficas, para advertir que esa lista estaba en el índex. Ni una vez más podían enumerarse los éxitos de Los Payos, de Los Canarios y de Charles Aznavour de esa fatal forma.

Josele Moreno me cuenta, fantaseando, que aquella pudorosa María Isabel, hija de su tiempo, cuya madre era limpiadora en los almacenes «La ciudad de Londres» , lo es hoy también de estos que vivimos a calzón quitado y pastilla para el día después. Dice que toma el sol en la playa de nudismo que hay entre Punta Candor y Rota. Y que cuando se espabiló pasó a ser la reina del Turín, aquella disco de los setenta, a la que iban los americanos a bailar por Ottis Reding y a liarla como Patton en Italia.

María Isabel fue a Los Payos lo que los pies descalzos a Sandie Shaw. Una marca tan potente que Josele Moreno, Luís Moreno y Eduardo Rodríguez «Rodwey», futuro miembro de Triana, se quedaron con la boca abierta en Caracas cuando le propusieron que de la canción hicieran un culebrón. Y lo hicieron inventándose que María Isabel era hermana de uno de ellos, que tenía relaciones formales con otro, pero que un tercero se la pegaba como Macarena a su novio Vitorino, según otro pelotazo mundial de Los del Río. Pero eso vino mucho después.

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