El coronavirus ha provocado una crisis económica durísima en todo el mundo, pero también ha servido para que muchos hayan podido reciclarse y cambiar por completo sus negocios. En Sevilla se han producido muchas transformaciones empresariales en estos seis meses. Unas han desembocado en el ... ocaso de establecimientos que tenían solera. Otras, sin embargo, se han traducido en triunfos sorprendentes. A pesar de la crudeza de la pandemia, algunos han logrado convertirla en una oportunidad a base de creer en sí mismos y de trabajar duro. ABC ha seleccionado a nueve sevillanos que se han reinventado para derrotar al virus en un trabajo realizado por Mercedes Benítez, Elena Martos, Silvia Tubio, Jesús Díaz, Rocío Ponce, Pedro Ybarra, Alejandra Navarro, Eduardo Barba y Alberto García Reyes.

Marco Giráldez. Propietario de la tienda de muebles de oficina Ufamo
«He pasado de vender muebles de oficina a sillas para trabajar en casa»
Junto a su hermano David, Marco Giráldez regenta la conocida tienda de muebles de oficina en el barrio de Los Remedios, una empresa que fundó su padre allá por el año 1976 y que la segunda generación ha mantenido, logrando además que crezca. «Vendemos desde siempre mobiliario de oficina, pero hemos tenido que evolucionar y con el coronavirus hacer cosas especiales», dice el empresario sobre su negocio, que tiene fábrica propia y un equipo de seis personas además de varios colaboradores y hacen los encargos a medida. Para Giráldez, que ha vivido varias crisis, lo peor de la que ha provocado el coronavirus es que aún no saben el alcance que va a tener.
«Nos hemos adaptado a las circunstancias y hemos seguido trabajando todo el tiempo», explica, insistiendo en que lo peor es la incertidumbre. El no saber lo que pasará el mes siguiente. Pero ellos han seguido. Durante el confinamiento no pararon con la venta on line . «Vendimos muchas sillas durante el confinamiento tanto para particulares como para empresas que se han tenido que adaptar», recalca. Han hecho mamparas anti covid, felpudos y también muchos proyectos de reubicación de personal para empresas que, por ejemplo, tenían a treinta personas en una oficina y debían readaptar las instalaciones para quince. No les ha faltado el trabajo, ya que además han creado nuevas líneas con promociones de la oficina en casa. «La gente que se queda en casa está preocupada por trabajar a gusto. Antes se compraban una silla normal pero ahora buscan una buena silla de trabajo». Por eso han sustituido una cosa por otra y así siguen. «No paramos» , dice.

José Antonio Algarrada. Tejas de Sevilla
«El futuro de las “Tejas dulces de Sevilla”, pendiente de un libro de recetas»
José Antonio Algarrada montó en 2012 un negocio familiar. Su familia se había dedicado siempre al sector del mueble, la madera, etc. pero con la crisis del ladrillo tuvieron que reconvertirse y en 2012 -el año más duro de la crisis- pusieron en marcha el proyecto «Tejas Dulces de Sevilla» al abrir una tienda en la plaza del Pan y un obrador, «que como en Silicon Valley al principio estuvo en un garaje». Posteriormente abrirían una segunda tienda en García de Vinuesa.
En su casa siempre se habían hecho «unas tejas riquísimas. Mi madre ha sido siempre una excelente repostera, y antes mi abuela. Nos dimos cuenta de que siempre se habían hecho unas tejas muy ricas y cada vez era más difícil encontrarlas, y pensamos que merecía la pena recuperar esa tradición ». Su madre pasó a ser jefa de obrador, su hermana Lola diseñó la imagen de la empresa y se hizo cargo de la tienda y José Antonio se dedicó a las labores de administración, «aunque en una empresa familiar nunca nadie tiene un papel principal, aquí todos hacen de todo ».
José Antonio recuerda que no tuvo una lectura directamente asociada al turismo hasta el año 2014/15, «que se nos abren un poquito más los ojos al abrir la segunda tienda». De este proyecto, juntando el personal de las dos tiendas y el obrador, llegaron a vivir unas doce personas.
Llegó un momento que por «una cuestión logística» decidieron centrarse en la tienda de la Plaza del Pan y cerrar la otra, para «aunar recursos para investigar y abrir mercados, dirigirnos también a públicos más generales». A partir de 2017/18 mejoraron la presencia con nuevos envases y las recetas , para sustituir la mantequilla y la harina de trigo y dirigirse a un público mucho más amplio, en el que se incluían personas con intolerancia al gluten o la lactosa.
El año 2019 empezó muy bien, pero a partir de la segunda mitad «empezamos a ver que las cosas no iban tan bien como esperábamos porque las condiciones empiezan a cambiar. A finales de año pensábamos en un cambio de modelo, y en esas estábamos cuando llegó el coronavirus . El 29 de febrero de 2020 cerramos la tienda, empezamos a reestructurar la empresa pero cuando nos confinaron el 14 de marzo toda esa reconversión se fue al traste », recuerda.
Cuando cerraron el negocio quedaron algunas deudas que tuvieron que atender. Se estudiaron todas las fórmulas posibles y no dejaba de darle vueltas a la cabeza. Al final «llegas a la conclusión de que lo que tiene valor son las recetas , son unas tejas deliciosas que a todo el mundo le encantaba». Un día se le ocurrió la idea de que ya que no podían hacer las tejas y venderlas como hasta el mes de febrero, ofrecer la posibilidad de que la gente pueda hacerlas en su casa a través de un libro de recetas . «Iniciativa que hemos puesto en marcha a través de una campaña de crowdfunding porque en la actualidad no tenemos recursos financieros para hacer esta apuesta de manera tradicional. En este caso sería una venta anticipada. Tenemos mucha gente registrada para adquirir el libro».
El crowdfunding arranca el 22 de septiembre a través de la plataforma especializada Verkami , y si no alcanzan un objetivo mínimo, el libro no llegaría a ser realidad. Para que se cubra el coste de producción de una primera edición tendrían que vender unos 250 libros, pero para que realmente puedan saldar deudas y reempezar de cero, sin cargas, tendrían que vender mucho más. «Hay que hacerlo paso a paso para que el libro pueda salir adelante y mientras más libros se vendan mejor», asegura.
«El libro es muy importante para que el proyecto de Tejas Dulces de Sevilla pueda tener de nuevo vida. Básicamente hemos tenido que cerrar y si el libro no funciona bien o muy bien, el proyecto muere definitivamente y con él la dulce tradición de nuestras tejitas. Tal cual están las cosas, la única vía de hacerlo posible es mediante un crowdfunding , así que agradezco mucho de antemano las aportaciones y las inscripciones al mismo través de la web www.tejasdulces.com », concluye.

María Teresa Gutiérrez Serrano. Propietaria de la tienda de moda y complementos Zuco
«Después de catorce años al frente de Zuco, es la primera vez que siento que esta temporada es un salto al vacío sin red. Pero no nos vamos a rendir fácilmente»
Hace 14 años que María Teresa Gutiérrez está al frente de Zuco, una tienda de moda y complementos situada en la calle Asunción , zona comercial por excelencia de la ciudad y arteria principal del barrio de Los Remedios . De familia empresaria, está acostumbrada a enfrentarse a todo tipo de situaciones, pero ninguna como la que estamos sufriendo en este 2020. «Estábamos llenos de ilusión, recibiendo la nueva colección de primavera para todos los eventos que se avecinaban: Semana Santa, Feria, bodas, comuniones... El confinamiento por el coronavirus nos cayó como un jarro de agua fría. Comenzar una nueva temporada supone un esfuerzo titánico. Hay que invertir meses en escoger una a una las prendas y también supone un importante desembolso económico. Y de pronto todo se viene abajo. El tiempo se para. Nos quedamos sin primavera en Sevilla y con ella todas nuestras ilusiones. Lo que iban a ser quince días se convierten en dos meses de espera, de sinsabores; tienes que hacer frente a muchos gastos y no tienes ingresos. ¡Y todas las facturas por pagar! »
Por fin a mediados de mayo abrieron sus puertas, con todas las medidas de seguridad e higiénicas para garantizar la salud de su clientela, femenina fundamentalmente. Señoras y chicas más jóvenes que han variado sus rutinas, su forma de comprar y su vida social. «Las clientas ya no preparan su vestido para una boda con dos meses de antelación. Esperan porque ni siquiera saben si el evento se va a celebrar o si desgraciadamente se van a caer de unas listas de invitados cada vez más reducidas .»
María Teresa, que emplea a una persona en su negocio a la que tuvo que mandar a un ERTE y a otra a tiempo parcial a la que tardará más tiempo en recuperar, es tajante: «Después de catorce años al frente de Zuco, es la primera vez que siento que esta temporada es un salto al vacío sin red. Pero no nos vamos a rendir fácilmente.» Así que, para intentar paliar los daños y evolucionar en su modelo de negocio, en Zuco han enfocado la nueva temporada con varias líneas de actuación, dirigidas especialmente al teletrabajo , a la digitalización del negocio y a reforzar su imagen en las redes sociales con un cambio en su paradigma. La moda de fiesta y eventos pasará a un segundo plano para centrarse en tendencias de ropa con un punto más particular. «Vamos a potenciar nuestra línea "casual" con prendas cómodas que resulten fáciles de usar tanto en casa como en el trabajo. Incluso si tienes que teletrabajar, ver tu mejor yo te ayudará a sentirte bien y a proyectar una imagen de ti mucho más positiva. Mantenemos por supuesto nuestros principios de trabajar con prendas de calidad, tejidos naturales y marcas españolas mayoritariamente . Vestir casual no tiene por qué ser aburrido. Ha llegado el tiempo de reinventarse y por ello estamos potenciando nuestra imagen en redes y poniendo en marcha la venta on line.» Mientras tanto, y para intentar dar salida a todo el stock de la temporada de primavera-verano han hecho descuentos especiales con motivo de la reapertura, así como en el mes de junio, previo a la temporada habitual de rebajas.
En Zuco lo tienen claro: «Siempre me ha gustado ser optimista, ver la botella medio llena y no pienso cambiar.» Aunque entienden que la realidad del sector es muy complicada y el futuro pasa por la digitalización y la venta on line. «Si la gente tiene miedo y no sale, no se compra ropa. Ojalá la vacuna llegue pronto ».

Ana García y Pedro Parias. Fundadora y directora creativa, y CEO de la firma de moda Cherubina.
«La venta de vestidos de fiesta ha caído un 90%, hemos optado por arriesgar con otros productos como mascarillas, moda casual y la línea de ropa de dormir y estamos saliendo adelante con todo ello»
Cherubina es una de las firmas de moda femenina, novias y complementos más punteras de Sevilla. Fundada en 2002 por Ana García, la empresa ha ido creciendo al ritmo del sector, las nuevas tecnologías y lo que sus clientas le pedían. De sombreros y tocados artesanales pasó a la moda de fiesta y de ahí, a los vestidos de novia. Ahora venden sus diseños por todo el mundo a través de sus redes sociales , su shop online , puntos de venta de toda España y dos tiendas físicas (en Madrid y Sevilla).
Justo antes de la temporada de bodas 2020, en medio de sus planes de nuevos productos y después de haber conquistado en varias ocasiones con sus diseños a la Reina Letizia, llegó el Covid-19. «Al principio nos lo tomamos con calma, teníamos un temor prudente. Cuando fue prorrogándose nos preocupamos mucho y solicitamos una línea ICO para poder seguir adelante. Pero no dejamos de ser empresarios y vimos que era una oportunidad para dar un giro . Nuestro negocio ha girado siempre en torno a las bodas y ya no se iba a celebrar nada. Contamos con una marca, con talleres, con seguidores en las redes sociales, con una filosofía de negocio y el buen hacer... ¿por qué no reinventarnos?», responde Ana García, directora creativa de Cherubina.
De inmediato, según nos cuenta su CEO Pedro Parias, se cancelaron los pedidos de las colecciones de invitada, los pagos pendientes de cobro fueron suspendidos ( todavía tienen algunos impagos ) y todas las llamadas que recibían eran para suspender citas de novias y clientas. Además, las tiendas cerradas no generaban ningún ingreso y los pedidos online cayeron en picado . «A día de hoy, sin apenas bodas y eventos que en situaciones, nuestra venta de vestidos de fiesta ha caído un 90%. Pero poco a poco vamos retomando la actividad y se van vendiendo algunos vestidos y tocados para las bodas venideras», añade. De todos modos, son las mascarillas las que están salvando su venta online actualmente.
Las mascarillas higiénicas de Cherubina, con bonitos estampados de tendencia que se renuevan cada dos semanas, fueron de las primeras en comercializarse. Volvían a ser referente y pioneros en su sector. «A principios de abril, con el taller cerrado y muchas ideas en ebullición, nos reunimos para darle vueltas al tema de las mascarillas. Llamamos a Extenda y estuvimos asistiendo a webinarios online para entender y asesorarnos bien sobre todo el proceso de elaboración, homologación... Estamos orgullosísimos del producto que hemos desarrollado y que cuenta con la homologación UNE-0065. Lo estamos distribuyendo en más de doscientas farmacias y en todos los Corte Inglés de España».
Pero no se han quedado en las mascarillas porque Cherubina es un concepto en constante evolución. En pleno confinamiento lanzaron una colección de batas para estar por casa que «fue un exitazo» y les animó a seguir en esta línea. Esta temporada de otoño-invierno han ampliado su gama de productos con pijamas y kimonos que «bien pueden llevarse para la calle de lo versátiles y elegantes que son».
Estas nuevas ideas y proyectos han salvado el trabajo de los empleados de Cherubina. «Hicimos un ERTE al principio, pero lo levantamos enseguida gracias al impulso que tomó la fabricación de mascarillas. Es más, hemos tenido que ampliar los contratos. El sector de las bodas ha resultado muy agraviado con esta situación, por eso hemos optado por arriesgar con otros productos como mascarillas, moda casual y la línea de ropa de dormir y estamos saliendo adelante con todo ello».

Francisco José Martínez. Propietario de la imprenta Go Print
«Me ha costado mucho tomar la decisión, no es agradable que te lleves años estudiando una carrera y dos máster para acabar en un comercio de otro sector, con todo el respeto del mundo a los comerciantes»
Francisco José Martínez tiene 55 años. Es consciente de que su edad se ha convertido en un hándicap para encontrar trabajo . Pero eso no le ha impedido salir adelante tras la crisis económica que ha provocado el Covid-19 y que sólo ha hecho más que comenzar. No se ha quedado de brazos cruzados esperando una llamada de alguna de las muchas oportunidades laborales a las que ha mandado su candidatura, sino que se ha embarcado rápidamente en una nueva travesía. Este ingeniero técnico industrial no se lo ha pensado dos veces (si lo hace reconoce que no emprende) y ha abierto una imprenta en Felipe II.
La crisis económica de hace una década lo golpeó de lleno y lo dejó en el lado de los que perdieron su empleo. Le costó mucho encontrar un nuevo trabajo. Tenía 45 años. Parado pero no paralizado. Hizo un par de máster y ante la falta de ofertas decidió poner en marcha una empresa de servicios a estudiantes extranjeros , especialmente, chinos. Cubría todas las necesidades de éstos en Sevilla: residencia, transporte, documentación . Por suerte volvió a encontrar un trabajo de lo que le gustaba, para lo que se había formado y de lo que atesoraba experiencia: técnico comercial de maquinaria de aire acondicionado para el sector industrial de una empresa con sede en Barcelona.
El pasado mes mayo, con el coronavirus haciendo estragos en la salud de los españoles y en la economía del país, volvió a engrosar las listas del paro. Con la ayuda de un familiar que trabaja en el sector, decidió abrir una imprenta (GoPrint) en un local de Felipe II, en marcha desde el 26 de junio Era una oportunidad y no dudó ni un segundo. Estas decisiones, según cuenta a ABC, si las piensas mucho duelen más. « Me lie la manta a la cabeza y jugué mi dinero , optimizando los recursos para meterme en este barco», señala. Si hace diez años le costó encontrar trabajo, sabe que ahora sería aún más complicado. «No me iba a quedar quieto».
«Me ha costado mucho tomar la decisión, no es agradable que te lleves años estudiando una carrera y dos máster para acabar en un comercio de otro sector, con todo el respeto del mundo a los comerciantes». Aún así le insiste a sus dos hijos para que sigan formándose y estudiando: «Es la mejor solución».
Al tratarse de un sector nuevo para él, como es el de la impresión y la papelería, los primeros meses han estado marcado por el despiste. Le está costando, pero el verano le ha servido para ponerse al día. Ya está rodando y nota la llegada de septiembre y el nuevo curso. En este tiempo ha contado con el apoyo inesperado de las redes sociales . Su hija, sin mayor pretensión que la de dar a conocer la historia de su padre, publicó un hilo de comentarios en Twitter, que se hizo viral. Le llegan pedidos de otras comunidades españolas. «Tanto apoyo, público y anónimo, emociona. He vuelto a creer en la gente» . Francisco José ya tiene nuevo barco con el que surcar los próximos meses de incertidumbre económica en nuestro país y lo hace con sus propios medios, pues no ha acudido a ningún tipo de ayuda pública. «No había nada y si lo había, iba a tardar mucho tiempo», explica a este periódico antes de admitir que no se arrepiente de lanzarse a esta aventura.

Miguel Ángel Rosa. CEO de Andaluza de Marquetería
«Hemos sabido reaccionar para buscar la oportunidad en mitad de la catástrofe»
No hay que irse muy lejos para encontrar la esperanza empresarial en tiempos de pandemia. En la vecina localidad de Dos Hermanas, una firma de marquetería ha cerrado agosto, en comparación con el mismo mes del año anterior, con un 16,8% de crecimiento. La culpa la tienen las mamparas, ese producto tan demandando para dificultar los contagios, que ha pasado a ser la estrella del catálogo de una firma especializada en los cuadros y la decoración. «Todo fue culpa de la casualidad y la causalidad. A finales de marzo, cuando estábamos metidos en un ERTE, un amigo me preguntó si podíamos hacerle una mampara para su tienda de alimentación y nos pusimos a trabajar en un diseño», recuerda Miguel Ángel Rosa, CEO de Andaluza de Marquetería.
En ese momento, de las 32 personas que conforman la plantilla, tan sólo seis seguían manteniendo la escasa actividad que había sobrevivido al estado de alarma. El resto estaba afectado por el expediente de regulación. «En esta empresa todos somos muy polivalentes, el de ventas debe saber cómo funcionan las máquinas y todos nos pusimos manos a la obra». En tres horas sacaron un prototipo que convenció al cliente.
Ese primer modelo estaba confeccionado con un material distinto, aunque muy similar en prestaciones, al metacrilato que es el elemento más común de las mamparas. «Nos dimos cuenta que el precio del metacrilato se había disparado y era como la bolsa. Un palé podía costarte a las nueve de la mañana 40 euros el metro cuadrado y a las dos de la tarde, subir a 60 euros. Estábamos en medio de una demanda mundial. En cambio, en nuestros almacenes teníamos una gran cantidad de PET -un plástico que se usa como cristal en los cuadros- que tenía la misma utilidad que el metacrilato pero un inconveniente, que es mucho más ligero y por tanto inestable. Así que decidimos incluirle un marco de madera para que fuera más robusto y así resolvimos la ecuación».
De esa manera nació la primera mampara de Andaluza de Marquetería, aprovechando todo el stock de materiales que tenían en el almacén. La demanda comenzó a crecer y también el catálogo de productos. «Empezamos a abastecer a comercios de primera necesidad como farmacias y supermercados que estaban abiertos durante el confinamiento. Después ampliamos a despachos profesionales». Para finales de mayo pudieron rescatar al 100% de la plantilla . Las peticiones llegaban entonces de organismo públicos como ayuntamientos. «Y desde el 31 de agosto trabajamos sobre todo con centros educativos que las utilizan para separar espacios en zonas comunes como comedores. También hemos diseñado modelos para pupitres ».
A pesar de la rentabilidad que están obteniendo con esta línea de producción nacida de la necesidad y de una emergencia internacional, Miguel Ángel Rosa espera que tenga fecha de caducidad. «Eso significa que la pandemia es historia y que no harán falta más mamparas».
Rosa fundó su empresa en 1987, cuando siendo un adolescente aficionado a la fotografía comprobó que ninguna empresa le vendía marcos de fotos para revenderlos él a terceros con la imagen incorporada. «De ese no, surgió esta idea empresarial». Para este empresario nazareno, la crisis de la Covid no es el principal revés que ha recibido en su carrera. « Fue peor la crisis de 2008 . Por aquel entonces nos cogió a todos muy endeudados y en mi caso sin la preparación para saber reinventarme como ahora». De 26 trabajadores que componían la plantilla en 2008, «pasamos a 9 en 2014. Eso supuso un gasto de 28 millones de las antiguas pesetas sólo en liquidaciones». Miguel Ángel tuvo que “mal vender” propiedades para hacer frente a las deudas. Nada que ver con la actual situación. «Al estar más formado, he sabido reaccionar para buscar la oportunidad en mitad de la catástrofe. Tengo además un gran equipo que lo ha hecho posible».

Rafael Pineda, administrador de Miss Sushi Sevilla
Comida japonesa a domicilio, un éxito incluso con confinamiento
Cuando pusieron en marcha en octubre de 2016 en Sevilla el local de Miss Sushi, la primera franquicia española de comida japonesa, la sociedad que formaron los sevillanos César Ramírez, José Manuel Carranza y Rafael Pineda nunca imaginó que tendría que enfrentarse varios años después a una prueba de fuego tan exigente como la que están teniendo que atravesar este año por culpa de la pandemia de Covid. Superado el estado de alarma de la primavera y el complejo verano, puede afirmarse, no obstante, que se trata de uno de los principales casos de éxito en la capital andaluza a pesar de las circunstancias. Y lo ha sido gracias a la ágil maniobra puesta en marcha durante la primera semana del confinamiento, a mediados de marzo, para centrar el negocio en el reparto de pedidos a domicilio . Con el amplio trabajo previo que ya se había desarrollado en ese sentido durante los dos años previos, conformando un amplísima base de datos a la que atender y «motivar» mediante mensajes de móvil, Miss Sushi se ha convertido en la franquicia que más ha vendido a domicilio este año, sobre todo porque fue de las pocas que funcionó durante el estado de alarma mientras las grandes cadenas de este sector, McDonalds o Burguer King, permanecían cerradas a la espera de que mejorase el panorama.
El socio principal, Pineda, explica que se hizo «un buen trabajo cuando nadie quería arriesgar . Miss Sushi sí lo hizo. La primera semana de confinamiento fue durísima, una tragedia, todo estaba muerto y la gente haciendo acopio de alimentos en casa para encerrarse, pero aguantamos el chaparrón y nos reorganizamos . Se hizo un ERTE que nos vino muy bien para el 30% de la veintena de personas que trabajan en el restaurante, básicamente el personal de sala, que debía estar cerrada. Además, la familia Osorno, propietaria de estos locales, tuvo un comportamiento ejemplar al reducir la cuota del alquiler en ese momento tan delicado para que pudiéramos subsistir, perdiendo ellos parte de su renta por solidaridad con el negocio. Cerrado el take away, la sala, centramos el esfuerzo en el delivery, y si antes del coronavirus estábamos en un 50% de cada ámbito, a estas alturas estamos en un 70% a domicilio por un 30% en sala , que por supuesto mantiene los aforos y límites». Destaca Pineda que tras ese primer momento de titubeos, el envío a domicilio se disparó desde el confinamiento apoyada en las plataformas de reparto y luego se ha mantenido en un nivel muy bueno. «Tanto que podemos decir que se trata de un negocio que es capaz de salvar incluso un confinamiento porque la gente sigue pidiendo comida para casa. En este caso, con un elemento fundamental de calidad, porque se trata de materia prima buena y cara , que es una de las características de esta franquicia. Y aún así, hemos demostrado que se puede mantener el negocio y el empleo. Arriesgamos al principio, pero se ofrece un servicio muy bueno y podemos decir que estamos preparados para el otoño y el invierno incluso en las peores circunstancias, que esperemos que no se produzcan de nuevo».
Uno de esos puntos fuertes de esta franquicia de comida japonesa es la velocidad en la atención, «sobre todo desde que se abrió también en el Aljarafe, con una comunicación en moto muy buena . La media de entrega está siendo de siete u ocho minutos y eso es una garantía para los clientes». De hecho, ese ámbito va a sufrir de ahora en adelante un salto de calidad importante al haber alcanzando Miss Sushi un acuerdo con Glovo para que los vehículos de esta firma repartan en exclusiva la comida oriental, lo que va a permitir llegar mucho más lejos «y asegura que se dupliquen las ventas, según las estimaciones que han presentado». La consolidación de la franquicia le ha hecho firmar recientemente un convenio con la Fundación Aladina mediante el que 1,5 euros de cada pedido va destinado a esta organización que trabaja con niños que se tratan de cáncer. Pese a las enormes dificultades que ha presentado 2020, la reorientación hacia el reparto a domicilio ha hecho crecer a Miss Sushi. «Es muy norteamericano esto, pero es verdad que de los fracasos se aprende. Hace unos años montamos El Cartucho , que se dedicaba al reparto de pescado frito, pero la crisis del ladrillo se lo llevó por delante. En esta crisis estamos más preparados y la estamos sorteando mejor».

Álvaro Moreno, empresario de moda masculina
«Hemos tenido que montar la venta digital en tiempo récord»
Desde el comienzo de esta dramática e inesperada crisis, el empresario de Osuna Álvaro Moreno , que tiene 70 tiendas de ropa masculina en varias ciudades, supo que tenía que reciclarse. «Nuestra prioridad absoluta siempre ha sido cuidar la salud de todos los miembros de la gran familia de Álvaro Moreno, tanto trabajadores como clientes, y tomar todas las medidas necesarias para reducir sus consecuencias negativas», explica.
Por eso, «en un primer momento cerramos nuestra sede central y nuestras tiendas y paramos la producción, como medidas de precaución, y más tarde implantamos el teletrabajo en aquellas áreas que podían llevarlo a cabo. Y, enseguida, movidos por nuestro espíritu de “Tiendas con Alma”, vimos claro que esta situación había que afrontarla con unión, solidaridad, esfuerzo y creatividad». A partir de ese momento se centraron «en ayudar en la medida de nuestras posibilidades, por un lado ayudando a la producción de mascarillas y batas de protección y por otro donando EPIs y todo tipo de material a los profesionales sanitarios andaluces. En total, una donación de más de 40.000 mascarillas, 4.000 batas de protección y 1.000 EPI’s completos».
Por otro lado, y además de implantar todas las medidas necesarias en las tiendas, pusieron todos sus esfuerzos en la venta online «para mayor comodidad y seguridad de nuestros clientes», lo que ha permitido a la empresa actualizarse en el ámbito digital en tiempo récord.
«La inversión en digitalización es continua y amplia, por ejemplo hemos lanzado una nueva App para que la experiencia de compra sea mucho más fácil e intuitiva a través del Smartphone u ordenador. Así, el cliente puede tener la experiencia de ver el producto directamente como en la tienda pero con la comodidad de la compra online y envío a casa», explica. El proceso de reinvención ha culminado con la llamada «Omnicanalidad» , que consiste en poner a disposición del cliente la posibilidad de comprar, desde cualquier punto de venta, artículos online para poder recoger en tienda o enviarlo a casa, todo a través de Kioscos o Tótem interactivos, tablet u otros dispositivos. En sólo seis meses el negocio ha tenido que recomponerse en todas sus estructuras. Pero la facturación no ha bajado.

Curro Alemán, entrenador personal
«Ya tenía un proyecto para ampliar el entrenamiento personal al aire libre, pero la pandemia lo ha precipitado todo»
Los entrenamientos al aire libre eran apenas un complemento en el trabajo habitual de Curro Alemán, técnico superior de actividades físicas y deportivas , con más de quince años de experiencia. La mayoría de sus clientes eran abonados de gimnasios que seguían las pautas en cada sesión, pero la pandemia de Covid-19 terminó por completo con este modelo. El cierre de estos negocios durante los meses de confinamiento y las dificultades posteriores para abrir por el riesgo de contagio complicaron la situación y este profesional, de 42 años, se agarró a aquella experiencia que había iniciado con varios grupos en parques y plazas de la ciudad para iniciar una nueva etapa.
«Por suerte, no partía desde cero. Ya había empezado a trabajar en la calle haciendo entrenamiento funcional con distintas personas», comenta. De hecho, su intención era especializarse en esta modalidad fuera de los espacios cerrados e incluso hacía tiempo que había dejado de hacer trabajos como monitor para centrarse en la atención personalizada, pero la crisis lo ha precipitado todo.
Ahora su principal ocupación es el entrenamiento al aire libre, que tiene menos estabilidad económica, pero «resulta mucho más gratificante», confirma. Su intención es ir desarrollando nuevas disciplinas y ampliar el catálogo de servicios incluyendo yoga, pilates y ejercicios de boot camp, que es un tipo de entrenamiento militar para tonificar el cuerpo y ganar fuerza y resistencia. «Ahora está muy de moda y se suele hacer en la calle. De hecho, el grupo que tenía antes de la pandemia era de esta modalidad», apunta.
Curro Alemán, que jugó durante varias temporadas en el Ciencias y llegó a ser internacional de rugby , asume sin pesar que «no hay otro remedio que reinventarse para seguir a flote». «Llevo años trabajando en esto, tengo varias certificaciones y no es la primera vez que me veo obligado a cambiar el paso». Comenta que «cuando tu lugar de trabajo son parques y plazas como las de Sevilla, la motivación es doble». Igualmente reconoce que «esta tendencia es cada vez más fuerte» y confía en que crecerá la demanda porque hay una preocupación por la salud y la estética, que se suma al temor al contagio en lugares cerrados. No obstante, este profesional del deporte no cierra las puertas a volver a los gimnasios en cuanto se normalice la situación.
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