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Entrevista

Martín Prats: «Los sevillanos podríamos ser los ingenieros de Europa y no los camareros»

La presidenta de Skylife Engineering lamenta la falta de ayudas a las empresas tecnológicas en Andalucía y defiende un cambio de modelo productivo en el que convivan el turismo, la industria y la investigación

María Ángeles Martín Prats en la sede sevillana de su empresa Raúl Doblado

Jesús Álvarez

María Ángeles Martín Prats , doctora en Física, es profesora titular en el departamento de Ingeniería Electrónica y directora de la línea de investigación aeronáutica del Grupo de Tecnología Electrónica TIC-109 de la Universidad de Sevilla. Especialista en aviónica, como la empresa que preside, ha sido incluida en el top-100 de las mujeres líderes en España, ha sido vicepresidenta de la red de excelencia Pegasus, que agrupa a las mejores escuelas de ingeniería aeroespacial de Europa y forma parte del comité científico de Clean Sky de la Unión Europea.

Madre de tres hijos, esta sevillana de 48 años pilotó ultraligeros y avionetas siendo adolescente y heredó su amor por la aviación de su progenitor, piloto militar. Hija y nieta de un coronel y de un general, Martín Prats vivió toda su infancia en bases militares . Fundó Skylife Engineering en 2011 con otros tres compañeros de la Universidad y ahora tiene cerca de cuarenta ingenieros en plantilla, la mayoría de los cuales habrían tenido que emigrar fuera de España de no ser por esta empresa, ahora con muchos contratos, que les permite desarrollar su talento y conocimientos en su propia tierra. « Se trata de un nuevo modelo de organización moderno basado en el talento -dice Martín Prats-. Esto es un modelo de trabajo matricial, nada jerárquico, habitual en Canadá, basado en la confianza, la comunicación, los objetivos y los resultados», asegura.

¿Quería ser empresaria desde pequeña?

Yo quería ser piloto como mi padre e hice las pruebas físicas, incluso, para entrar en la Academia Militar . Después cambié el rumbo porque él me advirtió que para mí la pasión era volar y no el Ejército. Me incliné entonces por Física Electrónica porque en Sevilla aún no había I ngeniería de Telecomunicaciones ni Ingeniería Aeroespacial. Luego ya pude hacer el doctorado en Ingeniería Electrónica, concretamente en electrónica de potencia.

¿Qué es lo que encontró en ese departamento y en las aulas de los futuros ingenieros?

El nivel de la Escuela de Sevilla es muy alto, de los mejores de Europa. Eso lo pude comprobar cuando me eligieron vicepresidenta de la red de excelencia Pegasus , que agrupa a las mejores escuelas de ingeniería aeroespacial de Europa. Y en el departamento lo que me encontré fue un grupo de investigación muy potente que no tenía otra salida laboral que irse fuera de España.

Formarse fuera es muy recomendable.

Por supuesto. De hecho, yo he enviado de intercambio en mi época de subdirectora de Relaciones Exteriores de la Escuela de Ingeniería. Eso siempre es lo ideal, pero ellos ya se habían formado fuera y lo que querían era poder trabajar en su país, el que le ha formado. Volver a su tierra a poner en práctica todos sus conocimientos. Tenemos una escuela en Sevilla con 7.000 estudiantes. Fíjese el increíble capital humano que tenemos aquí. Por eso, con tres compañeros, decidimos crear una empresa tecnológica. Para darle una salida laboral a estos ingenieros tan bien preparados.

¿Tenían contacto con la industria aeronáutica cuando fundaron Skylife?

Sí, desde la Universidad teníamos contacto desde hacía años con la industria, con Airbus y Boeing , que ahora son clientes nuestros.

Usted era profesora, una funcionaria con un sueldo seguro. ¿Se veía como empresaria?

Al principio, no. Me veía muy técnica, muy académica , pero me lancé. Tenía muy buenos ingenieros para hacerlo.

¿Hizo algún master de administración de empresas antes de lanzarse?

No. Me hubiera gustado hacer algún MBA, pero no tuve tiempo.

¿Contaron sus socios y usted con alguna ayuda pública?

Muy escasas ayudas, eran tiempos complicados. Es una pena que no se ayude más a crear empresas en el sector tecnológico, que es el de mayor valor añadido. Y más en Andalucía, que es donde más faltan en España. Yo tuve que hipotecar mi vivienda y avalar el préstamo con mi sueldo presente y futuro, aunque no me quejo.

Y lo hizo en 2011, en lo peor de la crisis económica.

2011 fue un año terrible para la gente joven de Sevilla y del resto de Andalucía. Recuerdo que no se movía nada y que se cerraban muchas empresas, pero aun así nos lanzamos.

Ahora tienen muchos contratos.

Sí (sonríe, orgullosa). Más de veinte. Con ellos podemos avalar ahora el crecimiento de la empresa. Empezamos en una oficina muy pequeña, luego nos fuimos a Aerópolis, a una especie de garaje, y desde hace unas meses estamos en la Cartuja, donde tenemos unas nuevas instalaciones y el equipamiento necesario para fabricar sistemas electrónicos y diseñar y desarrollar herramientas y servicios que vendemos a Airbus y Boeing , entre otros.

Sobrevivir a la crisis

Fue muy duro llegar aquí, casi sin ayuda de nadie, y siento que nuestra empresa es como una ramita verde en medio de un desierto. Para poder sobrevivir y crecer nos buscamos proyectos privados internacionales. Eso nos hizo fuertes, pero una de las claves fue diversificar y entrar en la fabricación porque al principio sólo hacíamos diseño y desarollo. Ahora fabricamos sistemas electrónicos no sólo para aviones sino también para barcos, coches, trenes e incluso para hospitales.

¿Fabricar es donde está el dinero, más que en el diseño?

Es importante tener la capacidad de entregar un producto terminado y en serie. Detectamos que en la subcontratación de nuestros diseños perdíamos el control de calidad y de los tiempos de entrega, lo que iba lógicamente en perjuicio de nuestro negocio. En el sector aeronáutico son pocos equipos y caros y hay que afinar mucho porque la normativa de seguridad y de calidad es muy exigente. Ahora lo hacemos todo desde la Cartuja: el software y el hardware. Entregamos a nuestros clientes el equipo totalmente terminado.

Uno de los grandes misterios para los que somos profanos en la materia es saber por qué vuelan los aviones y no se caen... casi nunca.

Yo, cuando subo a un avión, cosa que hago con frecuencia, veo su esqueleto en mi cabeza y eso me tranquiliza mucho. Nosotros desarrollamos parte de esa tecnología que hace que los aviones sean cada vez más seguros y no se caigan. Y tratamos de asistir al piloto para incrementar la seguridad aérea y así reducir fallos humanos

En poco tiempo se han caído dos Boeing 737 MAX, un modelo al que ahora no se permite volar en casi ningún lugar del mundo.

Con ese modelo no hemos trabajado nosotros, pero tanto Boeing como Airbus, como decía antes, son clientes nuestros. La tecnología avanza y tratamos demejorar la calidad de los dispositivos y los procesos. Y también la formación de los pilotos en esa tecnología.

Boeing y Airbus son los dos gigantes del sector y supongo que tienen dos culturas de trabajo muy diferentes, la europea y la norteamericana.

Sí, son dos culturas totalmente distintas. Aunque nuestro corazoncito es europeo, la verdad es que con el modelo norteamericano trabajamos también muy a gusto. En Boeing v aloran mucho las pequeñas empresas innovadoras como la nuestra y te cuidan más . Pagan muy bien, a los treinta días, escuchan y no pretenden comprarte sino hacerte crecer. Ellos quieren flexibilidad e innovación. Supongo que eso llegará a Europa dentro de algunos años. Creo que en Estados Unidos nuestra empresa habría crecido mucho más rápido . Pero somos andaluces y queremos aportar desde aquí.

¿Falta inversión privada en el sector tecnológico en Andalucía?

Falta en general en España, pero especialmente en Andalucía . Los pocos que llegan se quedan en Madrid y Barcelona.

¿Es ésa una de las razones del diferencial económico en empleo y riqueza de Sevilla y Andalucía respecto a la media española?

Creo que la principal está en la educación y la cultura . Nos faltan valores de empredimiento porque Andalucía tiene todos los ingredientes para ser una comunidad rica, tanto por sus recursos humanos como por sus recursos naturales.

¿Cree que nuestro déficit industrial y tecnológico podrá corregirse algún día?

Lo primero que deberíamos hacer es quitarnos de encima la idea de que los de fuera son mejores que nosotros. Esto no es así y la prueba es que a nuestros ingenieros se los rifan en muchos países de Europa y del resto del mundo. Estamos en redes de excelencia pero tenemos el complejo de que somos peores. Y otra cosa que tenemos que quitarnos de encima es el miedo al fracaso. Debemos de aprender en este sentido de otros países, en el que un fracaso es un paso hacia el éxito.

Ellos dicen que un fracaso es un paso hacia el éxito y, de hecho, algunos bancos e inversores privados se lo piensan más cuando deben apoyar los proyectos de alguien que no lo haya intentado antes y lleve unos cuantos fracasos a sus espaldas.

Sí. Allí no pasa nada si no te salen bien las cosas . Lo que se ve mal es no intentarlo. Aquí lo que se ve mal es que fracases, no que no lo intentes.

Dice Tom Horsey, un inversor y «business angel» afincado en Andalucía, que en Sevilla es aun peor porque «se conoce todo el mundo y existe miedo a que se rían de uno si te van mal las cosas». A un inglés le cuesta mucho entender esto.

Nuestro reto es hacer cosas nuevas y complejas. Una frase que me gusta y que le digo siempre a mis alumnos es que «si quieres llegar lejos, haz cosas complicadas». Complicadas y distintas. Para mí es la única forma.

¿Cuál es la cosa más complicada que hace su empresa?

Todo lo que hacemos es complicado. Hacemos equipos electrónicos para aviones que van desde los actuadores electromecánicos para mover superficies de control aerodinámicas. Antes eran hidráulicos y ahora son así porque fallan menos, contaminan menos y pesan menos. Y son, además, más seguros. Ahora estamos haciendo un convertidor electrónico para un avión que es único en el mundo.

Me decía antes que los ingenieros españoles somos tan buenos como los de cualquier otro país europeo y del mundo. ¿Lo de la ingeniería alemana hay que empezar a desmitificarlo?

Los ingenieros alemanes son muy buenos, pero nosotros estamos al mismo nivel que ellos en muchas cosas. Lo que pasa es que han tenido más dinero y apoyo que nosotros . Cuando visitas sus laboratorios o sus universidades, te das cuenta de la inversión tan grande que se ha hecho en ellos. Pero nosotros, con mucho menos dinero, hacemos mucho más. Los españoles somos muy creativos .

Ayuda a la investigación

Hace algunas semanas, ABC publicó la noticia de que el Ministerio de Ciencia y Tecnología dejaba en vilo a siete mil grupos de investigación españoles tras demorar el pago de ayudas. ¿Qué le parece?

Esto me parece terrible. Usted no se puede imaginar la cantidad de grupos de investigación que han desaparecido en España . Muchos políticos no son conscientes del impacto que tienen estas decisiones. En Sevilla lo hemos sufrido también y tardaremos años en recuperarnos. Excelentes investigadores se han ido fuera de España o se han dedicado a otra cosa por este motivo.

A lo mejor ésa es la diferencia entre Alemania y Francia en investigación respecto a España.

Justamente es eso. Cuando me dirijo a las instituciones públicas siempre pido apoyo a la investigación , pero reclamo un apoyo real, que se implementen acciones, que no se quede solo en palabras, como suele ocurrir en muchas ocasiones..

Pedro Duque, el ministro de Ciencia, Innovación y Universidades, no es ningún político sino un científico que fue astronauta de la NASA.

Sin duda, él conoce la situación. Pero no sólo son los responsables políticos los que no tienen la investigación en su agenda de prioridades. Nosotros tenemos problemas con los bancos para financiar empresas y proyectos . Están acostumbrados a las promociones inmobiliarias y no entienden bien las empresas de base tecnológica. Debe de ser que no le ven el retorno a esto, cuando la mejor inversión que puede hacer un país a medio y largo plazo es en tecnología.

¿Esa mentalidad es la que nos diferencia de países más avanzados?

¿Esa mentalidad es la que nos diferencia de países más avanzados?

Esa mentalidad y esa cultura.

¿Usted sufrió las consecuencias de esta mentalidad «inmobiliaria» en su empresa?

Sí. Hemos pasado unos años muy malos sin ayudas y con unas condiciones leoninas para conseguir capital. Nos han llegado a pedir avales bancarios de diez años y tuvimos que renunciar a proyectos internacionales que podríamos haber ganado porque nos faltaba financiación. Esto es muy triste. Entiendo que se apoye a la hostelería y al turismo, pero creo que a medio y largo plazo la tecnología también puede generar retorno a esa inversión.

Algunas voces lamentan que los sevillanos seamos «los camareros de Europa». ¿No podríamos ser, en el futuro, los ingenieros?

Sí. Podríamos serlo también. En otros países son mejores que nosotros en tecnología gracias a nuestros ingenieros . Ellos están haciendo grandes esos países y los hemos formado nosotros.

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