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Política municipal

Juan Espadas saca adelante sus últimos planes del mandato sin contestación

El gobierno municipal socialista de Sevilla deja morir plácidamente los meses y logra que se aprueben todos los puntos que lleva al pleno pese a la cercanía de las elecciones

Juan Espadas charla con su compañero de filas Antonio Muñoz Rocío Ruz

Eduardo Barba

No se trata sólo de una sensación. En el seno del propio gobierno municipal socialista de Sevilla no ocultan su regocijo por la comodidad con la que han llegado al final del mandato . «Nadie pensaba aquí dentro que con sólo once concejales íbamos a tener un mandato tan tranquilo y sin que apenas nos arañen», narraba un destacado socialista en los pasillos. Otro iba a más. «Siempre pensamos que no podríamos apenas ni aprobar puntos ni sacar presupuestos ni ordenanzas. Y quitando los últimos presupuestos, que ya es otra historia, lo demás ha sido demasiado sencillo. ¡Ni una crisis interna, ni una dimisión siendo como somos el PSOE!», exclamaba con cierta sorna para terminar de dibujar el ambiente exacto del pleno de marzo, celebrado ayer y que, pese a ser el penúltimo, sirvió prácticamente para cerrar un mandato que se ha ido diluyendo y quedando sin pulso por la falta de grandes proyectos tangibles y por la pérdida de empaque de la oposición; primero el PP, que está utilizando este último año para reorganizarse tras una virulenta batalla interna, y más recientemente la de Ciudadanos, que todavía no ha podido recuperar los tres ediles que le corresponden y busca las tablas para volver a empezar.

Un hecho muy significativo es que en la sesión de ayer, la penúltima antes del paso por las urnas , para el que sólo faltan dos meses, el equipo que gobierna la ciudad consiguió que se aprobasen todos los puntos que llevó a la sesión, alguno de ellos de cierta dificultad como los planes para vivienda o el decálogo para Nervión. Ni por esas. El portavoz del PP y candidato a la Alcaldía, Beltrán Pérez , ni siquiera tomó la palabra en los puntos del orden del día que llevaba el gabinete de su principal oponente; bastante ha tenido con reorganizar internamente su grupo y llegar a la recta final al menos con un liderazgo claro y sin apenas contestatarios dentro. La travesía en el desierto ha sido larga y en las filas populares esperan que concluya con las municipales y la recuperación del poder. Si no es así, habrán dado vueltas entre dunas para volver al mismo punto de partida. La oposición a Juan Espadas , entretanto, se centra en negar un pacto presupuestario y poco más. Con eso se elimina el principal reclamo propagandístico del alcalde.

Peor lo tiene ahora mismo Ciudadanos . Con un candidato recién designado, Álvaro Pimentel , que no está en la Corporación y que hasta hace dos días era prácticamente un desconocido, la formación naranja se presentó al pleno anterior con uno solo de los tres ediles con los que había comenzado el mandato tras las marcha de Javier Millán a la Junta de Andalucía y la de Javier Moyano a su casa, mientras que al menos para la sesión de ayer logró cubrir uno de los dos huecos (y votos) y uno de los hasta ahora responsables del gabinete, Pablo Díaz Amores , acompañó a Francisco Moraga en la bancada para poder rematar este periplo político de la manera más digna posible. No parece claro aún que para el último pleno Ciudadanos vaya a poder reunir a los tres ediles que le corresponden, con lo que su labor está ya más centrada en confeccionar la próxima lista y el proyecto con el que puede convertirse en llave de gobierno pese a todo. De ese nuevo dibujo están muy pendientes tanto socialistas como populares, sabedores de que la mayoría absoluta es una verdadera entelequia a estas alturas de la película.

El único ruido, por la izquierda

Con el flanco derecho en plena reestructuración, el leve ruido que le llega al alcalde procede o de los conflictos laborales (los bomberos se manifestaban de nuevo en la Plaza Nueva reclamando más medios y efectivos) o bien del ala de izquierdas, paradójicamente la que le dio el apoyo para ser investido hace casi cuatro años . Este tiempo ha servido al regidor para ir buscando la centralidad política, incluso el centro, llegando a pactar ordenanzas y cuentas públicas con Ciudadanos y hasta con el PP. De esta forma, tanto Izquierda Unida como especialmente Participa Sevilla (la marca blanca de Podemos en la ciudad) han pasado la segunda mitad de esta etapa muy escoradas y con escasa incidencia, ya que el gobierno local no los ha necesitado para aprobar proyectos e iniciativas en los que Espadas ha captado a una buena parte del segmento conservador de la capital andaluza, entre el que cada vez se ha ido viendo con mejores ojos a un socialista «moderado» y conocedor de algunas claves de la sociedad que más lejos estaba de su partido. En este hecho han centrado últimamente gran parte de sus críticas las dos formaciones de izquierda más radical, en la «deriva conservadora» de un alcalde «que da más calles a las hermandades que lo que hizo el PP», según exponía algún componente de esos partidos. Que, por supuesto, también están en campaña y buscan captar el voto de izquierdas con una sola lista que tendrá en cabeza a la podemita Susana Serrano . Por eso fue ella la que ayer la que más elevó el tono contra el alcalde y su grupo rechazando desde el catálogo de protección de edificios de Nervión al proyecto de rehabilitación y reconversión en hotel del viejo y desvencijado convento de San Agustín. O aplaudiendo la actitud de un grupo de jóvenes que se manifestó en el Salón Colón reclamando que no vengan más turistas ni se hagan más hoteles en Sevilla. De primero del manual Iglesias-Monedero.

Navegando en aguas calmas hasta el final de travesía, los socialistas, eso sí, tampoco ocultan que también van funcionando ya en clave electoral y aprovecharon la sesión de para plantear como una de las dos mociones de su grupo una reclamación a la Junta de Andalucía para que presente el presupuesto de la comunidad autónoma. Con la idea de que el PP regional se retrate y tenga que buscar el apoyo de Vox, naturalmente. En ese también se ha producido una llamativa evolución del «alcalde discreto», que ha pasado de «instar al Estado» a comienzos del mandato a «instar a la Junta» ahora tras lustros en los que el PSOE local había olvidado que existía esa administración. Los contradictorios y previsibles caminos de la política.

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