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OFTALMOLOGÍA

Los niños también deben llevar gafas de sol

El cristalino de los menores de 10 años deja pasar más del 75% de la radiación ultravioleta

Al igual que protegemos la piel de los niños hay que cuidar los ojos ABC

AMALIA F.L.

La presidenta del Colegio Oficial de Ópticos-Optometristas de Andalucía, Blanca Fernández, y la doctora Gracia Peña, perteneciente al Grupo IHP Pediatría, presentaron ayer jueves una nueva campaña social de prevención, que se divulgará online a través de su plataforma digital «Somosoptometristas.com», sobre la protección de los ojos de los niños frente al sol .

Además de la información disponible en esta web, esta campaña tendrá una fuerte presencia y difusión en las redes sociales de SomosOptometristas y de Grupo IPH, así como en los establecimientos de óptica andaluces -en Sevilla en un total de 400 -, a través de materiales informativos.

En la actualidad son muchos los padres concienciados de los daños que provoca el sol y su radiación en la piel, por lo que protegen a sus hijos con cremas específicas. Sin embargo, la mayoría se olvida de que estas radiaciones también tienen efectos negativos en los ojos y, por ello, necesitan gafas de sol infantiles homologadas.

Al igual que la piel, los ojos tienen memoria , por lo que, en niños y adolescentes, tenemos que prestar especial atención a su protección ocular, ya que el cristalino de los niños menores de 10 años deja pasar más del 75% de la radiación ultravioleta (UV) frente al 10% que deja pasar a los 30 años.

El filtro del cristalino no termina de desarrollarse hasta los 12 años de edad, por lo que todo lo que la córnea no filtra termina pasando a la retina. Por lo tanto, el uso frecuente de gafas de sol homologadas y la adopción de unos hábitos de exposición solar saludables y preventivos en la infancia y hasta, al menos, los 16 años de edad son imprescindibles y pueden reducir drásticamente las posibilidades y los riesgos de sufrir daños a largo plazo, como lesiones corneales y conjuntivales, degeneraciones de retina, cataratas prematuras y alteraciones oculares que afecten a la visión permanentemente.

Según Blanca Fernández, «a corto plazo, una alta exposición solar sin protección puede provocar fotoqueratitis y fotoconjuntivitis, así como quemaduras palpebrales. Los niños pueden padecer síntomas como dolor, fotofobia, jaquecas y enrojecimiento de los ojos , por lo que es imprescindible protegerlos correctamente».

Además, aclara Fernández, «es preferible no usar gafas de sol a utilizar unas de mala calidad, ya que, aunque no podamos percibirlo a simple vista, muchas de estas últimas no tienen filtro UV. Esto hace que, por su color oscuro, la pupila se dilate más y deje pasar mucha más radiación que si no llevásemos gafas puestas».

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