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El rincón de... Mercedes Oria Segura

«Junia Africana fue una de esas mujeres que construyeron ciudades; en su caso, en Itálica»

Arqueóloga, profesora titular de la Hispalense, acaba de publicar, junto con otras científicas, un libro sobre el papel desempeñado por las élites femeninas en la arquitectura romana: «Constructoras de ciudad» (editorial Comares)

Mercedes Oria Segura Vanessas Gómez

Félix Machuca

Arqueóloga, profesora titular de la Hispalense, acaba de publicar, junto con otras científicas, un libro sobre el papel desempeñado por las élites femeninas en la arquitectura romana: «Constructoras de ciudad» (editorial Comares). Un libro tan sorprendente como la apuesta de aquellas mujeres por sobresalir en una sociedad muy masculina

Despéjeme la duda: ¿es un libro científico o de género?

Es un libro científico escrito desde perspectivas de género.

Y la política no distorsiona estas investigaciones…

No necesariamente.

No es por nada. Es simplemente para no caer en la tentación de hacer presentismo y pensar que en Roma ya existía el feminismo.

Efectivamente, el feminismo es un término moderno y no se había planteado nunca en Roma. Pero sí hubo mujeres conscientes de su capacidad para actuar públicamente e intervenir en su sociedad.

En la no élite ¿qué papel desempeñaba la mujer romana?

El de la perfecta ama de casa. Para eso se preparaban a las niñas. Para ser esposa, madre, piadosa, laboriosa, discreta…

De hecho Augusto decía de Livia que le gustaba que la vieran tejer desde la calle en el sala principal de la casa…

El calificativo lanífica significaba eso: la mujer laboriosa, dedicada al hogar y volcada sobre la casa.

Un papel que no tenía nada que ver con el que desempeñarán las aristócratas y adineradas matronas romanas ¿verdad?

Relativamente. Muchas mujeres asumieron ese papel. Otras no se resignaron y buscaron su visibilidad.

Son esas mujeres adineradas, poderosas, deseosas de ganar prestigio entre sus conciudadanos las que van a buscar su espacio en una sociedad muy masculina ¿cierto?

Y a su vez serán modelos para otras por debajo de su nivel que dentro de sus posibilidades también procuraba hacerse ver.

Y ese espacio lo ganan invirtiendo en su fama, en su nombre.

Es así. En su nombre que además se preocupaban de que figurara en las dedicatorias de los edificios y espacios públicos que construyeron.

Ustedes han conseguido casi cuatrocientos epígrafes muy fiables de mujeres que costearon todo tipo de obras públicas. ¿Destáqueme la que crea más importante?

Ummidia Quadratillia, en Casino, Italia, levantó el anfiteatro. Era una gran aficionada a los espectáculos.

En Cantillana se han encontrado con una tal Egnatia Luperfilla que se gastó sus buenos sestercios en su ciudad.

Así es. Acondicionó un pórtico público con sus toldos y las ventanas, el gasto corrió a medias con su marido, que era el alcalde de la ciudad.

Y en Itálica registran ustedes a Junia Africana, que junto a su hijo y marido, se estiraron lo suyo con el teatro…

Cierto. Lo embellecieron con una serie de elementos de bronce, mármoles exóticos importados y algunos altares decorativos.

Creo que esos altares del proscenio están hoy en el museo arqueológico, con su imagen…

Afirmativo. Ese altar recoge todo el texto dedicatorio así como los retratos familiares de los donantes. Gracias a ese retrato sabemos que Junia era sacerdotisa.

¿Por qué se ha demorado tanto el cierre del museo?

Uno de esos eternos problemas de fondos. Como sevillana y profesional también lo he sufrido. Esperemos que merezca la pena el resultado.

De toda esa arquitectura urbana y de las obras públicas costeadas por estas mujeres ¿perduran algunas?

Muchas. En las ciudades norteafricanas están en pie la mayoría y es la zona del imperio donde intervienen de manera más clara las mujeres que hacen ciudades. Hay una ciudad en Túnez, Dougga, donde treinta edificios fueron costeados por mujeres.

Tenemos una sobrina de Trajano, Matidia Minor, que ya la quisiéramos de duunviro hoy en Sevilla. Hubiera hecho cuatro líneas de metro del tirón.

(Risas) Matidia fue excepcional en muchos sentidos. Y no solo en lo constructivo. No se le conoce marido, se apartó de la corte y se buscó su propio nicho de poder en Suessa Aurunca, en la Campania, donde construyó el teatro, la biblioteca, un puente y la decoración escultórica.

¿Registran en sus investigaciones alguna mujer empresaria?

Tenemos a una liberta valenciana llamada Viria Acte que hace su fortuna con materiales de construcción: desde piedras a mármoles.

¿Habría que resucitar a Junia Africana para que el Carambolo se pareciera a lo que fue?

Cabe la esperanza: muchas de ellas fueron grandes restauradoras.

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