Ópera
Leonor Bonilla: «No bebo nada que no sea agua, zumo de naranja o Colacao»
La joven soprano sevillana, una de las mejores cantantes de su generación, asegura que no tiene voz ni técnica para cantar flamenco, a pesar de sus extensos antecedentes familiares en el arte jondo
Leonor Bonilla (Sevilla, 1987) ensaya estos días en el Liceo de Barcelona, donde el día 24 estrena una versión de «Don Giovanni». La soprano sevillana iba para bailaora , como su hermana, pero una asignatura de Canto Coral en la carrera de Magisterio ... y un aria de Ainhoa Arteta en el Teatro Maestranza en 2011, durante su prodigiosa interpretación de «La Bohème», le hicieron girar sobre la ópera y abandonar las oposiciones a profesora que se estaba preparando, una apuesta arriesgada que resultó francamente acertada. Formada en el C onservatorio Profesional de Sevilla Cristóbal de Morales, siempre dice que «intentas hacer planes para tu vida y al final no eres tú quien dispone».
Su abuelo tiene una peña flamenca, su padre es guitarrista flamenco y su hermana bailaora. Hasta su bisabuelo, que era cantaor y barbero, empezó a grabar un disco con La Niña de los Peines que no pudo terminar porque murió siendo aún joven. ¿Cómo acabo en la ópera rompiendo toda esa tradición familiar en el flamenco?
Sí, soy la única de mi familia que no hace flamenco. Lo comentamos pero ellos están encantados de mi decisión. No tengo ni voz ni técnica para el flamenco. El arte es arte en cualquiera de sus ramos.
¿Cómo se cuida con la voz? ¿Toma helados o bebidas muy calientes?
Me la cuido mucho y no bebo nada que no sea agua, zumo de naranja o colacao. No tomo nunca alcohol, café o comidas copiosas que me puedan dar reflujo. Intento cuidarme lo más que puedo pero duermo poco porque me cuesta dormirme y eso no es bueno. Vigilo mis mucosas para tener siempre la nariz limpia e hidratada. Bebo mucha agua y me hidrato mucho y no suelo frecuentar sitios donde se hable fuerte o haya mucho ruido.
Entonces, no pisará los bares de Sevilla.
Si tengo que cantar en los días siguientes, evito completamente los bares.
Cuidando su voz antes de estrenar el rol de Francesa de Mercadante en Martina Franca recibió la noticia de la trágica muerte de su prima de 19 años en un accidente. Y no pudo ir al funeral ni estar con su familia.
Lo peor fue no poder acompañarlos a ellos, a toda su familia y, especialmente, a sus padres. Del impacto de la noticia, enfermé y tuvieron que ingresarme en un hospital con una gastritis y problemas de estómago. Tuve que salir, no obstante, a cantar. Hay que salir a hacerlo en las circunstancias que sean.
El espectáculo debe continuar.
Sí, no hay otra opción: «The show must go one», como dicen los americanos.
Supongo que cuando llega a casa para relajarse no se pondrá opera.
Casi nunca tengo ópera en mi lista de reproducción. Tengo flamenco, por supuesto, salsa, música latinoamericana, norteamericana y bailo mucho. Eso me conecta más con lo que yo soy y me desconecta de mi trabajo, que lo amo, pero cada cosa en su momento.
Ha cantado en Japón, donde el flamenco se venera. ¿La ópera también tiene éxito allí?
Sí, como el flamenco. Son fanáticos de todo lo que huela a occidente. Justo ahora, cuando acabe en el Liceo, viajaré a Japón para hacer «Giulietta e Romeo». Y están preparándolo todo porque son muy disciplinados. No sabíamos si iban a abrir la frontera pero al final podremor ir. Allí te reciben con tu póster, con tus discos, hacen fotos con cámaras analógicas y te piden que se las firmes. Allí soy casi una diva, jaja. Y hace mucha ilusión que te reciban de esa manera.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete